CAPÍTULO 16

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TRES DÍAS DESPUÉS 

Mi madre me pone el collar que me regaló Aaron por mi séptimo cumpleaños. Es una tortuga de bronce.

- Gracias. - le digo. Me ha rizado el pelo y me ha regalado el vestido que llevo ahora mismo. Mirándome en el espejo, ahora sí soy más yo.

- Date prisa, llegaremos tarde.

- Mamá, lo siento. - digo antes de que se vaya. Ella frunce el ceño y me abraza.

- No tienes nada que sentir.

- Sí, porque me he comportado como una inmadura durante todo este tiempo... Y por mi culpa está pasando esto.

- ¡Tú no tienes la culpa de esto, cariño! Nadie la tiene.

- ¿Papá está de viaje?- mi madre baja la mirada - ¿Y luego quieres que le de una buena bienvenida? Debería de estar aquí.

- ¿A caso eso te haría sentir mejor? - niego - Tu padre no está porque no está. Pero eso no te impide seguir con tu dolor. - mi madre se limpia una pequeña lágrima que no había visto aparecer - Vamos, llegaremos tarde.

Cojo mi pequeño bolso negro y me lo cuelgo de lado. Veo a Cameron salir de su casa de negro. Él me mira e intenta forzar una sonrisa. Yo gesticulo con los labios: NO TE PREOCUPES. ESTAMOS BIEN. Él sonríe, ahora sin forzarlo, y entra en el coche de sus padres.

Mi hermano conduce y mi madre va cambiando varias emisoras, hasta que sale  Your Song de Ellie Goulding. No puedo evitarlo y lloro, aunque nadie se da cuenta.

Al bajar del coche veo a mucha gente del instituto aquí. Pienso: Aaron, si estuvieras aquí verías a toda ésta gente y estoy segura de que te haría feliz. Pero ninguno de ellos te conocía como yo. 

Veo a Taylor con los chicos. No me acerco, esto lo ha causado la gente del instituto, que se empeñan en forzar a los demás en ser algo que no pueden ser. En ser perfectos. Me imagino a Katherine, con miedo de ir al instituto porque no encajaba. O a Aaron, que tenía el presentimiento de que éste año iba a ser bueno pero que dejó de luchar, se rindió. Ellos tienen la culpa.

Sé que les estoy echando la culpa a personas que probablemente nunca lo sepan, pero es una fase de perder a alguien. Tienes que echarle la culpa de la muerte de esa persona a alguien, y yo se la hecho a ellos.

Después del funeral, en el cuál no he podido llorar porque todo el mundo me miraba como si hubiera sido la novia de Aaron, voy a La Cantera sólo para llorar a gusto. 

Aquí nadie viene por de día, y menos un sábado por la mañana. Estoy sentada dónde una vez nos sentamos Aaron y yo, en el barro seco, observando la pista de de carreras.

- Las personas se mueren cuando menos te lo esperas. - miro hacia atrás y veo a Charlie sentarse a mi lado. Enciende un cigarro y se lo quito de las manos para fumármelo yo - No te hará ningún bien, pero en tus condiciones... No te lo voy a quitar.

- ¿Cómo murió su hijo, Charlie? 

- Se sucido.

- Él también. - digo yo con los ojos llorosos.

- Aaron era un bueno chico. No lo conocí, pero seguro que lo era.

- ¿Por qué lo hizo? - digo preguntando a la nada. Mis lágrimas no paran de salir.

- Nunca te preguntes eso, porque no tiene respuesta. No puedes meterte en la mente de alguien y hacerla sentir bien. Incluso la persona que más sonríe del mundo puede caer.

- Fue por mi culpa. Lo sé.

- No digas eso.

- Su padre era alcohólico, y su madre a penas estaba en casa. Yo nunca hablaba con él de eso... Debería... Debería haberlo hecho. - comienzo a llorar como una loca.

- Amanda, si ha sido es porque tenía que ser. - miro a Charlie confusa y repito la frase.

- Si ha sido es porque tenía que ser.

Después de aquellos días pros - funeral, en los que mi madre me dejó faltar al instituto. Pero a la semana siguiente tuve que volver. No os imagináis lo insoportable que es tener que ver todas éstas caras que durante años se han juzgado entre ellas, y tener que afrontarlas a todas sola, porque Aaron ya no está aquí.

Cuando paso por su taquilla veo una foto de él con flores debajo. Niego con la cabeza. ¿Ahora se dedican a presatarle atención?

Harta salgo y me siento en nuestro árbol, supongo que ahora es el mío solo. Los chicos me dan el pésame y yo lo acepto, aunque no quiero juntarme con ellos más. No es que les esté echando la culpa, porque realmente no la han tenido. Pero prefiero vivir mi anterior vida. Aunque ahora habrá un vacío notable.

Taylor se sienta a mi lado. Me mira sin decir nada y me da una nota. Después se va. La leo:

8H AZOTEA. NO ME FALLES.

Por supuesto, voy. Tenía mis dudas sobre ir, porque no quería mirar a Taylor a los ojos y comenzar a llorar como una niña pequeña. Pero mi mejor amigo está muerto, tengo que llorar. Sino, explotaré.

Cuando entro a la azotea veo a Taylor con una moto destrozada. No me acordaba de esa moto, era de Aaron. Me la dejó para correr y ahora está inservible.

- ¿Por qué has traído eso? - le pregunto.

- La podríamos arreglar.

- Sólo queda un trimestre para que me vaya. He pedido una beca para verano también.

- No lo sabía.

- No puedo quedarme. Odio éste lugar.

- No te vayas. - dice Taylor agarrando mi mano.

- Taylor, tengo que hacerlo. 

- No me dejes. - Taylor me abraza y apoya su cabeza en mi frente.

- Me duele estar aquí.

- Iré contigo.

- No puedes. Vas a repetir, y lo sabes.

- Las cosas pueden cambiar. - me dice él.

- Las cosas no cambian, Taylor. - digo despegándome de él - Y creo que nosotros lo sabemos muy bien.

THE BEST LIE EVER (TAYLOR CANIFF)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora