Capítulo XXI

18.1K 1.2K 17
                                    

Capítulo XXI

      El corazón de Anarella no se quedó tranquilo durante toda la noche. Sentía que algo pronto sucedería, pero no sabía qué. Y aquello le asustaba, al mismo tiempo que se decía a sí misma que estaba algo paranoica. ¿Qué podría sucederle en aquel lugar?



     Sin embargo, su primo se encontraba allí. A sus oídos habían llegado la noticia de su embarazo y que pronto habría un O'Rourke con sangre Rowling. Ella tenía tres meses de embarazo y estaba en la dulce espera de aquel hijo que afianzaba el amor que había nacido entre ella y Duncan. Y aquello Patrick no podía concebirlo. No estaba dispuesto a permitir que dicha noticia llegase a su familia, después de dar los informes que él se había atrevido a dar. Desacreditando a su eterno enemigo Duncan O'Rourke.



     Él conocía a la perfección a su prima. Y sólo esperaba un descuido de ella. Uno... Y concluiría todo aquel plan. Regresarla a Inglaterra, sin importarle el que dirán. Al menos, con ello podía ocultar por mucho más tiempo el desastre que él había cometido al perder parte de los bienes de su familia. Y el tiempo se le iba cada día cuando sabía que tarde o temprano, si no conseguía pagar todas aquellas deudas, su familia sabría lo que él había hecho.



     Para preparar la última estacada de su oscuro plan, aquel que acabaría por completo con la felicidad de su prima. Volviéndola como un pequeño animal indefenso que acorralarían antes de cazar, y así se la llevaría de regreso a Londres, para fingir antes los demás. Y más le valía a Anarella obedecerle, o sería capaz de matar a Duncan o a ese bebé que ella esperaba con ansías.



     La felicidad tenía un precio para él, y era impagable para los demás. Y así, sin aún dormir, esperó ver a Duncan alejarse de aquel lugar a cabalgar como un orgulloso irlandés lo haría con sus tierras. Y aguardó al ver a salir a su prima, como solía hacerlo todas las mañanas.



      Una sonrisa de triunfo se dibujó en su rostro, al verla salir sola, sin el estorbo de su abuela materna. Su satisfacción fue inmensa.



     Todo volvía a su cauce.



     Siguió a su prima, ocultándose de ser visto. Era mejor prevenir que lamentar. Hasta ver que nadie les vería para enfrentarse a la traidora de su prima.



—Creíste que no regresaría, después de intervenir para que O'Rourke no me enfrentara en duelo. Lamento que no hayas cumplido tu sueño...— le susurró al oído, al colocarse detrás de ella.



     Su voz le causó repugnancia. Asco. Deseaba huir, pero no podía escapar cuando ella de pronto sintió algo que la apuntaba por la espalda.



— No intentes gritar ni huir de mí... Y si deseas que la vida de tu flamante esposo o la de tu hijo no se vea afectada por causa tuya... Es mejor que me sigas. O haré lo que nunca jamás pensaste que sería capaz... ¿O es lo que quieres para ellos?

— ¿Patrick?— dijo en desconcierto.

— Sí... Tu adorado primo. ¿O es que me has olvidado?

— Lo que estás haciendo no me parece de un caballero... Mi tío se decepcionara de lo que estás haciéndome...

— ¿Y crees que te creería a ti?— bufó mientras le obligaba a seguirle—. Te informo que mi familia se siente decepcionada por no haber sido invitada a tu magnifica boda... — se rió con malicia—. ¡Oh verdad! Se me olvidaba... Mi querido Duncan te obligó a casarte con él, siendo tan malvado...

— ¡Sabes que no fue así! —expresó molesta.

—¿Y intentarás contradecirme?... Anarella, no creo que sea lo correcto. Me importa un bledo lo que hiciste... Mi padre no lo sabe. Ni lo sabrá jamás... Aún siento la delicia de ese duelo que me espera. Y podría llevarlo a cabo, si tú insiste en contradecirme... ¿Realmente quieres que maté a tu esposo en un duelo?



     Las lágrimas bañaron el rostro de Anarella. Haciéndole sentir tan vacía. Desvaneciéndose su ser por completo en ese instante.



— ¡Está bien! ¡Iré contigo!— dijo sintiendo que era la única manera que podía mantener a todos lo que amaba con vida, mientras sentía que su corazón se desangraba por completo.

— Sabía que era lo que me dirías...




     En aquel barco de regreso a Inglaterra, el corazón de Anarella se desgarraba por dentro. Al mismo tiempo, en que sus lágrimas bañaban sus ojos, mientras le decía adiós a Irlanda.



     Aquel cielo que miraba en la cubierta, a pesar de ser brillante, para su ser era gris.



     Adiós. Adiós... Adiós a la felicidad junto al amor. Junto al ser que le había mostrado que podía ser feliz en Irlanda.



— Deja de llorar... Te ves tan patética— le dijo su primo, al acercarse a ella—. Deberías regresar a tu camarote... Y hacerte a la idea de que al llegar a Londres, estarás de regreso en el lugar de donde nunca debiste marcharte... Como debió ser desde un principio...¡Olvida tus raíces irlandesas!



    Ella se apartó de él, sintiendo como la sangre se enervaba por sus venas. Odiándolo con todo su ser. Por lo que se alejó de él, mirándolo seriamente. Sin hablarle.



      Sólo esperaba que Duncan no cometiera una locura si terminaba enterándose de lo que Patrick le estaba haciendo a ambos. No quería que nadie saliera herido. Y ella, a su manera y a su tiempo, encontraría la manera de cómo regresar a Sligo.

Corazón de Témpano (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora