Maratón 2/3
Para cuando llegó la hora del mediodía y Harry Potter, quien los habia acompañado al callejón diagon, en lugar de Ginny, les propuso ir al Caldero Chorreante a buscar algo de comer, Scorpius estaba enloqueciendo. Literalmente. Sentía que, si una palabra más volvía a salir de la boca de Albus, comenzaría a correr tan lejos del grupo como le era posible, o, mas especifícamente, lo más lejos posible del chico que provocaba su locura.
El chico no dejaba, en ningún momento, de lanzarle comentarios coquetos o miradas traviesas, de esas que debilitaban sus rodillas, incluso frente a su familía, quienes se reían discretamente (sobre todo Harry, que no paraba de sorprenderse ante la valentía de su hijo) por el rostro de Scorpius, que se ponía completamente rojo; el chico debía de admitir que le agradaba, claro que sí, Albus decía cosas tontas, pero lindas, y Scorpius no podía hacer más que pensar en lo hermoso que era el chico, tanto por la atención que le daba como el hecho de que no le importaba estar entre cientos de personas, diciéndole comentarios bonitos al hijo de Draco Malfoy. Pero, definitivamente, no estaba acostumbrado a esto, a la atenció y adoración que parecía recibir de Albus, por lo que lo único que podia hacer era sonrojarse furiosamente, tartamudear o simplemente mirar al chico con timidez, sin saber, exactamente, como responder. Pero Albus no parecía enfadarse por su falta de experiencia, es más, se limitaba a sonreírle con cariño ante su falta de respuesta, cambiando de tema para no incomodarlo.
Y Scorpius, demonios, jamás creía haberse sentido así antes. Algo comenzaba a crecer en su pecho, un sentimiento que habia creído perder hace tiempo, cuando su madre murió. Un sentimiento que intentó recuperar numerosas veces, pero que jamás logró, dejando a aquel vacío en su pecho crecer cada vez más, a medida que veía a su padre emborracharse, perder la cordura debido a la falta de su esposa, el amor de su vida..., pero, ahora, Albus lo estaba restaurando con tanta facilidad, tan rápido, que pareciera como si éste nunca hubiera existido.
Y Scorpius tenía miedo, maldición que sí, estaba más que asustado, aterrorizado, se podría decir, pero habia algo que hacia que mantuviese sus pies junto al chico, que no se alejase de él, incluso a pesar del miedo que latía constantemente en su pecho.
--Bien--Harry murmuró, sacándolo de sus pensamientos y atrayendo la atención del resto del grupo--, iré a buscar algo de comer. Busquen una mess y esperenme allí.
Hicieron lo que Harry les ordenó, encontrando una con algo de dificultad, debido a que el lugar parecía estar lleno. Por lo que se sentaron en una de las mesas del fondo, dejando un lugar libre para Harry y buscando algo que hacer para entretenerse.
--Quiero la escoba--murmuró James, enfurruñado. Incluso Scorpius, quien solía ser amable con él, puso los ojos en blanco. James habia estado molesto con su padre desde que el, al pasar por el negocio de Quidditch, le habia negado el comprar una de las escobas de último modelo y ahora no para hablar sobre lo injusta que era la vida y como escaparía de su casa en la primera oportunidad--. Esto es taaaaaan...
--Horrible, injusto, lo sabemos, calláte--espetó Lily, sonriendo ante la cara fulminante que James le dedicó.
--Es solo una escoba--añadió Albus.
--¿Solo una escoba? Eso era el objeto volador más increíble del mundo.
--Drama queen.
--Hablo enserio--murmuró James.
--Sí, quizá con esa escoba podrías, finalmente, ganar algún partido contra Slytherin--Albus replicó, sonriendo con maldad.
James le sacó la lengua--Ambos sabemos que Gryffindor es mejor.
Albus se llevó la mano a la cabeza, haciendo una mueca, bastante fingida y exagerada, de dolor:
--T anta estupidez me hace doler la cabeza.
Lily soltó una carcajada, metiéndose en la conversación con una sonrisa presumida en el rostro. Scorpius se limitaba a reír, mientras tanto, poniendo los ojos en blanco ante las tonterías de los Potter.
--Los dos saben que Hufflepuff les ganaría a todos, perras.
James y Albus rieron, como si les hubieran contado el chiste más gracioso del mundo, al mismo tiempo en que Scorpius y Lily chocaban sus manos, completamente de acuerdo con que su casa era la mejor.
--Seguro que sí--murmuró Albus, que se encontraba sentado a su lado, mientras veía a su padre acercarse junto al camarero, que traía la comida.
ESTÁS LEYENDO
Come to the other side (SCORBUS)
FanfictionNi siquiera el sol puede resistirse a la oscuridad.