15 años esperando por ti - Winx Club

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— Volveremos pronto, papá. — Sophie besó la mejilla de Sky y le abrazó.

— ¡Vamos hija! — Bloom llamó a la pelirroja desde el salón principal.

— ¡Voy!

Era el cumpleaños de Vanessa, y Bloom con sus hijas irían a verla. Mike y Vanessa se quedaron encantados con la pequeña bebé, y ver a Sophie era seguro que les alegraría.

Bloom tenía a Luciana dormida en sus brazos mientras que había un bolso con las cosas de la pequeña para llevar a Gardenia. Sophie guardó su celular en su cartera y tomó a Lu, mientras que su madre llevaba el bolso.

— Cuídense. Manden saludos de mi parte hacia tus padres linda. — Sky besó a Bloom.

Luciana despertó en los brazos de su hermana y abrió sus ojos, asombrando a Sky.

— Lu Tiene ojos verdes. — el sonrió y abrazó a la bebé — te amo pequeña Sary.

— Ya nos vamos. — Bloom teletransportó a sus hijas con ella a Gardenia.

Caminaron un par de cuadras hasta llegar a la casa de los padres adoptivos de la pelirroja mayor y tocaron la puerta.

— ¡Bloom, que linda sorpresa! — sonrió Vanessa.

— ¡Feliz cumple abu! — Sophie se acercó y le abrazó. Vanessa tomó a Luciana y le abrazó.

— Gracias cielo. Pasen, pasen. Mike ha salido y ya viene. ¿Quieren algo de tomar?

Bloom negó mientras Sophie le ayuda a cargar el bolso hasta la sala. En eso, escucharon un llanto.

— Ya vengo hija.

Bloom fue por Luciana y se fueron al baño, mientras que Sophie se acercó a la cocina.

— ¿Y qué tal las cosas en Alfea, cariño? — preguntó Vanessa mientras aderezaba el pollo que cocinaría para el almuerzo. — ¿Puedes sacar dos zanahorias y picarlas por favor?

— Claro. — ella obedeció. — Bueno, en Alfea todo bien. Mis abuelos son un poco estrictos en Eraklyon, pero digamos que algo me pude acostumbrar.

— ¿Sigues tocando el piano?

— Algo. Pero extraño mi teclado. El piano del palacio, que no evidencia estar en uso desde hace años, está muy duro.

— Si quieres baja tu teclado a la sala y conéctalo. Me encanta oírte tocar.

Ella sonrió, dejó las zanahorias picadas y subió corriendo hacia su habitación. Sonrió al entrar.

Todo seguía igual. La cama medio destendida, las tira de luces con ganchitos para colgar fotos, los 3 osos de peluche gigantes. El escritorio con el monitor y las dos laptops, el big box apagado, y el teclado.

Se acercó hacia este último y presionó una tecla. No emitió sonido alguno. Suspiró, desarmó el parante mientras que llevaba el teclado hacia la sala y lo conectaba. La pequeña pantalla azul se prendió, pero al tocarlo sonaba horrible.

— Ya está malogrado. — suspiró tristemente la princesa de Eraklyon.

— ¿Cuánto hace que tienes ese teclado?

— Casi 7 años, más si no me equivoco.

— Bue... — Vanessa fue interrumpida por una voz emitiéndose desde la puerta.

— ¡Abuelo! — Sophie corrió y abrazó a Mike, quien venía cargando un par de bolsas con comida y un pequeño paquete en una de ellas.

— ¡Sophie, cuanto te he extrañado! — le abrazó.