—¿Es que no piensas decir nada? —Había pasado más de un minuto y yo seguía sin ser capaz de reaccionar. Debía tener más de 38 de fiebre, la mente a punto de explotar y no entendía lo que acababa de ocurrir.
—No... —Tartamudeé.— No sé qué decirte. No sé qué te pasa.
—¿Qué no sabes qué me pasa? —Gritó, me asustó tanto que retrocedí unos pasos. — ¿Dónde has dormido, Vero?
—Con Rai. —Me encogí de hombros desviando a la mirada a cualquier parte menos a los ojos de Claudia.
—Te lo voy a preguntar por última vez. —Suspiró hondo antes de seguir. — Dónde coño has dormido.
Me pensé la respuesta por unos segundos, pero tampoco tenía otra alternativa. La verdad no era factible decirla.
—Con Rai. —Repetí. En cuanto acabé la frase, la mano de Claudia volvió a impactar en mi mejilla. Como por un acto reflejo, agarré el brazo de Claudia con fuerza deteniéndolo antes de que su mano rebotase de nuevo contra mi cara.
—¡¿Qué coño crees que haces?! —Mi paciencia comenzaba a agotarse. Claudia intentó volver a atacarme, pero hice toda la fuerza posible para que no avanzase. Sus ojos se llenaron de lágrimas, gritaba de rabia sin decirme nada y me miraba con odio.
—Llamé a Rai anoche y tú no estabas con él porque me preguntó por nuestra jodida reconciliación. La que nunca vamos a tener. —Consiguió liberarse de mí y cayó a plomo contra la pared del salón.
Me quedé en silencio y tragué saliva. Desvié la mirada a un punto fijo del suelo, secándome las lágrimas con el dorso de la mano.
—Me fui a dormir a un hotel. Necesitaba estar sola. —Susurré. Intentaba mantener una mentira débil y vacía que sostenía una relación destruida. No era capaz de decirle a Claudia la verdad porque tampoco sabía si yo quería aceptarla del todo. Estar con Maca me daba toda la vida que siempre me había faltado, me quitaba el aliento y me hacía respirar a la vez, pero ya no me sentía capaz de arriesgarme por ella. Demasiado daño, demasiados años arrastrando su nombre con voz triste. Claudia me había dado todo lo que con Maca me faltaba, pero le faltaba todo lo que yo necesitaba de Maca.
Ella lloraba abrazando sus rodillas sin decirme nada más. Negó con la cabeza y dio un golpe seco con el puño en el suelo.
—¿Otra vez viene Maca a jodernos la vida, Vero? —Susurró ya sin fuerzas.
No supe qué decir. Quizás tenía razón, pero lo que había vivido la noche anterior con Maca hacía de todo menos joderme la vida. Cerré los ojos, necesitaba huir de la realidad durante unos segundos. ¿Qué coño estaba haciendo con mi vida? Había perdido completamente el control en pocas horas, había jodido todas mis oportunidades de tener una vida normal, de respirar tranquila cada día. La montaña rusa a la que me sometía Maca era imposible de resistirla durante más de unos meses, quizás lo que me hacía falta era la tranquilidad que me proporcionaba Claudia.
No reaccionaba. Seguía quieta y llorando en el suelo, sin moverse. Me agaché poniéndome en frente de ella. Con cierto miedo a su reacción, la rodeé con mis brazos y la abracé. Había perdido las fuerzas y no era capaz de luchar contra mí, ni contra nada de lo que nos estaba pasando. Apoyó la cabeza en mi pecho, rindiéndose y siguió llorando. Besé su pelo con cuidado, sentía que la hería solo rozándola.
—Lo siento. —Susurré en su oído. — Te quiero, te quiero mucho.
No dijo nada más, ni siquiera se movió. Lloraba y lloraba sin control sobre mi pecho y yo no era capaz de mantener la situación. Sentía mi cabeza a punto de explotar, estaba ardiendo de fiebre y necesitaba meterme en la cama y dormir. Sabía que en cuanto Claudia se recuperase no me dejaría quedarme, así que decidí tomar la delantera.
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Fiebre en la mirada [Maca y Vero // Hospital Central]
FanfictionCinco años más tarde, Madrid de nuevo respira mi aroma y las maletas vuelven al sitio de origen. Estoy de nuevo en el Central pero llevo mucho pasado encima.