Todo iba tan bien, quiero decir, mi vida había sido tan normal durante estos últimos 16 años. Los mismos amigos, la misma escuela, incluso la misma rutina de todos los días.Pero claro, algo tenía que cambiar mi vida.
Todo empezó una mañana: cuando me enteré que mi mejor amiga se mudaría, fue tan rápido, fue un balde de agua fría. Yo lo tomé... Algo así:
—Holaaaa, ay sí, sé que me extrañaste. Oye, no sabes, me desperté esta mañana y.., bueno obvio que me desperté si no no estaría hablando, pero...
—Emm... sí, sí claro. Pasa que —me dijo nerviosamente— me mudaré.
—¡¿Qué?!
Bueno, claramente no me lo dijo tan directo, pero yo me lo imaginé así probablemente porque me impactó tanto que anulé en mi cerebro todo lo demás. El hecho de que se mudara significaba una cosa: No estaría en la misma escuela y por ende no la vería casi nunca, entonces ¿Con quién rayos iba a hablar? ¿A quién le iba a contar todas mis desgracias por mi torpeza? No digo que no tenía amigos, nada de eso, es solo que a ella le podía confiar todo y la verdad hablábamos de cualquier cosa, por más trivial que sea.
Siento que eso fue el inicio de todo.
—Bien, este no es el fin del mundo— me dije mirándome al espejo.
—Mmm nop, no lo es, pero sí es el fin de tu mundo —me dijo mi conciencia.
—Shhh, trato de motivarme.
Bien, llámame rara o lo que sea pero esto pasa a diario, una suerte de guerra fría entre mi conciencia y yo: la primera tratando de ganarme siempre, pero sin llegar a grandes daños. Motivador.
No sé si exageré en ese momento, pero lloré. Claramente nadie se dio cuenta, soy la clase de persona que te sonríe y todo, pero si algo anda mal se va directo a su habitación a llorar en silencio.
Al día siguiente decidí hacer algo, necesitaba hablar con alguien, buscar a alguien o simplemente que me encuentren.
Y así empezó el juego, un juego que en ese momento imaginé infinito, pero que tenía un game over. Si tan solo hubiera sabido que ese game over iba a ser tan doloroso, no sé si habría empezado el juego, y nunca lo sabré.
Ese fue un año de altos y bajos, un año diferente. Viví muchas experiencias, pero al final terminé destrozada. Llamé a mi mejor amiga el último día del año y le conté algunas de las cosas que había pasado, ella me recomendó algo al inicio:
—Un psicólogo —aseguró.
—¿Estás loca? Sabes que no se me da hablarle a un desconocido.
Ella me miró con cara de ¿en serio?
—Me refiero... que no le tenga tanta confianza y mucho menos de temas personales.
Así fue como me negué rotundamente a ir a un psicólogo, ¡no lo necesitaba! No tenía nada, solo estaba... Deprimida, muy deprimida. Y ahí fue cuando me recomendó la segunda opción:
—Ay eres tan terca —me dijo burlonamente— bien, pero debes desahogarte de alguna forma, los psicólogos escuchan tus palabras, lo que les dices y te vas desahogando poco a poco. Pero ya que no quieres hablar... —No, no quería, habían muchas cosas que no lograba contarle ni a mi amiga—¿Qué tal si escribes? Eso te ayudará a desahogarte.
—¿Escribir? Pero, sabes que el computador está malogrado y además no creo que funcione...
—Inténtalo, ¿sí? y no necesitas algo digital, escribe con lo que encuentres a la mano.
Al regresar a mi casa, tomé su consejo y decidí intentarlo. Al final ya no tenía nada que perder, pues sentía que ya lo había perdido todo. Examiné mi habitación y lo primero que vi fue un lápiz y una hoja de papel.
Sonreí cansada para mis adentros —bien, aquí vamos.
Y empecé a escribir.
********
Holaa, esta es la historia de Katlyn Anderson, su vida, o como ella lo llamaría: su supervivencia. Pronto todos se darán cuenta lo que un simple lápiz y un papel pueden hacer. ¿Qué será? Sigan leyendo :p
Agradecería bastante que comenten y dejen su voto :)
Kheiffen.
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Lápiz y Papel ©
Короткий рассказ"Al regresar a mi casa tomé su consejo y decidí intentarlo. Al final ya no tenía nada que perder, pues sentía que ya lo había perdido todo. Examiné mi habitación y lo primero que vi fue un lápiz y una hoja de papel. Sonreí cansada para mis adentros...