Quimeras, ángeles y hechiceros

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Después de estar lejos de la vista del público, Marcie abrazó fuertemente a Abril, cualquiera que la hubiera visto quedaría sorprendido, pues ella era de las chicas que jamás mostraban sus sentimientos, lo único que mostraba era su seriedad y de vez en cuando su inconformismo, que le mostrara tal muestra de afecto a un humano era difícil de imaginar viniendo de Marcie, y ese sentimiento de confusión se multiplicaba por un millón si se hubieran enterado de que era una gran amiga de la humana.

-Lo siento cariño, no sabes cuánto lo siento- decía una y otra vez abrazando a su amiga humana —Si me hubiera quedado contigo no te habrían elegido, debí pelear contigo y oponerme a marcharme- las lágrimas le comenzaron a caer por sus mejillas, y como por arte de magia, el delineador de ojos negro que tenía no se corrió, al contrario, parecía que se había vuelvo más intenso.

-El "hubiera" no existe- dijo Abril sonriéndole a su amiga y respondiendo a su abrazo —Pero te agradecería que me ayudaras

-Claro ¿Qué necesitas?

-Para empezar, aprender artes marciales, no sé nada de eso, no puedo defenderme, sin mencionar que soy la más joven y por lo visto la más débil, estoy completamente indefensa, lo primero que querrán hacer cuando empiecen los juegos será matarme

-Olvídate de eso- contestó Marcie mientras se secaba una lágrima con el dedo índice —Lo que tú necesitas es aprender a sobrevivir

-¿Cómo?

-Sí, si te enfocas en luchar lo más probable es que pierdas, ya que como has dicho, eres débil, primero sobrevive y que los demás hagan el resto

-Está bien

-Perfecto, ahora sígueme, en cuanto antes comencemos mejor preparada estarás

-Espera, debo reunirme con mi consejero

-¿Michael? Descuida, está obligado a reunirse con nosotras

Abril miró a Marcie, su aspecto era el de un rato antes, no parecía que había llorado, tampoco que se hubiera preocupado, simplemente era ella, la misma que conocía, se sentía aliviada de conocer algo sobre ese mundo, o mundos, mejor dicho.

Marcie llevó a Abril a una habitación repleta de libros, en su mayoría descuidados y viejos, las estanterías estaban llenas de polvo, una alfombra que años atrás pudo ser roja, decoraba la entrada, mesas en el centro de la habitación y libreros que las rodeaban, en cada mesa se encontraba una vela que iluminaba bastante bien, a pesar de que el lugar era demasiado oscuro.

Abril se sentó en una de las mesas mientras Marcie buscaba una cantidad de libros indefinida, llegó hasta Abril con una gran pila de libros, al menos había diez de ellos, todos súper gruesos y grandes.

-Bueno, creo que esto es todo- comentó Marcie.

-¿Nada más?- Respondió Abril sarcástica —Marcie, esto es demasiado ¿Qué es todo esto?

-Bueno este libro te enseñará toda la vegetación comestible y/o peligrosa que exista entre todas las dimensiones- le pasó un libro verde a su amiga —Este te muestra cómo encontrar un refugio seguro — le acercó uno azul —Esos son los más importantes, pero prefiero entrenarte bien, así que busqué también un libro para que sepas todas las habilidades que tienen los demás participantes, este es para que puedas distinguir si llueve o no, uno para ver qué animales son inofensivos, y así

-No creo memorizar tanto

-No tienes que memorizar nada, solo saber cómo sobrevivir hasta que todos estén muertos

-De acuerdo, será mejor que empiece

-Por supuesto

-¿Por dónde empiezo?

Los juegos de Mohamed [Crónicas de Abril #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora