Casi en fin.

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(Abril, en los juegos)

-¿Usnavy?- preguntó Abril, volteando a ver a su amiga.

-Mira que hermoso paisaje- dijo el ángel, que se encontraba sentada bajo un gran árbol —Es triste, saber que... pronto no podré disfrutar de todo esto

-No digas tonterías- le pidió Abril mientras se acercaba a ella.

Pudo notar que la herida en el hombro de su amiga comenzaba a sangrar nuevamente, Abril hizo una mueca de disgusto y Usnavy lo notó, tomó un extremo del vendaje improvisado que Abril le había hecho y poco a poco fue descubriendo la herida. Una marca roja que atravesaba su piel, de un tamaño bastante notable, la sangre emanaba y no había forma de detenerlo. Usnavy revisó su herida con más detenimiento, pudo notar su propio hueso, la herida era demasiado profunda, no había forma de curarse.

-Es inútil, Abril- dijo el ángel mientras su amiga humana volvía a poner el vendaje —No vale la pena perder tanto tiempo, por favor, vete, si te quedas aquí Lancelot te encontrará

-¿Qué hay de ti?

-No hay mucho que puedas hacer por mí, solo sobrevivir

-No te dejaré si es eso lo que quieres

-Abril, hoy es el noveno día, los juegos acabarán, y todavía quedamos tres participante, si dentro de las próximas dieciocho horas dos de nosotros no han muerto puedes apostar que todo empeorará

-¿Qué puedo hacer?

-Sobrevivir- cerca de ellas se empezaban a escuchas algunas pisadas, los arbustos se movía y se escuchaba al metal chocar con la madera —Abril, yo distraeré a Lancelot para que puedas escapar, arma un buen plan, así podrás matarlo y salir de esta pesadilla

-¿Yo matar?- la voz de Abril se fue apagando poco a poco —Podría dejarte sola, sabes que puedo, no quiero, pero por favor, no me pidas acabar con él, no puedo... ¿Cómo quieres que yo mate a alguien? No es como me educaron

-Típico de los humanos- rio Usnavy —No tienes otra opción

-Para ti es fácil decirlo, desde pequeña has sido un ángel de la muerte, no tienes miedo de matar a alguien porque es tu trabajo

-Entonces finge ser yo... mátalo por mí ¿Sí? En mi nombre, por todo lo que he hecho por ti, tienes que hacerlo

Lancelot se encontraba a muy poca distancia de ellas, Abril, con una lágrima cayendo por su mejilla, se levantó y se fue corriendo, dejando a su amiga, a la única, en manos del destino.

Abril no escuchó nada durante un buen rato, se preocupó por Usnavy, sentía que había hecho mal al dejarla, pero las palabras del ángel eran ciertas, solo uno puede sobrevivir en este juego de muerte.

De repente, se escuchó por los aires una vos demoniaca que decía —Dos competidores, quedan únicamente dos competidores, buena suerte a ambos- luego, una risa maléfica que estremeció todo el lugar.

-Llegó la hora- se dijo Abril  a sí misma, mientras observaba a su alrededor y recogía todas la lianas que encontraba.

* * *

(Valeria, Dimensión humana)

-Dicen que Abril se fue a vivir a Francia

-Yo más bien pienso que decidió escaparse

-¿No tenía novio?

-Es lo más probable, jamás imaginé que fuera ese tipo de chicas

-¡Ya basta!- gritó Valeria mientras se volteaba de su asiento.

Ella y Jess se encontraban en un café muy popular, donde casi todos los estudiantes iban después de la escuela y los fines de semana. Valeria estaba harta de que se hablara tan mal de su amiga y ella no pudiera hacer nada al respecto.

Los juegos de Mohamed [Crónicas de Abril #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora