Epílogo

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EL PRINCIPIO DE UN NUEVO CAPÍTULO

—  ¿No crees que tu esposo se enoje? —  la profunda voz habló en su oído causando que toda su piel se erizara. Soltó un suspiro de gusto y se dejó guiar hasta la enorme cama de hotel por el atractivo y caliente hombre frente de él.

— No te preocupes, estará bien... es algo despistado. —  comentó divertido. La carita de indignación fingida lo hizo sonreír con un amor desbordante en su ser.

—  Eso fue cruel, dulzura. No soy despistado. —  rumió.

— Bebé ¿podrías quitarte la ropa más rápido? Estoy caliente y necesitas atender bien a tu esposo. —   con sus manos ansiosas comenzó a ayudar al hombre con el trabajo de la camiseta blanca que antes de llegar llevaba pulcramente debajo de su hermoso traje negro.

Por cada botón desprendido, LuHan paseaba sus labios en cada trozo de carne al descubierto. Sintió a su amante temblar de deseo y le encantó ser él quien provocará esas exquisitas reacciones del hombre grande y sexy.

— Eres tan hermoso amor. Te amo, LuHan. Con todo lo que soy. — antes de que el contrario pudiera responder se vio atrapado por los ardientes labios del azabache que demandaba una rápida respuesta.

Sus labios se movían con precisión, ansiosos y deseosos de más. El sonido de sus besos era lo único que podían escuchar, perdiéndose en el sabor, la textura y el enorme sentimiento de éxtasis que embargaban sus cuerpos. LuHan tomó entre sus labios la lengua del mayor y succionó con fuerza suficiente para sacar un gemido ahogado del hombre.

Después de lo que para ellos fueron tan solo unos segundos, los labios del pelinegro decidieron hacer su camino por la mandíbula cincelada del rubio para dejar un rastro caliente por donde tocará, pasando por su grácil cuello; chupando, besando y lamiendo cuanto quería. Estaba llevando a LuHan al límite de paciencia.

— ¡Oh por dios! Jódeme ya Oh SeHun, o te juro que no responderé por las consecuencias. —  jadeó con dificultad. De sus labios rojos e hinchados salió un gemido necesitado al sentir los traviesos labios de SeHun jugando con sus botoncitos rosas y erguidos al tacto.

— Eres demasiado desesperado, Dulzura ¿dónde quedó mi novio virgen, tímido e inocente de hace unos años?  —  preguntó cómo burlándose de su urgencia. En otro momento LuHan respondería algo para defenderse, pero sentir el duro miembro de SeHun presionarse contra el suyo, estaba llevando sus neuronas y razonamiento al infierno.

— Por favor...  — suplicó perdido en el placer. Sus caderas se levantaban de la cama para tener más del ansiado contacto.

A SeHun le encantaba tener a su precioso hombre tan necesitado de él. Tirado contra las blancas sábanas de seda que acompañaban con delicia la hermosa y tersa piel de su dulce amor, gimiendo y rogando por ser llenado de él, con sus manos enredadas en su mata de cabellos oscuros, exigiendo ser besado con fervor y amor. SeHun estaba en el mismo cielo cundo sintió la delicada mano de LuHan envolver en su miembro y acariciándolo con el ritmo perfecto para venirse ahí mismo.

Apartó sus labios de los contrarios sin mucho ánimo. Se estiró un poco por encima de LuHan y tomo el lubricante de mesa de noche. Untando una generosa cantidad en sus dedos, bajo hasta la apretada y caliente entrada del menor. Jugó un poco al rededor, sintiendo como LuHan enredaba sus perfectas piernas en su cadera para facilitar en trabajó. Con un primer dedo, que como siempre causo un pequeño estremecimiento del hombre debajo él y un suspiro de satisfacción ambientando el momento, comenzó a prepararlo.

— Hhmmm ~ SeHunnie, hazlo ya. — suplicó jalando con fuerza de su cabello. SeHun continúo con la deliciosa tarea de preparar a su amante con cuidado, como si fuera la primera vez.

Novio virgen [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora