Capítulo IX: La reina se ha enamorado

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Narra Elsa:

Escuche el sonido del barco y decidí salir de mi habitación, y mire que el barco ya había llegado a su destino. Estaba triste y sentí un hueco en el corazón, quería llorar, pero estaba tratando de aguantar aquellas lágrimas. No pude dormir ante las palabras de Jack, los recuerdos que pasé con el me atormentaba y me hacían dudar de mi amor por Hiccup. Dudaba si tenía que pelear por Jack contra mi propia hermana, pues no la quería cerca de él. No me imaginaba una vida donde él se casará con mi hermana menor ¡Estaba celosa!

Alce mi vista al escuchar como llamaban mi nombre. Ahí estaba mis padres y mi hermana en aquel muelle de madera esperando que bajara de aquel barco.

Nos están esperando. - escuché esa voz ronca atrás de mí y solo pude hacer una sonrisa falsa. Había llegado el momento de cortar los sentimientos de amor que habían surgido con el Rey Frost.

Bajamos de aquel barco y mi corazón parecía estar volviéndose loco, dolía más y tenía que decírselo, era mejor decirle ahora antes de que lo perdiera. - Jack, sobre la pregunta que me dijiste en el barco... yo quiero. - Estaba por decirle la verdad, quería huir con él, pero mi hermana corrió hacia Jack y lo abrazo mientras empezaba a llorar.

Perdóname mi príncipe encantado. - escuche a mi hermana menor diciendo todo eso, ella parecía tener una buena relación con Jack.

Yo también te extrañe Anna. - hablo Jack y la abrazo, pero después me miro. - ¿Querías decirme algo Elsa?

Sí, quiero decirte algo. - estaba un poco asustada, pero tenía que hacerlo, pero mi padre hablo y me llamo. Mis esperanzas cada vez se iban.

Elsa, ¿Por qué no has venido a saludarnos? - bajé mi mirada y fui directamente a ellos, ambos me abrazaron, pero susurrándome unas palabras que me hicieron perder toda esperanza. - No intervengas en el matrimonio de tu hermana. Tú no eres nada para él.

Narra Jack:

Mire a Elsa, ella parecía estar temblando, sabía que algo estaba mal, pero no podía ayudarla, no en este momento. - Vamos al castillo, han de estar un poco cansados al esperarnos de nuestro viaje. - ellos aceptaron y la guardia Overland vino a escoltarnos para llegar a salvo al castillo. En todo el camino Elsa estaba callada nunca dijo nada y eso me preocupaba.

Cuando llego la noche y todos dormían decidí que era el momento perfecto para hablar con ella. Toque su puerta y ella abrió, tenía sus ojos hinchados de llorar, su cabello estaba suelto y tenía un pequeño vestido transparente haciéndome poner un poco rojo. - ¿Te encuentras bien?

Rey Overland, Muchas gracias por preguntar ¡estoy bien!.- hizo una sonrisa forzada y bajo su mirada.- debería ir a dormir, hablemos mejor temprano ya que a estas horas se puede malinterpretar la situación.- trato de cerrar su puerta pero rápidamente la detuve y me metí a su cuarto, cerrando aquella puerta de madera con seguro para que nadie más pudiera entrar.

No me importa si lo malinterpreta, ¡Este es mi castillo! - abrace a Elsa y ella me respondió el abrazo, se aferraba a mi camisa y yo solo acariciaba su cabello. - tranquila todo estará bien.

Jack yo quiero huir contigo. - susurro y una sonrisa se formó en mis labios. - ¡No quiero verte con Anna!

¿Estas celosa pequeña? - solté una pequeña risa.

Claro que no ¿Quién estaría celosa por ti? - empezó a hablar un poco fuerte así que decidí callarla con un beso.

Eres ruidosa lo sabias. - la cargué y la acosté en su cama para después envolverla en una sábana por completo.

¿Qué haces? Por qué me estás enrollando. – No pude dejar de mirar sus expresiones, pues cada una de ellas me gustaba.

No quiero que nadie te vea así!.- le dije mientras mi cara ardía.- Estas casi semidesnuda con eso transparente, puedo ver tus bragas.

¡Y tú que estás viendo! - su cara se puso roja y voltee a otro lugar. - ¿si Anna tuviera algo puesto así también te pondrías así?

Quien sabes, tal vez sí. - hable en voz baja y la mire. - pero lo malo es que tú me vuelves loco ¡Quiero que seas solo mía! - me subí encima de ella.- dime que me amas.- escondí mi cabeza en su hombro y pude oler su fragancia a fresas penetrando mi fosas nasales.

¡Te amo! - Ella respondió tan dulcemente y me abrazo para acercarme más ella. - Así que no me dejes.

Sentí su respiración en mi cuello, y rápidamente le deposité otro beso mientras ella quitaba mi ropa dejando a la vista mi abdomen. - Si me lo hubieras dicho antes, hubieras podido hacer todo el ruido que quisieras. - soltó una risa juguetona. - Ahora tenemos que ser silenciosos.

Quite la sábana de ella para apreciarla más, se veía tan hermosa, su pelo rubio y ondulado la habían ver como una diosa, y esos ojos tan inocentes me hacían volverme cada vez más loco por ella. Baje mi mano para quitarle lo poco de ropa que tenía. Tragué un poco de saliva no sabía cuánto más podrá contenerme pues quería hacerla mía pero no de la forma agresiva si no con el cuidado que ella merecía. O mejor dicho que mi esposa merecía.
Bese cada parte de su cuerpo y pude escuchar como soltaba unos gemidos haciendo que mi cuerpo ardiera más.- Elsa, puedo?.- mire que ella asintió toda agitada y eso me hizo sonreír ladeadamente. Metí mi miembro en ella y pude ver qué soltó un quejido y rápidamente le di un beso en la frente. - ¿Quieres que me detenga?- pregunté y ella negó.

No quiero que te detengas. - hablo agitada, y se aferró a mi espalda, mientras me movía lentamente. El lugar se volvió un poco caliente, ambos estábamos desnudos en aquella sábanas blancas, ninguno quería detenerse y mucho menos separarnos pero teníamos que hacerlo antes de que el sol revelara nuestro secreto...

STORY I: ¿Señora Overland?|| JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora