Capítulo XXXVIII: Espejismos de la memoria

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¡Hola! Aquí les traigo el capítulo 38, espero les guste. Muchas gracias por leer, y no olviden votar y comentar :)

Bye!

Love,

Nikky Grey.

Editado el 09/08/15

Segunda edición 02/10/19

Capítulo XXXVIII:

Espejismos de la memoria:

"Ven, corderito, ven al agua,

Entrégate para que podamos vivir de nuevo.

Ven, corderito, ven a la masacre,

A los que están destinados a sobrevivir.

Te estamos llamando..."

Come away to the water, interpretada por Maroon 5.

Los piratas estaban teniendo un muy mal día, caminando de un lado a otro en busca de los prisioneros y tratando de alejar a las hadas que habían venido en su ayuda. Estas flotaban a su alrededor como luciérnagas, agitando sus alas nacaradas, tirando de sus sucios cabellos y lanzándoles nubes de polvo dorado que los hacían volar más y más alto como globos llenos de helio.

En las alturas, Simon se escondió tras una vela cuando uno de los hombres pasó volando por su lado, sujetándose de una de las ataduras para no perderse en la lejanía.

─ ¡Atrápenlas! –gruñó el marinero, de cabeza, y maldijo en voz baja mientras tiraba de la cuerda para descender.

─ ¿Lo ves? –preguntó Layla, flotando a su lado.

Riendo en voz baja, el muchacho bajó la mirada, dejando a las hadas en lo suyo. Entrecerró los ojos, forzando la vista para distinguir a Luke entre los demás piratas de ropas igual de desgastadas.

Luego de un rato, negó con la cabeza.

─ Quizás no está en la cubierta –sugirió.

─ No tardará en salir, entonces –alegó Layla─ El plan es sacarlos a todos.

Simon sonrió a medias, asintió y volvió a observar.

La idea de subir había sido de Layla, por supuesto. Era mucho más fácil encontrar algo cuando se miraba desde un mayor ángulo, y no tenían tiempo para revisar ambos barcos a pie —Por no mencionar que hacerlo sin ser descubiertos sería bastante difícil—. Había esperado entrar en pánico al comenzar a volar, pero para su sorpresa, una emoción revitalizante se apoderó de él en el mismo momento en que sus pies dejaron el suelo, y al ascender hasta lo alto del mástil más cercano del barco grande, lo sintió como algo que hubiera hecho toda su vida. Ahora, de pie sobre uno de los tramos, el muchacho tenía una vista perfecta del panorama en el que tan violentamente se había visto sumergido.

A pesar del caos a sus pies, el resto del mundo parecía estar en completo silencio, dormido en un sueño eterno desde tiempos inmemorables, como La Bella Durmiente. Algo de ese lugar antiguo, congelado y casi en ruinas lo dejó sin aliento. Se sorprendió a sí mismo alzando la mirada cada cierto tiempo mientras buscaba, o espiando la isla por el rabillo del ojo. En los borrones de su periferia, su imaginación pasó el tiempo coloreando ese mundo en blanco y negro. Extendió las ramas de los árboles, les dio vida y brillo y añadió hojas espesas a cada una, verdes, amarillas, naranjas. Siguió la línea de cada montaña y las arropó con un césped fresco y cubierto de rocío. Tiñó la arena salada y pálida con un dorado claro que era lamido por las olas de un mar azul intenso...

Salvando Nunca Jamás (#Wattys2015)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora