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Sophie

Cerró los ojos con fuerza intentando aliviar el dolor de cabeza que le hizo retomar la conciencia. Quería abrir los ojos y ver a sus padres abrazándole, a Luciana trepándose encima de ella, a Jacob besándole, pero nada.

Intentó ignorar el dolor de cabeza y abrió los ojos, no había mucha luz. Se adaptó con facilidad y examinó sus alrededores. Un cuarto empolvado, una mesa tapada por una sábana, y unas cuantas telarañas era lo que se veía en las esquinas de la habitación. En frente suyo, había un plato con algo de pan, que a vista se veía duro, y una pequeña botella con agua. Ella estaba atada a una silla, con un pañuelo en la boca que olía ligeramente a cloroformo y podía ver una puerta.

— Hasta que por fin despiertas. — una persona abrió e hizo chirriar la puerta.

— ¿Donde estoy? — pudo quitarse el pañuelo, pero sentía que cuando hablaba su garganta le raspaba y dolía. — ¿Qué pasó?

Mientras el chico se le acercaba, escuchó un par de voces discutiendo.

— ¿Ya son 3 días?

— ¡Si, y el rey, según lo averiguado, ha mandado tropas a recorrer todo el reino! Está que enloquece. Cuando pierda el control, entraremos y tomaremos el mando de Eraklyon.

— Si...

— No tengo nada en contra del plan, pero la chica ha estado 3 días inconsciente. Debemos hacer algo.

— ¿Algo? Ella es nuestro boleto dorado. Si quieres fíjate si está viva. — rió. — A mi no me importa con tal de que el rey pague.

La puerta nuevamente se abrió y, cuando Sophie levantó la mirada, vio a dos personas en frente de ella. Los reconoció como una chica y un chico. La chica tenía el cabello corto hasta los hombros y las puntas color verdes mientras que el hombre tenía una cicatriz en la mejilla.

La chica se levantó y le desató. La pelirroja se puso de pie y cayó al suelo. Se apoyó en sus rodillas y miró a la chica delante suyo.

— ¿Hey, estas bien?

— ¿Quienes son? — la falta de energía le hacía ver doble.

— Soy Alicia. Me mandaron para supervisarte, pero veo que no has comido nada.

— ¿C..cuantos días he estado aquí?

— Como 3, pero la mayoría te la haz pasado inconsciente.

— Me imagino.

El chico, que había salido sin que se diera cuenta, regresó con unas mantas y una pequeña almohada.

— Ten. No es mucho, pero tampoco estuve de acuerdo con que te dejen así. — el muchacho se acercó.

La chica se acercó y le ayudó a incorporarse, pero al tocarle exclamó. — ¡Mierda, Luis, que está hirviendo!

El chico colocó su mano sobre la frente de la hija de Bloom. — Se le pasará en un rato, cálmate.

— ¡No puedo! ¡Si la dejamos un tiempo más así puede ser peligroso!¡Tenemos que hacer algo!

Sophie solo escuchaba, no tenía fuerzas para moverse. Como pudo se colocó la almohada bajo su cuello y gimió al incorporarse, llevando su mano hacia su estómago.

— ¡Dentro del trato tampoco estaba herirla! — reclamó la chica. — Dios, estos idiotas no hacen nada bien. Tenemos que sacarte de aquí. Ya.

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Tenemos que ir por ella. — Christina estaba más que decidida.

15 años esperando por ti - Winx ClubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora