Capítulo 4.

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Año de la revolución.

La idea de cambiar Francia había prosperado en ellos, además del apoyo que habían recibido del general Lamarque. Querían acabar con la pobreza y el hambre, querían una democracia. El grupo de jóvenes había crecido, se unieron jóvenes estudiantes que apoyaban la causa. Incluso se dieron un nombre Les Amis de l'ABC.

Aquella mañana el sol brillaba pero no calentaba, Dafne dormía acurrucada al cuerpo de Enjolras, él llevaba despierto desde hacía una hora. Hoy estarían en la casa del general Lamarque, intentando reunir a más gente del pueblo. Enjolras se separó de ella, se vistió y se puso su chaqueta granate.  Intentó despertar a Dafne pero fue inútil, ella estaba profundamente dormida. La miró una última vez, no pudo evitar sonreír al ver que se había destapado entera, puso la manta sobre ella. Antes de irse, besó su frente.

Pasadas unas horas, Dafne despertó sola en la cama. Se dio cuenta que se había dormido, se maldijo mil veces por ello, había prometido a Enjolras estar junto a él. Cogió un vestido azul oscuro, era uno de los más sencillos que tenía, se vistió, y corrió hacia la casa del general Lamarque.

- ¡Madame, llega tarde! - Dijo Courfeyrac al verla llegar.

- ¡Lo siento mucho! - Agarró su brazo y la llevó hasta el cúmulo de gente, era mayor que el último. Los estudiantes parecían culebras caminando entre la multitud entregando folletos. Dafne encontró a Eponine, le pareció extraño, ella no solía estar en las congregaciones; entendió todo cuando vio a Marius junto a Enjolras en la tarima, dando el pequeño discurso que habían preparado. Vieron como un niño se abría paso entre la multitud. Era Gavroche.

- ¡Gavroche! - Gritó Dafne, y él se paró al oírla. - ¿Qué haces aquí? - Llevaban mucho sin verse, desde aquella tarde en los puentes del Sena.

- ¡Yo también quiero igualdad, madame! - Dijo el niño tratando de avanzar.

- ¡La policía! - Aparecieron a caballo, dispuestos a golpear a cualquier hombre, mujer y niño. Dafne quedó paralizada del miedo mientras la gente la empujaba para poder huir. Sintió las manos fuertes de Enjolras agarrándola.

- ¡Dafne, corre! - La empujó a los brazos de Jehan, que la agarró y se la llevó de allí, en la pequeña plaza se quedaba la imagen de personas gritando ¡Viva Francia!, la policía a caballo golpeando a todo aquel que encontraba y a Enjolras, Combeferre y Joly echando a todo aquel que pudiera ser golpeado. Dafne horrorizada por la imagen, pudo ver como un policía golpeaba con fuerza la cara de Enjolras. Fue lo último que vio.

- ¡Tenemos que volver a por ellos! ¡Enjolras está entre ellos! - Comenzó a gritar Dafne cuando entraron al Cafe Musain. - ¡No podemos dejarles allí, los policías les cogerán! ¡Han golpeado a Enjolras! - Casi no respiraba entre palabra y palabra.

- ¡Dafne, cálmate! - Caso gritó Courfeyrac, agarró sus brazos tratando que le mirase a los ojos. - De aquí no va a salir nadie.

- ¡Le han golpeado! ¡Lo he visto! - Dafne continuaba gritando. - Courf, déjame ir.

- ¿Tú sabes como de enfadado va a estar Enjolras si te dejo ir? - Parecía divertido, y era cierto, si alguno permitía que le pasara algo a Dafne, Enjolras se convertiría en una fiera. - Gavroche, acompaña a Dafne a su casa. - Dafne quiso gritar, y golpear a Courfeyrac por mandar que un niño cuidara de ella pero Gavroche ya había conseguido sacarla del café.

Fueron en silencio, Dafne analizaba todas las calles con la esperanza de ver a Enjolras. Pero lo único que encontraba eran calles llenas de mendigos. Ella quería cambiar todo eso, quería que se terminara. Pero había sentido tanto miedo cuando vio a la policía acercarse a ellos, a sus chicos. Ver golpear a Enjolras creó el pánico en ella. Hacía tres años que les conocía a todos, habían cambiado tanto, cada vez eran más hombres pero continuaban siendo niños.

No fear, no regretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora