4.- Capricho piadoso.

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Recién había combatido una ola de emociones con Teo y llega ella, tan pura, perfecta e impecable. En automático mis ojos fueron a esos suculentos labios.

¿Acaso te comí la lengua?.— ¿No es obvio?

Ahh, ¿qué?.— Estaba confundida y tan hipnotizada por ella.

¡Chetos!, te tengo flechada.

— ¿De que habla Any?

— ¿Qué?, ¿oh?, no, no es nada, sólo bromea, ¿verdad... amm?.— Ni siquiera sabía su nombre.

Angi, y sí, sólo bromeó.— Me salvo de un incómodo momento.

Bueno, nosotros nos vamos Angi.

— Pero acaban de llegar, ademas, tú y yo debemos hablar.

— ¿Ah?, ¿disculpa?

— Vamos.— Me tomó de la mano guiándome fuera de la cafetería, sería raro que forcejeara o no la siguiera, así que sólo me deje llevar.— Bien, ahora, quiero besarte.

Ni siquiera puedo explicarme en qué momento llegamos a los baños. Estaba tan concentrada en mis pensamientos que olvidé por completo que era guiada por ella, me acorraló contra la pared, debo admitirlo, me pareció sexy.

Vamos, se que quieres.— Y vaya que lo quería.

Pero esto no está bi...— ¿Por qué no me dejaba terminar mis frases?

Sentir sus suaves y deliciosos labios contra los míos era como estar en el cielo, no quería bajar de esa nube en la que ella me subía con sólo un rose de labios. Estaba completamente atónita por ella. Sus traviesas manos comenzaron a bajar por mi espalda, hasta llegar a mi trasero, mentiría si digo que no me gusta, mi respiración va en aumento y ella sin ningún rastro de incomodidad toma mi retaguardia, mis mejillas están por explotar, tal vez seria bueno que ella continuara, sigo el ritmo de sus labios, esto es tan delicioso. Siento que muero en un segundo. Podría pasar horas así.
Detienen sus movimientos y se separa de mis labios, dejándome deseosa por un poco más.

Te gusto, ¿o miento?

— ¿Qué?.— Conclusión certera.

Sí, no hay duda, te vuelvo loca.

— Mira ese ego.

— Lo único que puedo ver es ese lindo trasero.

— Por dios, ¿quieres parar?

— ¿Oh?, mira, te sonrojaste.

— ¿Cómo podría evitarlo?, ¿estás consciente de lo que acabas de hacer?

— Te toque el trasero.— ¡Demonios!, es muy directa.

Buen-no sí, pe-ero..— Me ponía nerviosa.

— Eres adorable.

— Auch, insultas a mi autoestima.

— ¿Debería decir "lo siento"?

— Déjalo así.

— Como gustes.

— Eres rara, me gusta.~

— También me gustas.

— ¿Qué?

— Deberías volver con tu amiga, la pobre tiene a miles de hombres tras ella.

— Quieres repetir lo anterior de nuevo.

— No.— Salió del baño, nuevamente dejándome con mil dudas.

Tenía que refrescarme de eso, limpié mi cara con agua fría, me volveré loca y mi interior quema, ella me dejo tan mojada. Fuck, esto no puede seguir así, necesitaba liberar lo que ella había dejado inconcluso, entre a uno de los cubículos del baño.
Treinta minutos después estaba saliendo de aquel baño, sintiéndome tan extraña y relajada a la vez, acababa de saber su nombre y ya lo había gemido a todo pulmón en los baños de la escuela. Fany se cruzó frente a mis ojos justo antes de llegar a mi aula.

¿Por qué tardas tanto?.— Estaba tocándome.

Sólo fui al baño, ¿ni eso puedo hacer?

— Sólo espero no estuvieras llorado y diciendo el nombre de ese imbécil en los baños.— Para nada mejor amiga, sólo gemí el nombre de la chica de la cafetería.

No digas tonterías.— Mi mente esta tan sucia ahora, me di un golpe mental.

Está bien, por cierto, ¿quien es la chica de hace rato?

— Una amiga.— No seas mentirosa, es tu fetiche más real.

Okey, sólo no me cambies.

— No digas tonterías.— Sólo me cambiare de orientación sexual.— No podría cambiarte.

¿Tendré más días así?, más pensamientos y sucias acciones, gracias a esa chica.
Me tiene al borde de la locura y eso me está gustando tanto.

Sabor a cereza. 🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora