Capítulo XLV: Todas las huestes del infierno

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¡Hola! He vuelto, y les traigo un nuevo capítulo. Espero lo disfruten :D

Faltan unos cinco para terminar esta historia (Update 02/10/2019: Esto, como sabrán ya, resultó ser una gran mentira) así que las cosas van a estar bastante movidas, jeje.

Muchas gracias a todos por leer, votar y comentar. De verdad aprecio mucho que sigan aún interesados en esta historia, con todo lo que me he tardado <3

Love,

Nikky Grey.

Editado el 14/09/15

Segunda edición 02/10/19

Capítulo XLV:

Todas las huestes del infierno:

"Son muy jóvenes para pelear contra tantos."

Harry Potter y las reliquias de la muerte, por J.K. Rowling. Capítulo 24, "El fabricante de varitas".

Simon fue el primero en ver las sombras. Se entretejían en la distancia, acercándose hacia ellos sin ningún apuro, y algo en la oscuridad que las formaba le dio muy mala espina.

Sin embargo, lo que fuera tendría que esperar. Estaban a medio camino del centro del barco, donde peleaban los dos magos (O lo que fuera Luke ahora, y lo que sea que clamara ser Nowe) y aún tenía que determinar si sus nuevos compañeros eran de fiar. Jane estaba con ellos, así que, de momento, tendría que confiar en su buen juicio. Pero, ¿qué hacia Jane Sullivan en esa tierra disparatada, con un trabajador del muelle de Londres de identidad dudosa, un enano pelirrojo de barba trenzada y un mago de cabello azul?

Tendría que preguntarle. En el minuto en que sus vidas no corrieran peligro, lo haría.

Si es que tenían algún momento de tranquilidad. Evadir a los piratas remanentes no era tan difícil como enfrentarse a todos juntos, pero tampoco era sencillo, tras haber hecho lo último. El chico estaba agotado, lleno de cortes que, aunque superficiales, eran bastante molestos, y con una quemadura en la espalda que le impedía girar la cabeza sin hacer una mueca.

Al llegar al centro del barco, fueron recibidos por una llamarada roja que, zumbando, pasó por su lado y fue a estrellarse a un punto detrás de él. El ruido que siguió le puso los pelos de punta: Una especie de ronroneo, como la carne que Arthur lanzaba todas las mañanas a la parrillera cuando llegaba la hora del almuerzo en el restaurante.

Simon se dio la vuelta, los ojos muy abiertos, y vio como una silueta alta, oscura y calcinada caía al suelo con un ruido seco.

─ Dios bendito ─murmuró, apenas consciente de que había hablado.

Arthur maldijo en voz baja, y los dos retrocedieron en simultáneo cuando el hombre, que habían creído muerto, extendió los brazos, delgaduchos y fragmentados como hojas de papel, y comenzó a arrastrarse por el suelo, hacia ellos. El muchacho no pudo evitar pensar en una araña: Un insecto enorme, asqueroso y moribundo que convulsionaba en el suelo en sus últimos estertores. Lo observó, medio en trance, mientras se acercaba, y cuando los ojos de la criatura se abrieron, y contempló al chico con sus cuencas vacías, una nueva emoción se sobrepuso a la conmoción.

Lástima.

Luke extendió la mano, y el chico de cabello azul hizo lo mismo, como si quisiera alcanzarlo. Chispas grises salieron de sus dedos, envolviendo al hombre calcinado en una nube de humo. Cuando el humo desapareció, Luke también se había ido.

Salvando Nunca Jamás (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora