Si bien no podía estar más roja y avergonzada en estos momentos, mi respiración estaba acelerada, mi cuerpo temblaba y tenía que soportar estar en cuatro frente la cruel y seductora mirada de mi novia.
Me estaba excitando más de lo normal, bueno, con una persona tan bella y que te complace perfectamente es obvio estarlo, ¿no?— ¡Sólo hazlo, deja de torturarme!
— No quiero.— Una palmada a mi trasero.
— ¡Dios!.— Estaba al borde de la locura y estar así frente a ella me hace llegar a los límites más locos de la lujuria.— Hazlo por favor, por favor.
— Bien.— Me sorprendí cuando camino hacia la cama y acaricio mis muslos, estaba anonadada por su toque, otra palmada.
— ¡Vamos!, no vine a que me mataras, por favor, hazme el amor.— Palabras correctas y muy concretas para sus hábiles oídos.
— Eso me gusta.
Su boca tocó y dio besos en mi feminidad, no podía controlarme y comencé a removerme ante su tacto, estaba siento tan placentero, una oleada de calor me azoto queriendo más de ella, más de su rose. Su lengua traviesa comenzó a cruzar y trazar líneas que me hacían delirar a cada paso que recorrían, sus dedos llegaron a mi sensible clítoris, trazando un vaivén de líneas, círculos, ¡Joder estoy viendo estrellas!, mi cuerpo no pudo evitar encorvarse al sentir sus dedos entrar en mi zona.
Entraban fuerte y hasta tocar mi punto G, después salían lento, torturándome y deseando que lo hiciera más rápido, pero no. Ella seguía su ritmo, fuerte y rápido al entrar pero lento y con calma al salir, no podría estar más excitada, su lengua seguía jugando con mi clítoris, mientras sus dedos eran hábiles dentro de mí. Mis piernas flaquearon, estaba por alcanzar el clímax, ¡o dioses santos, me enviaron a una diosa a profanarme!
— Aaaah, e-estoy p-o-or aaaaah!.— Y ahí se terminó mi más grande y ansioso orgasmo, bajó sus caricias, roses y palabras sucias que soltaba al tocarme.— ¿Cómo puedes tenerme tan loca en tan poco tiempo?
— Lo mismo me pregunto yo.— ¡Por dios!, se llevó sus dedos a la boca.— Delicioso.
— Para, me sonrojo.
— Oww, mi bebé.
— Ven, quiero hacértelo yo a ti.
— No, no, no, después guapa, ahora vístete y bajemos a cenar, seguro ya está listo.
— ¿Estabas cocinando?
— Tal vez.
— ¿Y si se quemo?
— Oh, tampoco duraste mucho.
— Soy precoz gracias a tus manos y boca sublimes.— Hice un puchero.
— Ven aquí.— Me beso, dulce, lento, como tanto me encantaba, rogando por más y más cada vez que se fundía en mi boca.— Ahora, vístete y vamos a cenar, que me he comido el postre antes.— Roja era poco a como estaba en estos momentos.— Anda, bebé.
— Ya voy.— ¿Podría enamorarme más de esta mujer?
La verdad es que sí.
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Sabor a cereza. 🍒
Teen Fiction17 años con una experiencia placentera y amorosa con otra chica, esto será muy bueno. Nadie puede opinar en esta vida y menos cuando tengo tus labios sabor cereza para hacerme delirar. . . . - Quíta...