Capítulo 16

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Scorpius jamás esperó, ni en un millón de años, que al abrir la puerta de su habitación en la Sala Común de Hufflepuff, fuera Albus quien se encontraba del otro lado. Se congeló, momentáneamente, sintiendo su corazón latir, tan rápido, que creyó que podría salirse de su pecho.

Albus Potter estaba allí, en la Sala Común dd Hufflepuff; mostrando una hermosa y maldita sonrisa, con sus ojos verdes resplandecientes, mirándolo como si fuese la única luz que se encontraba en la habitación. Como si fuese su luz. Era tan radiante, tan fresco, que a Scorpius le tardó unos momentos asimilar la paz que aquello le traía: que la imagen de Albus, parado en su puerta, sonriéndole, le daba. Era escalofriante, en cierto punto, saber todo el poder que le das sobre ti a una personas cuando estás enamorada de ella.

Espera, ¿Yo dije eso?

Sintió que, en cualquier momento, suspiraría y se lanzaría sobre el pobre chico, por lo que intentó tranquilizarse, aunque no le era muy sencillo debido a los pensamientos que revolotean en su cabeza (¿¡Estoy enamorado!?), pero aún así tuvo la fuerza de voluntad suficiente como para sonreír y alzar una ceja, incluso aunque por dentro estuviera en llamas.

--¿Qué haces aquí?

--Vine a verte--exclamó el otro, con obviedad, haciendo que su corazón diera un salto.

--Me refiero a la Sala Común--se apresuró a añadir, ignorando el comentario--, ¿Cómo entraste?

--Te lo contaré si me dejas pasar--contestó Albus, finalmente, sonriendo pícaro.

Scorpius se sonrojó, haciendose a un lado. Cerró la puerta con suavidad detrás de el, preparándose mentalmente para la respuesta al preguntar;--¿Y bien?

--Ya te lo dije, vine por ti.

--¿Por mí?, ¿Por qué ibas a venir por mí?--no podía creer lo nervioso que se sentía, había hecho solo una maldita pregunta.

Albus rió--¿Y por qué no?

Se acercó un poco a él. Scorpius imitó su risa, aunque salió algo temblorosa.

--Mmm, ¿Y qué quieres?

Albus se detuvo a pensarlo (o fingirlo, en realidad), volviendo su sonrisa más grande todavía y acortando la distancia entre ellos. Estaban tan cerca, que Scorpius podía ver las pequeñas pecas en sus mejillas; le hubiera gustado quedarse allí el resto del día, contando cada una de ellas.

Se alejó un poco, sacudiendo la cabeza y diciéndose, por décima vez, que sus sentimientos no serían correspondidos. Debía de quitarse de la cabeza aquellas locas fantasías que había creado en vacaciones, en aquel corto lapso de tiempo que había pasado junto a el, ya que lo único que hacían era ilusionarlo, lo cual, era lo último que necesitaba. Dudaba poder enfrentar una decepción o un rechazo por parte de Albus, le daba mucho miedo salir herido, por lo que prefería alejarse y mantener distancia. Estaba protegiendose, se decía, pero, en realidad, tenía miedo, mucho miedo.

Nunca había tenido a alguien como Albus en su vida, que se preocupara por él, se divirtiera o quisiera pasar el tiempo con el. Su vida siempre había estado llena, al menos luego de la muerte de su madre y, claro, a excepción de Cecil, de personas que lo trataban como su padre, como un inútil, sin valor, un error. Pero entonces llegó Albus, y Scorpius no podía creer que, de tan solo verlo, todas aquellas cosas que parecen estar mal desapareciesen.

--¿Qué es lo que quiero?--preguntó Albus, interrumpiendo sus pensamientos.

Cuando Scorpius levantó la mirada, se encontró con que la del otro se encontraba en sus labios. Se sonrojo.

--S-si.

--Te quiero a tí.

Y entonces todo pasó como un sueño, como una tonta cliché película de amor.

Albus se inclinó, acercándose lentamente, sus ojos cerrados. El corazón de Scorpius estaba descontrolado. Había esperado este momento por muchísimo tiempo, desde, incluso, antes de conocerlo, cuando el chico solo era su crush. No podía ni imaginar lo bien que se sentiría besarlo, tocar sus suaves labios...pero, ¿Y si lo hacía mal? Albus había besado decenas de otro labios, mientras que este seria su primer beso, ¿Que tal si no besaba bien, si al chico no le gustaba?, ¿Y si...?

Una cosa es segura, Scorpius no terminó de determinar aquel "Y si...", ya que Albus no le dio tiempo para continuar con sus inseguridades, sus labios se juntaron.

El beso fue lento. Tenía sus manos en su rostro, mientras que las de Albus lo rodeaban.

Scorpius ardía, en cada extremo de su cuerpo. Comprendió que jamás, incluso después de haber leído todos aquellos libros, había conocido el concepto de magia, en realidad. Ahora lo hacía.

Se separaron por falta de aire, ambos sintiéndose como nunca lo habían hecho. Albus lo miraba fijamente, él le devolvía la mirada, sus respiraciones se mezclaban.

Scorpius decidió que, desde ahora, no haría más que dejarse llevar.

¿Qué opinan? ¡Al fin un beso!

Come to the other side (SCORBUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora