Sabor a cereza. 🍒

6.- Desborde.

Al llegar a mi habitación, por mi mente pasaron millones de cosas que quisiera hacer con ella en estos instantes, estaba divagando tanto, me sentía tan bien estando a su lado, aunque me puse muy nerviosa cuando su mano pasó de mi mejilla a mi trasero en milésimas de segundos, solté un pequeño jadeo al sentir sus roses con mi piel, la estaba deseando y deseando mucho.

— Quítate la ropa.— La obedecí lo más rápido posible, pero me quede en mi ropa interior.— Que obediente.

Ya estaba tornada de un completo rojo carmesí de las mejillas, yo temblaba, por dios, ¡vaya que temblaba!, estaba ansiosa.
Se relamió los labios al ver mi desnudez, tan infantil, pero que podría hacer, eso me encendió más de lo que ya estaba.

Se acercó a mí, mis imperfecciones salieron a relucir y estaba completamente avergonzada, ella sólo las admiró y tomó mi mentón, unió nuestros labios, rápido, lento, tan suculento.

Estaba a punto de morir, esto es lo que quería, sin ninguna sutileza de su parte, me lanzó a la cama, me quejé un poco, pero rápidamente se cayó sobre mí, devorando mi cuello, tocando mis pechos, provocando mil jadeos de mis labios, sólo podría moverme debajo de ella, estaba volviéndome loca.

Quería quitarle la ropa, estaba ansiosa, mis manos tan calientes como lava en estos momentos, mis manos recorrieron su cintura, tomando la delgada tela, ella tomó mis brazos y lo impidió.

— Quédate quieta, yo quiero complacerte.

— También quiero darte placer.

— Lo harás, pero primero yo.

Solo asentí y mi espalda se arqueó al sentir sus dedos rozar con tanta sutileza mi clítoris, tome las sabanas de mi cama tan fuerte, que toda la tela a mí al rededor se desacomodó por completo.

— Aaah~.. ma-ás.— Dificilmente pude decir eso.

Ella aumentó la velocidad de los círculos, a pesar de hacerlo por sobre mis bragas, era tan placentero y hacía que me mojara cada vez más.
Por fin quito esa estorbosa tela, dejándome completamente desnuda ante ella, me recorrió con la mirada, estaba sumamente roja, no podía más con tanto placer.

Beso mis labios y fue bajando hasta llegar a mi zona, inhaló, haciéndome estremecer hasta lo más profundo de mi ser.
No podía decir nada, más que soltar grandes jadeos y uno que otro gemido, pero esto cambió cuando sentí su lengua recorriéndome, ¡vas a matarme!

Con su mano acariciaba mi clítoris y con su lengua daba pequeñas embestidas, después recorría, subió a mi clítoris con esa traviesa lengua y comenzó a lamer, succionar, gemí tan alto su nombre cuando sentí su dedo entrar en mí, estaba llegando a mi gran esperado clímax, pero no quería acabar, quería más, quería más de ella.

— ¡Aaah, dios!

— Vamos, quiero probarte, hazlo, hazlo para mi, bebé.

Como si eso hubiera sido una palabra de liberación, me deje ir, completa, estaba tan exhausta, me sentía tan bien.

— Wow, sabes tan bien, te desbordaste tanto.

No podía estar más roja en estos momentos.

— Mi turno.— La gire, haciéndola quedar abajo de mí, esto lo iba a disfrutar tanto.