Capitulo 16

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EMILIA

Aun no podía creer lo que León había intentado hacerme, es verdad lo que dicen, cuando una persona se obsesiona pierde la razón. Se que él no es una mala persona pero su obsesión conmigo lo había llevado a sobrepasar los límites. Aunque estaba segura de que Antonia había logrado manipularlo aprovechándose de  que León tenía el corazón roto por mi culpa.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo con tan solo pensar lo que hubiese pasado si Claudio no llegaba a tiempo. ¿León habría sido capas de...? Aleje inmediatamente ese pensamiento de mi mente, lo importante es que estaba bien y que él estaba muy lejos de mi al igual que la loca de Antonia.

—¿Estás segura que quieres ir a la universidad? —preguntó Machu

—Si necesito salir de acá y mantener mi mente ocupada —dije

—Emi descansar —hablo está vez Keiko

—Agradezco que se preocupen por mi pero estoy bien. Ya han pasado dos semanas, si sigo encerrada aquí me volveré loca —dije tomando mis cosas y saliendo de la departamento.

No voy a negar que estoy algo asustada desde lo sucedido, no he dormido bien a excepción de las veces en las Claudio se queda conmigo. No le he dicho a nadie pero he tenido algunas pesadillas de lo ocurrido aquella noche, incluso cada vez que alguien se me acerca por detrás es inevitable pegar un lave salto.

De pronto siento que alguien detrás mío y mi pulso comienza a acelerarse, siento que me falta el aire, comienzo a girar lentamente y me encuentro con Ulises que me mira preocupado

—Estás bien? —pregunta, suelto todo el aire que tenía contenido. Se que están preocupados pero estoy cansada de escuchar la misma pregunta cada cinco minutos, así no podré superar nunca ese horrible momento.

—Si... Necesito ir al baño —dije alejándome de los chicos

Mi mamá también se había enterado de lo ocurrido, el idiota de Nate no había podido cerrar su boca. Le había dicho que estaba bien pero ella seguía insistiendo en que fuera a ver un psicólogo para poder superar lo ocurrido. Estaba lavándome la cara cuando apareció la enana pelirroja

—Emília. Que tal va todo chama? —dijo.
Ella era la mejor amiga de Antonia pero no sabía lo que había ocurrido, le dijeron que tuvo que ser internada por estrés y ¿a quien le echa la culpa esta enana? a mí.

—Bien... Permiso —Dije empujándola para que se moviera

—Aggh ya quiero ver cuando vuelva Tony y te ponga en su lugar —gritó. La ignoré, suficiente tenía con lo que me habían echo Antonia y León como para preocuparme por ella.
[...]

Había estado pensando en lo que mi madre había dicho y termine aceptado sus propuesta. Ahora iba camino a ver a la psicóloga de la universidad. No le había dicho a nadie porque ninguno de mis amigos sabía de mis pesadillas

—Emília Ruiz? —me preguntó una mujer bastante joven para ser psicóloga. Solo asentí

—Soy Manuela. Adelante

El lugar era muy acogedor, las paredes eran de color crema y habían algunos diplomas colgados, estantes llenos de archivos y en su escritorio una foto de un niño pequeño, supongo que debía de ser su hijo.

—Bueno Emília, cuál es el motivo de tu visita? —me preguntó.

—Eh... venido a... lo que pasa es que últimamente he tenido una pesadilla, la misma todas las noches —dije acomodándome mi falda. Siempre hacía eso cuando estaba nerviosa

—Has vivido algún hecho traumático? —dice mientras anota algo en una libreta.

Yo asentí y comencé a narrarle todo lo ocurrido. Ella solo escuchaba y tomaba nota. Me explicó que el primer paso era que yo pudiera contar como me había sentido con lo que me había pasado para luego poder ir superándolo.

—Bueno Emília es ha sido todo por hoy. Te espero el próximo jueves a la misma hora.

—Nos vemos —dije y salí de hay mucho más aliviada y tranquila. Se sintió también hablar y decir como me sentía a una persona que no conocía. No es que mis amigos no me escucharan solo que necesitaba una opinión parcial y sabía que ninguno de ellos lo haría.

Últimamente me había alejado de todos incluso de Claudio, él había decido darme mi espacio, lo extrañaba pero necesitaba sanar y superar esto yo sola. Aunque cuando me iba a ver era imposible no pedirle que se quedara conmigo, solo cuando estaba él cerca mío me sentía segura y lograba conciliar el sueño.

Iba llegando a la facultad cuando a lo lejos lo vi se veía hermoso y sin pensarlo mucho corrí y lo abracé por atrás, al comienzo se tensó pero al girarse y ver que era yo se relajó

—Amor...—sabía que preguntaría así que lo interrumpí dándole un beso. Había extrañado estar así con él

—Te extraño —susurré a centímetros de sus labios, me miro y puede ver un brillo especial en sus ojos e inmediatamente me abrazo y sentí su sonrisa. Quizás no estaba lista al cien por ciento pero ya había dado el primer paso hablando con Manuela.

—Yo igual. Y aquí estoy y estaré SIEMPRE —me dijo dándome otro beso. Sabía que con la ayuda de él y mis amigos iba a superar esta situación.

TE PIDO PERDÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora