Corazón de Témpano (Editada)

Epílogo

Epílogo

      La mejoría de Duncan fue lenta, sin embargo, a pesar de ello, Anarella sintió que Dios había escuchado sus plegarias. Sus lágrimas volvieron a derramarse cuando había vuelto a escucharle a Duncan decir su nombre y había mirado sus ojos, haciéndole ver cuanto le amaba.

      No obstante, algo más había conmovido su corazón.

—Creo que arruiné todo...

—¿De qué hablas?

     Duncan sonrió un poco, mirándola a los ojos, mientras seguía en cama.

— Vine a rescatarte... Y el rescatado fui yo— expresó graciosamente_. ¡Mírame! No pretendí acabar así, en cama. No me gusta verte preocupada por mí...

— Prefiero verte así...— rozó su mejilla derecha—. En vez de en una tumba. Por lo que tendrás que acostumbrarte a mis cuidados. Es lo que te has ganado por casarte con una terca medio inglesa de apellido Rowling.

      Duncan la miró haciéndose el pensativo. Como si analizará si había cometido un error al casarse con ella. Anarella, en cambio, le miró con una mirada de incredulidad al no poder creer que él la mirase de esa manera, hasta que vio aquel brillo travieso en los ojos de su amado esposo.

— Jamás iba a permitir que alguien me separara de ti... Ni siquiera la muerte. ¿Puedes comprender eso?... Puedo ser más terco que tú, mi amada esposa Anarella. Es parte de mis raíces irlandesas. Volvería a casarme con usted, si me lo suplicara o no... Pues todo este tiempo he descubierto que no hay mejor felicidad que la que he tenido al conocerte. Y si es un error, lo volvería a cometer muchas veces. Pues amarte me ha hecho bien y ha descongelado este frío corazón que era un témpano.

— ¡Oh Duncan!...

—Te amo... Te amo y volvería a amarte. ¿Sabes por qué? Porque nada me impediría a hacerlo. El hecho de que seas una Rowling o una medio inglesa no me detendría. Tu forma de ser conquistó a mi corazón...

— Señor O'Rourke...— sonrió, aunque una lágrima empezó a recorrer su rostro—.Usted ha sido también lo mejor que ha llegado a mi vida.

— Lo sé, suelo ser irresistible...— le expresó con picardía, al guiñarle un ojo.

— Si usted lo dice...— fingió no compartir la misma opinión.

— ¿No me ama, señora O'Rourke? ¿Le desagrada tanto que sea su esposo?— le siguió el juego, sin dejar de ser pícaro.

— Sabes que te amo más de lo que nunca pensé que llegaría amar a alguien. Cuando me marché a Irlanda, jamás pensé que conocería a alguien que también cambiaría mi vida. Tú fuiste la mejor decisión que tomé en mi vida... Sligo tuvo más sentido para mí, después de conocer al hombre maravilloso que ocultabas dentro de tu frío corazón. Había escuchado tantas cosas de ti, antes de conocerte, que deseaba no cruzarme en tu camino. Cuando me salvaste aquel día en que yo había salido a cabalgar y a conocer las tierras de mis abuelos y de mi madre, creo que la vida pretendió hacerme ver lo equivocada que estaba... Debía conocerte.