Capítulo 5.

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Un mes había pasado desde aquellas primeras congregaciones en la casa del General Lamarque; Junio estaba cada vez más cerca, todos sentían que la rebelión se acercaba y pronto deberían construir las barricadas.

Dafne volvió a despertarse sola, últimamente no veía a Enjolras más de una hora al día, se pasaba todos los días en el Café Musain planeando la rebelión, redactando discursos... Se había entregado tanto que Dafne comenzaba a creer que se había olvidado de ella.
Las congreciones cada vez se llenaban más, la rebelión cada vez era más seria, hasta el punto de haber conseguido armas. A Dafne le entró el pánico cuando les vio practicar con ellas, sabían manejarlas, sabían disparar, incluso podrían matar a un hombre, pero no ganarían.

Dafne se asomó por la ventana, pensaba no ir pero echaba de menos a Les Amis, los mendigos de las calles estaban más alterados de lo habitual, corrían tras los carruajes de nobles y burgueses y les gritaban pidiendo consideración y limosnas. 

Se metió en su ropa y corrió por las calles hasta llegar a la casa del General Lamarque, corría preocupada por Enjolras, por su pequeño Gavroche, por Courf, por Jehan, por todos. Antes de llegar pasó junto al elefante de la Bastilla y vio como Gavroche bajaba. 

- Mademoiselle, ¿hoy estarás en la casa del General Lamarque? - El niño rápidamente accedió a acompañarla, Dafne vio la gran multitud que había congregada e intentaron pasar juntos pero no tardó de perder de vista el niño. No veía más que a personas del pueblo emocionados. 

- ¿Cuándo acabará? - Escuchó gritar, no prestó mucha atención mientras se habría camino para encontrar a Enjolras pero juraría que era Courfeyrac quien había gritado. 

- ¿Cuándo podremos vivir? - Vio gritar a Combeferre mientras repartía algunos folletos.

- ¡Algo va a suceder! - Gritó Joly que imitaba a Combeferre. 

- ¡Algo debe ocurrir! - Fue una mujer quien gritó esa vez; se iba abriendo paso entre la gran multitud que había ese día.

- Y nuestros líderes ¿dónde están? ¿Y el rey que debe gobernar? - Sin duda era Enjolras quien gritaba.

- ¡Sólo un hombre, el General Lamarque, en nombre del pueblo ha de hablar! - Gritó Marius. 

Dafne vio que Courfeyrac se acercaba a Enjolras, y el rostro de este se endurecía, entonces se vio obligada a avanzar más. 

- Lamarque está enfermo y va a morir. - Entonces la vio, pero continuó hablando al pueblo. - Ni una semana durará. 

- Con tanto odio en el país, ¿será pronto el día del Juicio Final? - Habló Marius, esto permitió a Enjolras mirar a Dafne, pudo ver como era empujada y caía de rodillas al suelo. En una situación normal, habría corrido a ayudarla pero ahora no, no podía mostrar debilidad, no podía destrozar todo lo que había ido construyendo en unos meses.

- ¡Debemos acabar con los poderosos! ¡Pero antes las barricadas deben ser construidas! - Dafne se levantó, por suerte no le había pasado nada. Miró a Enjolras, vio la pasión en sus ojos, estaba espléndido. - "Muerte al rey" - Escuchó a un hombre gritar. 

- ¡La policía! ¡Es Javert! - Gritó una mujer. Enjolras bajó hacia la multitud pero sólo para encontrarse con Dafne, la agarró del brazo e intentó pedir a Bahorel que se la llevara.

- ¡No, Enjolras! ¡No me vas a separar otra vez y te vas a quedar sólo haciéndote el héroe! - Ella se movió de su agarre.

- Está bien, vayámos a casa. - Él agarró su mano y bajo los gritos de "¡Viva Francia!", la congregación se fue disolviendo pero continuaban gritando y enfrentándose.

No fear, no regretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora