Capítulo 1: Depresión

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" Y hay veces que siento desmayar... ¿Sabes lo que es eso? Cuando flotas en el mar de los recuerdos tratando de no hundirte en ellos, pero es imposible. Las fuerzas se acaban, y lo que soportas todo un día, de noche se derrumba; me hundo en lo más profundo de tus recuerdos... ¿Qué digo tuyos? ¡Nuestros recuerdos! Aquellos que nadie puede quitar: ni el tiempo, ni la distancia. "

Sí, esa soy yo, Katlyn Anderson, o esa llegué a ser luego de un suceso, o mejor dicho: Una persona.

Conocí a Fredick una tarde después de la escuela, cuando aún me sentía mal por no tener a Amy, mi mejor amiga, a mi lado.

—Hola disculpa, ¿sabes donde queda una heladería cerca? 

—Em... Sí, no, digo ¿Qué? ¿Me hablas a mí?

—No no, le hablo a todas las personas alrededor tuyo.

La calle estaba desierta.

—Aha, muy chistoso; bueno una heladería muy buena esta de frente 3 calles, luego doblas a la derecha, sigues hasta llegar donde un policía que siempre está ahí, es muy fastidioso por cierto, simplemente lo evades lo mejor que puedas; a continuación doblas a la izquierda siguiendo el cartel rojo y...

—Sí... Claro —no se veía convencido, vamos no soy tan mala dando direcciones, ¿O sí?— Mira, ¿qué tal si me acompañas para que me guíes en el camino?

Ni loca, era un desconocido y además tenía un bol gigante de palomitas esperándome junto a un maratón de documentales enigmáticos de History Channel en mi casa. Me niego rotundamente.

—Mmm pues, lo siento pero tengo muchos exámenes mañana y debo irme ahora mismo...

Me miró incrédulo; vale, la verdad no soy buena para las mentiras... Que ironía.

—Qué lástima, justo hoy me sobró cambio y pensaba invitarte un helado, pero bueno los estudios primero ¿verdad?

¡Cielos! Dio en el clavo, en mi debilidad: Los helados, y los de Smoothfast eran LOS MEJORES.

—Pues... En ese caso, ya estudié un poco y un helado nunca se rechaza—Regla #2 de mi manual de supervivencia.

Sonrió. Y desde ese momento supe que me enamoraría de su sonrisa, ahora que lo veía mejor, era muy atractivo en todos los aspectos posibles.

Así nos conocimos más día a día y podíamos platicar de cualquier cosa. Y en cuestión de meses, me enamoré perdidamente de él.

Lápiz y Papel ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora