Capítulo III: Un baile arriesgado

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Narradora:
Habían pasado dos días y las noticias volaban por el aire, que rápidamente llego a oídos de una chica de cabello castaño, con un mechón blanco , sus ojos verde azulado tan únicos y especiales, y su piel era de tez morena clara
.

Elsa, lo siento mucho. - cerro sus ojos tan fuertes para evitar derramar una lagrima, pero le fue imposible. - te prometo que si aquel hombre no es para mí, iré el día de tu boda y seré yo quien se case, para que tu vuelvas con el amor de tu vida. - Anna tras esas palabras trato de llorar en silencio, pero era imposible, ella jamás quiso que Elsa fuera la que terminara pagando sus errores

Anna no escapo por capricho, ella escapo por que encontró alguien especial en su vida, alguien que la amaba tal y como era, alguien que no sabe que ella es princesa de Arendelle, alguien que no conoce sus riquezas, solo era Anna.

Vamos Anna, ya casi llegamos a casa. - Le hablo el chico castaño a Anna y ambos se tomaron de las manos, aunque Anna se aferraba a él, porque tenía miedo que ese amor no sea el correcto.

Claro, vamos Hans!.- hablo la hermana menor de Elsa quien ahora escondía sus apellidos, al igual que su rostro.

Narra Jack:

Estaba escondido mirando a Elsa, ella parecía batallar al usar tacones e incluso sus rodillas podían verse con un poco de sangre, ya que el vestido que traía puesto se podían ver algunas manchas de sangre atravesando aquel vestido largo y azul, ya que sus tropiezos eran muy frecuentes.

Me daba un poco de lástima porque en las noches se podía escuchar los lamentos de ella, aunque tratara de hacer el menor ruido, siempre podía escucharla, al parecer era como si estuviera pidiendo ayuda, pero nadie puede escuchar su llanto. Sin embargo, cada mañana sonríe como si fuera la mujer más feliz del mundo, tal vez jamás la entienda, pero me da rabia que esconda lo que realmente es ella, aunque me pregunto ¿Hiccup conoce ese lado triste de Elsa?, aunque lo dudo, ella parece guardar todos sus sentimientos.

Camina un poco más firmé. - dijo mi madre, quien ordenaba más y más a Elsa, haciendo que llegará a su límite. - Eres una reina y no sabes usar tacones. - agarró un abanico y empezó a echarse aire mientras cerraba sus ojos. - eres una decepción para el reino Arendelle como para los Overland. Me retiro, pero espero que cuando vuelva, sepas usarlos a la perfección. - vi que mi madre se retiraba de aquel salón y salí de mi escondite para ver a Elsa.

Mira tus rodillas. - camine hacia ella mientras acomodaba mi corbata y después metía mis manos en mis bolsillos de mi pantalón. - ¡son un desastre!, al parecer eso no es lo tuyo. - la miré de reojo. - por qué no te rindes y te vas a divertir un poco.

Lo seguiré intentando, no puedo escuchar tus palabras de manipulador. - empezó a caminar y al parecer lo estaba haciendo bien. - vez yo puedo hacerlo. - empezó a caminar hacia mí. Y poco a poco se acercaba, pero cuando estaba a punto de llegar se tropezó. Al parecer esta vez no iba a caer de rodillas y tampoco metió las manos para amortiguar el golpe, así que la atrapé antes de que cayera, ya que no quería que se diera un fuerte golpe en la cara.

¡Al parecer no puedes manejarlo!, además de que después de aprender a usar esos tacones, deberás bailar. - la levanté y enlace mi mano derecha con la de ella y con mi mano izquierda, lentamente la puse en su cintura. - así que bailaremos mucho a partir de que aprendas a manejar algo básico.

Empezamos a bailar un poco lento y en muchas veces, ella pisaba mis zapatos, encajándome sus tacones. Pero solo era cuestión de segundos para que ella tuviera al mismo ritmo que yo y cuando lo tuvo empecé acelerar el paso y pude ver cómo reía, reía de felicidad y está vez no era una risa falsa. Al tenerla cerca pude ver sus labios color rosa, sus hermosos hoyuelos que se le hacían al sonreír, sus pestañas largas y negras, y lo que más me gustó, fueron esos ojos azules intenso que me hicieron pasar un poco de saliva a mi garganta seca, pues me ponían nervioso y me hipnotizaban.

Estoy bailando. - dijo mientras se reía. - Anna no me lo creería. - no pude evitar reírme por sus palabras ¿Tan mala era bailando? Sin embargo, me había desconcentrado en el baile y pisé su vestido azul, pues era un poco largo. Ella se tropezó, pero me agarró de la corbata y caí encima de ella.

¿Estás bien Elsa? - le hablé, pero ella solo soltó un disimulada risa y la miré fijamente, y poco a poco me acerque a sus labios, ella estaba sorprendida pero cuando nuestros labios rozaron me detuve por qué recordé a Anna, recordé su sonrisa, sus palabras, su aroma. - ¡Lo siento mucho!, perdón por quitarte tu tiempo, deberías seguir con lo que estabas haciendo. - me levanté y salí rápido de aquel salón, no podía mirarla, no ahora que estaba a punto de hacer aquella estupidez.

STORY I: ¿Señora Overland?|| JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora