Capítulo XLIII: Interludio

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¡OMG, estoy actualizando!

Jejeje sorry, tenía que hacerlo.

Como saben, hasta hace poco había estado enfocada en terminar la segunda parte de "La ciudad de los recuerdos", y por eso esta historia había sido puesta en pausa "no oficial". Luego de terminar Una princesa rebelde tuve que leer todo lo que había escrito en el tercer libro para no cometer una burrada y no es hasta hoy que terminé el capítulo que hace tanto les prometí :c

En fin, agradezco mucho a todos su paciencia. Personalmente me gusta mucho cómo quedó el capítulo, pero bueno, la decisión final la tienen ustedes. Muchas gracias a todos por leer, y no olviden votar y comentar :D

À bientôt! (Espero)

Love,

Nikky Grey.

Editado el 14/09/15

Segunda edición: 02/10/19

Capítulo XLIII:

Interludio:

"Y fuimos desde entonces fantasmas
─nada más que fantasmas─"

Silvia (fragmento), poema por Hesnor Rivera.

Dorian tuvo la impresión de que era una sombra, humo espeso que flotaba en espiral en una oscuridad húmeda. Tuvo la impresión de nadar en un océano infinito, flotando a la deriva, sin emoción alguna. De ser nada y todo al mismo tiempo, de que el tiempo no existía, o había dejado de ser importante. Fue aire, fue agua, y fue polvo. Flotó entre estrellas caídas como un cometa y se deslizó en el vacío sin fin de su conciencia en completo silencio.

Y tan rápido como había pasado de ser un hombre a ser nada, Dorian abrió los ojos y volvió a ser lo que había sido.

Se encontró de pie en un largo pasillo, uno que no había visto nunca. Las paredes estaban cubiertas de un papel tapiz desgastado, las rayas azules y doradas apenas visibles, y al suelo de madera le faltaban tablones y brillo. Supo que no se trataba del castillo, pues la reina siempre se había asegurado de mantener cada rincón de este en perfecto estado. Un corredor en semejante condición era algo que jamás se permitiría.

Además, algo en el lugar, a pesar de la ausencia de ventanas, le dijo que no estaba en casa.

El pasillo estaba repleto de puertas. Algo bastante normal en un pasillo, en realidad, mas estas eran distintas, cada una de una forma y un color diferente, y aunque opacas, daban la idea de haber sido deslumbrantes en tiempos anteriores. Comenzó a andar, detallando las puertas que pasaba mientras lo hacia: Había una azul en forma de media luna, otra amarilla en forma de estrella, una blanca y dorada como las del castillo de Laramet, otra verde en forma de pino...

Las paredes, notó al andar, estaban cubiertas de grietas que trepaban hasta el techo y lo habían resquebrajado en algunos puntos. Era como si la tierra al temblar hubiera sacudido la estructura.

¿Dónde estaba? ¿Qué mundo era ese? ¿Había muerto, acaso, y ese paraje desolado ante él era el destino de las almas al dejar sus cuerpos? ¿Era ese el paraíso destruido que estaba destinado a habitar hasta el fin de los tiempos?

Sus botas apenas y hacían ruido sobre la desgastada madera, y una brisa fría circulaba de un lado a otro, como atrapada en aquel espacio. En una de sus vueltas, trajo consigo un extraño presentimiento; una voz suave que sin palabras le dijo, claro como el agua, que a pesar de no haber estado allí en su vida, Dorian conocía ese lugar. Traía a su memoria una imagen borrosa, siluetas y colores en movimiento, casi con el ritmo del viento. Despertaba en su cuerpo un sentimiento de nostalgia, de anhelo, y de algo que, en un principio, no supo descifrar con exactitud.

Salvando Nunca Jamás (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora