"La vida es hermosa en tanto oculta secretos que todavía no hemos podido descubrir. Entonces, ¿qué ocurre cuando los descubres?"—¡Vamos, salta! .... —perdí— ¿es en serio dinosaurio?
Me encontraba buscando qué película ver en el ordenador de mi padre, ya que hoy iría al cine con Álex, pero por alguna razón el Internet no funcionaba así que le mandé un mensaje al castaño para que él decidiera la película que veríamos.
Pero hasta que me confirmara el horario, tenía que hacer algo y Google + No internet = Dinosaurio no extinto saltando cactus y esquivando aves. La fórmula de la felicidad, definitivamente. Por favor nótese el sarcasmo.
Mi celular vibró sobre el escritorio, era un mensaje.
Aleeex: Heyy, Kat, ¿estás ahí?
Yo: Sip, ¿encontraste la película?
Aleeex: ¿Tú encontraste tu Internet?
Yo: ¿Y tú encontraste tu cerebro?
Aleeex: Auch, al menos tengo Internet. Y sí, encontré una película, pero empieza a eso de las 6 pm.
Eran las 5.30 pm
Yo: Perfecto, entonces ven ahora ¿no?
Aleeex: Mmm... Estaré en 10, ¿te alistas en ese tiempo?
Yo: Ay por favor, obvio y con tiempo de sobra.
Seguí jugando, hasta que faltaban 5 minutos, y decidí alistarme. No necesitaba tanto tiempo para eso, algunos minutos bastaban.
Aleeex: Ya estoy abajo ;)
Tomé mi celular, dinero, las llaves y salí.
—Hola.
—Hola.
Em...
—¿Vamos?
En el camino lo sentía raro, incluso algo nervioso.
Como si estuviera ocultando el mayor secreto del universo.
Uno que pronto develaría.—¿Por qué estás tan callado?
Pareció salir de su ensimismamiento.
—¿Qué? No para nada, solo... —se agarró el cuello, gesto que hacía al estar nervioso.
Y dijo algo más, tan bajo como un murmullo, parecía habérselo dicho más para él que para otra persona.
Escuché el bajo tono de su voz, mas no logre identificar lo que dijo. Decidí simplemente no preguntar, de todas maneras no me lo diría.—Entonces...
Sentí su mano sobre la mía, impidiendo que cruzara la pista. No me había fijado en el auto que venía a toda velocidad.
—¡Santo refugio de los autos clandestinos! —¿qué le pasaba a ese auto?— Gracias.
—No hay de qué —rió.
Quise seguir avanzando, pero me di cuenta de algo: Una mano sobre la mía. No la había retirado.
—Hay que apresurar el paso o llegaremos tarde —le dije al tiempo que separaba mi mano de la suya con cautela.
Al llegar al cine, no hubo una larga cola esperando, felizmente; por el contrario, muy pocas personas compraban sus entradas para disfrutar de una película. En ese momento me pareció perfecto, pues odiaba que hayan tantas personas en el cine.
Cuánto hubiera querido que ese día sea todo lo contrario, aunque lo odiara.
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Lápiz y Papel ©
Short Story"Al regresar a mi casa tomé su consejo y decidí intentarlo. Al final ya no tenía nada que perder, pues sentía que ya lo había perdido todo. Examiné mi habitación y lo primero que vi fue un lápiz y una hoja de papel. Sonreí cansada para mis adentros...