•Capítulo 17•

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~•Mikaela•~

No lograba ver nada, las incontrolables lágrimas que salían de mis ojos bloqueaban mi vista impidiendo ver al chico que trataba de consolarme, Yūichirō estaba abrazándome por los hombros y pasando sus dedos por mis cabellos, sentía que no me ayudaba en nada, no paraba de llorar y la desesperación me apresaba segundo a segundo.

Aun estaba en la cafetería en donde trabajaba, había personas que me conocían en este turno y no quería que me vieran en este estado, que Yūichirō me viera de esta manera ya era algo imperdonable para mi.

Quería irme a casa, deseaba más que nada estar solo este momento, pero los recuerdos viajaban por mi mente a gran velocidad, impidiendome pensar y razonar con claridad, en cierto modo quería quedarme entre los brazos del azabache, pero sentía que no era correcto, estaba seguro que yo era un desconocido para él, y él para mi.

-D-debo ir a-a mi casa- con dificultad pronuncié aquellas palabras al momento en que trataba de pararme de la silla en la que estaba sentado- Y-yūichirō...-.

-No Mika- detuvo mi acción empujándome a la silla deteniéndome bruscamente - no dejaré que te vayas en este estado -.

Acercó su rostro al mio lo suficientemente cerca para sentir su agitada respiración golpear contra mis labios, tomó mi mentón levantándolo ligeramente conectado nuestras miradas de una forma única, sentí una presión en el pecho al ver la preocupación en sus ojos, lo estaba asustando.

-¿Que tienes Mika?- preocupación pura se oyó al pronunciar aquella pregunta, sentí unas fuertes ganas de seguir llorando, y no lo pude contener-.

-Yū-ūichiro-o p-porfav-vor- coloqué mi mano por encima de la suya quien estaba en mi mejilla suplicándole con la mirada que nos fuéramos de ahí, no soportaría la idea de que alguien más me viera tan...vulnerable -.

Relamió su labio inferior apartándose de mi, nuestras miradas seguían conectadas. Su mirada verdosa me ayudaba a concentrarme y no derrumbarme ahí mismo.

-D-debo irme a mi c-casa, no est-ta muy lejos d-de aquí, así q-que...-.

-Te acompañaré- interrumpió mi oración diciendo firmemente lo pronunciado, sentí un escalofrío recorrer por mi espalda al escuchar su tono de voz-.

-N-no creo que...-.

-No retiraré lo dicho -frunció ligeramente el ceño luciendo intimidate, ante este gesto y sabiendo que no lo convencería de lo contrario accedí a que me acompañará hasta mi casa-.

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En el transcurso a mi casa, sufría en silencio mientras los recuerdos invadían mi mente con brusquedad y sin piedad, las lágrimas ya no salían de mis ojos pero estaba seguro que si no me controlaba estas saldrían con furia.

Autocontrola Mikaela, tienes que calmarte.

Repetía una y otra vez en mi mente, sin pausa, pero sentía que no me ayudaba en nada, el dolor seguía ahí y las ganas de llorar eran cada vez mas fuertes.
Llegamos al departamento y ambos entramos en completo silencio, las luces estaban apagadas, suspire aliviado cuando me di cuenta de que Lacus no estaba ahí.

Sentí la presencia de Yūichirō detrás de mi mirando fijamente mi nuca, trague saliva ante su mirada tan intensa, me sentía tan pequeño en ese instante pero, a la vez protegido.

Gire mi cuerpo en su dirección, una vez frente a frente sentí quemar mis ojos por la abundancia de lágrimas contenidas, trague nuevamente saliva, mis labios estaban resecos al punto de partirse, pero mi mente estaba perdida para concentrarme en el ardor de estos al estar de esa manera.

En una fracción de segundo el de cabellos azabaches me estaba abrazando, rodeo mi cuerpo con sus brazos en mi cintura, sentí su calor corporal rodearme de forma brusca, pero en el fondo lo agradecí, lo necesitaba.

-Tienes la libertad de desahogarte- sentí su aliento golpear mi oído al terminar de pronunciar lo dicho, me sorprendí al escuchar sus palabras, pero no pude contenerme-.

Abrase al chico por los hombros y escondí mi cara en estos permitiendo que lágrimas antes retenidas salieran de mis ojos con fuerza ya imposibles de controlar.

Lloré tanto, no había pasado eso en mucho tiempo que casi me había olvidado de esa cesación, no podía más, lloré más que la otra vez, recordé cada momento, cada lágrima derramada, cada momento de frustración, pero aún así yo era feliz, pero ellos mataron esa felicidad sin importarles que yo era un niño.

Uno muy indefenso

-❇-

Disculpen por el capítulo tan corto de hoy, no tuve imaginación para escribir más además de que sabrán que yo actualizo los domingos, esto solo es en esta oportunidad ya que tendría problemas en actualizar el domingo, si esto no fuera así, se quedarían sin capitulo esta semana y no quería hacerles eso.

Nos vemos! ✌

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