Capítulo XIV

21K 1.5K 22
                                    

Capítulo XIV

  

     "¿Qué le había dicho?" se decía a sí mismo, aún molesto por todo. Incluso consigo mismo. No tuvo el valor de desayunar con Jeremy, todavía no entendía lo que realmente le sucedía. Había una lucha interna dentro de él, como si dos personas se diputaran su existencia y sus decisiones. Sin saber cual de los dos saldría victorioso.




     Pronto el amanecer se transformó en atardecer. Y el atardecer poco a poco se iba transformando en anochecer. Afuera hacía mucho frío. No obstante, se había privado de saber lo que ocurría detrás de la entrada de su estudio. Necesitaba tiempo para reflexionar y aclarar las ideas que habían en su cabeza. Sabía que no había querido decirle aquellas palabras a Anarella, mucho menos, tratarla como lo había hecho. En sus manos aún tenía aquel documento que internamente sabía que no quería utilizar, aun cuando estuviese firmado con sus propias manos. Internamente sabía que amaba la presencia de Anarella, y tal vez, que ya no quería odiarla.




— ¡Señor O'Rourke, Anarella aún no aparece!... — le dijo Jeremy preocupado al abrir la puerta y al interrumpir sus pensamientos—. Esta haciendo mucho frío y está empezando a oscurecer.

— Jeremy, cálmate. — le dijo al ver como se colocaba en frente de él, con lágrimas en sus ojos.

— Señor O'Rourke, solo ha sido mi culpa. Solo mi culpa... ¡Fui yo quien le suplicó a su esposa llamarla "Mamá"! No fue su culpa... Va a empezar a oscurecer. ¡Búsquela, por favor!

— Jeremy, tal vez este en su habitación, o en jardín y tú no te has dado cuenta.

— Ya la busqué en esos dos lugares, y no está allí... Por favor, búsquela, señor O'Rourke... Tal vez le ocurrió algo.




     Lo abrazó fuertemente, sintiendo su preocupación. Preocupación que también se adhería en su interior. "¿Qué había hecho?", se decía, sintiendo el peso de sus palabras.




     Aquel mismo día, después de la conversación que tuvo con Jeremy, rompió aquel documento que por odio había mandado a redactar días después de su matrimonio con Anarella.




    Se hizo grupos de búsqueda para hallar a Anarella. Una parte de él sentía que ella no se encontraba tan lejos, mientras la otra parte rogaba encontrarla bien, ya que para su desgracia, había empezado también a llover.




— ¡Anarella! ¡Anarella!... ¿En dónde estás? ¡Respóndeme...Por favor!— gritaba a todo pulmón, sintiendo su corazón comprimido, al mismo tiempo, que aquel vacío en mi ser. "¿En donde se encontraba?", se preguntaba, sintiéndose aún más culpable.




      El silencio de su voz era la única respuesta que podía recibir.



      Horas y horas la buscó, bajo esa inclemente lluvia y de aquellos truenos.



— "¿Dónde estás? ¡Por favor, respóndeme!"— se decía a sí mismo, mientras las lágrimas bañaban su rostro, al igual que lo hacía las gotas de lluvia.




      Sentía que su mundo se tambaleaba tras su silencio. Tras su ausencia. Pero nada le hacía hallarla. Temiendo que algo terrible le hubiese ocurrido por culpa suya.

Corazón de Témpano (Editada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora