Todo su cuerpo temblaba sin control, el frío lo mataba silenciosamente y extrañamente a la vez le avisaba que cometeria homicidio contra el. Trataba de darse calor abrazando su cuerpo, pero de nada servia,lo llevaba intentando y perdió la cuenta cuando se frustró, quería gritar de impotencia, pero ya no tenia voz, esta se había quedado artás, en el camino recorrido consumido en la agonía de la desesperación.
Habían pasado dos dias desde que esos mal nacidos que llamaba padres lo arrojaron a la carretera con el auto en movimiento sin importarles si salia herido o no, hasta ahora, seguía sin entender la forma de pensar de los susodichos, simplemente le daba miedo saber que había ese tipo de personas en el mundo, sin nisiquiera una pizca de remordimiento, le daba rabia.
Su ropa había secado a medias, solo pararon horas desde que dejo de llover, y sabía que enfermería pronto.
El cansancio físico lo estaba consumiendo, había caminado bastante, contra el frío del invierno que hacia en esa temporada.
Recorrió el camino contrario que sus padres habían tomado al irse. Hace unas horas había visto los inicios de la cuidad, pero sabia muy bien que estaba lejos de casa, no conocía nada, estaba perdido, eso era más que obvio.
Sentía que el mundo le daba vueltas a cada paso que daba, no había comido o bebido nada desde hace mas de tres dias, sentía que se moría, su cuerpo le pedia a gritos un descanso pero el no queria parar porque sabía que si se detenía no volvería a continuar.
Después de tanto esfuerzo, se adentro en la cuidad, había descubierto que aquella carretera donde lo arrojaron era lo que separaba cuidad con otra, al principio le pareció raro que hubiera una carretera en medio de la nada, y que solo horas atrás hubiera visto la cuidad, mas adelante cayó en la idea de que se habia asustado por nada.
Era de madrugada cuando entro en la cuidad, la carretera que había seguido se perdía en el horizonte a cada metro que recorría, el frío aparecía que iba en aumento lo que le iba en contra a todo, y la ropa que llevaba no le servía de nada.
A su mente llegaron unos fragmentos de sus recuerdos que había almacenado cuando iba en el auto viento a través del vidrio las calles solitarias de esa tarde. Recordaba muy poco, no era lo suficiente para ubicar su posición en el mapa, no sabia que lugar era ese, ni cuanto duraría en averiguarlo.
Mordió su labio inferior ahogando un sollozo, frunció el ceño cerrando los ojos con fuerza para impedir el llanto que lo abordaba, su respiración se hizo pesada, era como si el aire se le denegara entrar en sus pulmones, cada vez se le hizo mas difícil respirar, hasta el punto de sentirse que se ahogaba.
–¿Que cojones haces ahí niño?– una voz brusca lo obligó a voltear la mirada en dirección contraria, alzó la vista y vio unos ojos negros mirándolo como si fuese mercancía recién empaquetada–.
–¿D-disculpe?– tembló al hablar, la mirada del hombre lo ponía muy nervioso, su presencia era aterradora, con solo mirarlo sabia que aquel tipo no le traería nada bueno –.
Este se acerco a el menor de manera amenazante, con pasos firmes y sin titubear, quedando frente a frente, agarro del brazo al menor con brusquedad causándole un irritable dolor en su extremidad.
–Tu vienes conmigo –arrastro al menor consigo a un callejón cual no se había percatado, trato de soltarse pero su fuerza era inferior a la del hombre, cuando mas se acercaba escuchaba a personas hablar muy raramente, eso le asusto –.
Cuando llegaron a una especie de cuadra, se percató de varias personas reunidas en círculo al rededor de unas bolsas de las cuales no sabia su contenido, aunque no le interesaba averiguarlo.
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• [ C A F E T E R Í A ] • YuuMika
Fiksi Penggemar-¡N-no! ¡a-aquí no y-yuu-chan..!- trataba se detenerlo mientras besaba mi cuello mordiendo sutilmente la piel que había ahí-. -Solo quiero tenerte de nuevo, Mika- dijo contra mi piel causandome cosquillas-. -¡P-pero estamos en la c-cafetería ton-nt...