Capítulo XVII

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Capítulo XVII

     << ¿Por qué ha cambiado tanto? No es posible que sea por mí. No es posible que haya cambiado por causa mía...>>, se decía Anarella al encerrarse en su habitación. Fuera la que fuera, una parte de ella se negaba a creer que en realidad sentía algo por ella.



— Buen día, señor O'Rourke.— expresó al detenerse detrás de él, al verlo de pie en aquel jardín que empezaba a cambiar.

— Buen día, Anarella... ¿Qué hace tan temprano despierta? Jeremy aún...

— No lo vine a ver a él, sino a usted...

—¿A mí? ¿Ha sucedido algo?

— No le entiendo... — sonrió con un toque de ironía—. ¿Usted? ¿Usted que más que nadie se enorgullecía por ser quien era, y por ese estúpido odio hacia mi primo?... ¿A quién pretende engañar?... ¿A mí?

— La vida lo hace cambiar a uno... sino es de una buena manera, por una mala es más que suficiente.

— ¡Basta de su filosofía masculina! Creo que usted me debe una respuesta más sencilla.

— También yo podría preguntarle el por qué dicho interés tan repentino... ¿Qué quiere que le diga?

— Únicamente la verdad... pues tengo toda clase de razones para pensar mal de usted. Y usted no puede negarse a eso.



Duncan O'Rourke guardó silencio un momento y vio como trataba de no perder la calma.


— ¿Está segura de que quiere escucharla, sea cual sea?

—Sí, lo estoy...

—¡Está bien!...Usted gana... Usted se ha convertido en el motivo principal...

— ¿Yo?... ¡Miente!... No creo cuando usted afirma sentir algo por mí. Olvidando su odio hacia mi primo y hacia todo aquello que él le hizo...

— Mentiría, es cierto... Lo haría una y otra vez si pudiera. Pero ya no puedo...— expresó molesto conmigo mismo, porque por primera vez doblegaba su orgullo ante un Rowling—. ¡Ya no puedo ser quien solía ser!... Su sacrificio, su dolor y todo aquello que me hizo ver cuando estuvo en cama, por mi culpa, cuando estuvo a mi cuidado, abrieron la brecha que jamás pensé cuando la até a esta vida que no se merecía.— su tono de voz expresaba lo mal y lo culpable que me sentía.

— ¿De qué habla? ¿De qué dolor me habla?_ expresó ella al sentir que había una verdad que ahora era de aquel caballero.

— No debería decirlo... No es propio de un caballero.

— Más le suplico que hable— tomó su brazo izquierdo, mientras me miraba fijamente—. ¿Qué intenta decirme?

— Señora, no me haga hablar... Por favor... Os suplico.

— ¡Hable!... ¿Qué dije?... ¿Deliré cuando tuve fiebre?— lo miró queriendo saber que había sucedido.

— Yo... — ¿Qué podía decirle? ¿Qué? Ella se encontraba asustada—. Me hizo ver lo cruel que he sido con usted. Aquella verdad conmovió a mi corazón. Y desde entonces me he odiado a mí mismo... No sabía lo ciego que me encontraba...

— ¡No diga más! ¡Es suficiente!— dijo al colocar una mano en su boca, mientras las lágrimas bañaban su rostro.

— Perdóneme nuevamente, pero no puedo...

— ¿Por qué?— expresó moleta consigo misma—. ¿Por qué le hace feliz el verme así? ¿Verme destruida por esa verdad que tal vez dije mientras deliraba?

— No. No ha sido por causa de eso..._ respiró profundamente_. Usted me hizo remover mi propio dolor oculto. En ese instante... Usted me hizo recordar la manera en que mi mundo se derrumbó cuando perdí a mi prometida... Y lo errado que estuve cuando me refugie en la idea de hacerle pagar a Patrick Rowling cada herida y cada lágrima que él le hizo derramar a ella, al engañarla... Ella murió por culpa de su primo. Murió de desamor...— agregó al alejarse un poco de ella, sin saber si ella le escuchaba o le miraba—. Desde entonces comprendí que ya no podría volver a odiarla, Señora O'Rourke... Mi venganza no debió tocarla jamás a usted. No debí cometer el error de amarrarla a esta vida junto a mí...


Dio la media vuelta, buscando, al mismo tiempo, su rostro.


— Tal vez no merezca su perdón jamás... Y no la juzgo si es su decisión. No obstante, ¡Ha sido en vano seguir luchando en contra de lo que siento ahora por usted!

— No quiera confundirme...— le respondió Anarella al querer alejarse.

— ¿Es tan difícil creerlo?... ¿Por eso se aleja de mí?

El silencio de Anarella fue su respuesta. era un claro "sí" era imposible creerle.

—He empezado a amarla, Anarella. Usted se ha adherido a mí, como la sangre que corre por mis venas... ¿Qué quiere que haga para que vea que estoy siendo sincero?

— No sea absurdo, señor O'Rourke. Usted y yo somos dos personas distintas... Ruego que la pena pronto desvanezca de su corazón. Y logré olvidar lo que cree sentir por mí.— en aquellas palabras podía sentir su respiración, y la manera en que vacilaba al expresarlas.

— ¿Eso cree?—le preguntó al acercarse a ella, mientras sus miradas se hablaban.

— Sí...

— ¿Estaría dispuesta a ocultar sus propios sentimientos?

— ¿Cuáles sentimientos?— "¿Acaso había expresado aquello que se negaba, en su delirio?", se preguntaba asustada.

— Los que usted no es capaz de...— se detuvo al ver que la ponía nerviosa. Y molesta, sin aún él conocer que era lo que realmente ella sentía por él—. Con su permiso, Señora O'Rourke... Perdone mi actitud egoísta...


Se retiró de allí, ignorando, al mismo tiempo, que ella también empezaba a sentir algo por él.

Corazón de Témpano (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora