Voto de Silencio [Thorki, R+18, Mpreg] COMPLETA

Culpable

VOTO DE SILENCIO 

Capítulo 9. Culpable

—Balder... —respondió con pesar el guardián del Bifröst.

Todos los soldados vigías de los cimientos, los tres guerreros, Sif, Odín, Frigga, Thor y Loki dirigieron su mirada hacia el mencionado, quien se limitó a alzar las manos sin oponer resistencia.

Estaban en círculo alrededor del cadáver del jefe de guardias vigías, que yacía petrificado en la arena, a metros de una de las cuervas que resguardaba las ramas de Yggdrasil, con la garganta destrozada y pupilas dilatadas; la expresión de horror lo había acompañado a la tumba.

En cuanto la ronda de patrullaje notó su cuerpo, avisaron de inmediato a Odín. Un jefe de guardia no moriría sin dar batalla y lo que hacía el escenario más sospechoso era la ubicación. ¿Por qué habría caminado hasta la solitaria cueva? Simple, para seguir a un intruso.

El intruso había sido Balder. Heimdall juraba por los dioses que sus ojos no le habían mentido. Además de que el susodicho no había peleado por defenderse.

Los guardias esposaron al príncipe por órdenes de su rey, quien con mucho pesar veía a su hijo sonreír en el acto, regodeándose de la culpabilidad.

Todos estaban sorprendidos, incrédulos ante el espectáculo homicida. Balder, un joven apenas saliendo de la pubertad, asesinando a su propia gente. Frigga soltó una lágrima de impotencia, siendo consolada por Sif en seguida; ni hablar de Thor que solo sostenía con furia a Mjolnir.

—¿Por qué hermano? —preguntó antes de que lo llevaran a los calabozos.

—¿Por qué no? —respondió rapaz, alzando la barbilla. —Si a ti te permiten follar a una ramera de Malekith, creí que lo siguiente en la lista debía ser más atrevido

—No digas estupideces. Tú no eres así, Balder —era caprichudo y borracho, pero no un delincuente. —¿Qué te ha pasado?

La conversación se interrumpió por un estruendo proveniente del cielo. Nadie pudo visualizar su origen, pero había sonado demasiado cerca.

Los tres guerreros rodearon a los reyes en pose defensiva, Thor y Loki hicieron lo mismo; Heimdall observó cada ángulo del espejo azul para encontrar su objetivo.

—¿Qué ves, Heimdall? —preguntó Odín.

El moreno carraspeó, enfocando un punto específico sobre ellos. —La barrera de protección... —dijo, inseguro de completar la frase. —Tiene una grieta

—¡Imposible! —Odín trató de observar la grieta de la que hablaba su guardián. —¿Estás seguro?

—Es un fragmento, pero la energía de nuestra magia se está concentrando en la rajadura

—¿Eso quiere decir que los cimientos están perdiendo magia protectora? —preguntó Thor.

La risa incontrolable de Balder distrajo a todos de hallar la quebradura en el infinito cielo asgardiano. Los soldados custodiándolo lo sometieron por la nuca por si intentaba escaparse.

—¿Qué es tan divertido? —preguntó Sif molesta, apuntándole con su espada.

El joven detuvo su risa abruptamente, su rostro se ensombreció y para horror de los presentes, sus escleróticas adquirieron un color café quemado, aunado a sacudidas de sus extremidades. Se convulsionaba con tanta fuerza que cayó de rodillas. Aun con las cadenas en sus muñecas, podía patalear. Todos lo rodearon, Frigga lanzó un conjuro de inmovilización, pero Balder no se detuvo.