Capítulo 1.

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Tres años antes de la revolución.

"A Dafne ya los brazos le crecían,

y en luengos ramos vueltos se mostraba;

en verdes hojas vi que se tornaban

los cabellos que el oro escurecían.

De áspera corteza se cubrían

los tiernos miembros, que aún bullendo estaban:

los blancos pies en tierra se hincaban,

y en torcidas raíces se volvían.

Aquel que fue la causa de tal daño,

a fuerza de llorar, crecer hacía

este árbol que con lágrimas regaba.

¡Oh miserable estado! ¡Oh mal tamaño!

¡Qué con llorarla crezca cada día

la causa y la razón porque lloraba!"

Jehan recitaba el soneto de Garcilaso de la Vega sentado en un pequeño sillón de la casa de los padres de Enjolras, a su alrededor estaban Combeferre, Courfeyrac, Joly y Enjolras. 

Jehan recitaba algunos sonetos, Combeferre leía un libro de filosofía, Enjolras leía uno de historia, Joly se limitaba a mirarse la lengua en el espejo y Courfeyrac escuchaba a Jehan recitar.

- El otro día, Grantaire cuando le llevábamos a casa te llamó Apolo. - Dijo Courfeyrac con un tono divertido.

- Estaría borracho. - Por primera vez desde que estaban allí, Enjolras levantó la vista de su libro de historia.

- Sí, pero ¿cuándo vas a buscar a tu Dafne? - Todos le escuchaban, pero los únicos que le hacían caso eran Combeferre, que miraba de reojo a Enjolras, y Jehan, que contenía una pequeña risa. - Cuando la encuentres, ve con cuidado de no espantarla y se convierta en laurel. - Esto provocó la risa en todos, excepto en Enjolras que mantenía el rostro serio y solemne.

- Yo no necesito una mujer. - Dijo sin apartar la mirada del libro.

- Todos necesitamos amar a alguna mujer, es bueno para la salud ¿verdad, Joly? - Joly murmuró algo parecido a un sí.

- Yo no necesito una Dafne, porque ya tengo mi Patria. - Dijo esta vez, tratando de ser divertido.

- Yo conozco a una Dafne, pero una Dafne real. - Dijo Jehan, esto hizo que sus tres amigos le miraran, los cuatro sabían que ellos planearían algo para conocerla y para provocar un encuentro entre ella y Enjolras.

-X-

Al día siguiente, los cuatro se dirigieron a la librería donde trabajaba Dafne, pero sólo entró Jehan ya que había avisado que era algo tímida.

- Buenos días, mademoiselle. - Dijo al entrar y verla en colocando unos libros.

- Buenos días, M'sieur. - Dijo ella acercándose a él, él cogió su mano y la besó. - ¿Qué le trae por aquí?

- Venía a buscar "Julie ou la Nouvelle Héloïse" de Rousseau.

- ¿Otra vez? ¿Cuántas veces lo ha leído? - Ella se quedó un momento en silencio, mientras él le decía cuántas veces lo había leído. - Aquí, ahora mismo, no lo tengo pero esta tarde estará.

- Pues ésta tarde podríamos vernos y me lo das. - Apesar de que Jehan era muy tímido, éste era el plan y estaba saliendo bien.

- Pero ¿sería correcto? - Ella pasó un mechón de pelo por detrás de su oreja.

No fear, no regretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora