11-. "CONMIGO, SUFICIENTE"

93 0 0
                                        

Ahora más que nunca recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo.

Victoria Díaz me encontró el jueves, ayer fue viernes y hoy es sábado. Y también es mi debut en este bar, que lleva abierto algunos meses y ya tiene su clientela porque la comida está bastante buena y, además, es bastante económico.

—¿Estás nerviosa? —me pregunta Eris y yo sonrío.

—¿Tú qué crees?

—Tía, que vas a cantar delante de muchas personas —ríe Liv y yo respiro hondo.

—Sí, gracias, Liv, no lo recordaba —pongo los ojos en blanco—. Lo que sí me da miedo es el hecho de haber invitado a Janet, porque lo mismo se trae a Ugo.

—Sabiendo lo que pasó, lo dudo —dice Liv.

—Pero es Janet —recalca Eris.

—Se lo va a traer —me llevo una mano a la cara. Pero no dejo que esa información me ponga más nerviosa.

Si algo tengo bueno es que por muy nerviosa que esté, sé controlar esos nervios y hacer ver que no lo estoy. Y no voy a negar que ahora mismo estoy acojonada.

Veo a mis padres y mi hermano entrar por la puerta del bar, con algunos amigos suyos, y yo les saludo de lejos, así que ellos se acercan a mí.

—Hola, cariño —saluda mi madre y le da dos besos a Eris y a Liv—. ¿Estás nerviosa? —me pregunta y yo me la quedo mirando.

—Sí, mamá, lo estoy, pero no voy a dejar que los nervios me controlen.

—Así me gusta, hija, hay que hacer frente a las cosas con un par de ovarios —sonríe mi padre y le devuelvo la sonrisa.

Son las nueve y media de la noche. El telón del escenario está echado. Oigo a Victoria mandar a callar al público que hay fuera, cada quien tomándose lo que haya pedido.

—Hola a todo el mundo —empieza—. Bien, como muchos ya sabréis, abrí este bar con la intención de que fuera un bar musical en el que pudieran actuar personas con mucho talento aún no descubiertas. Y hace tres días conocí a la chica con más talento que jamás he oído. Canta que te mueres y en breves momentos, vosotros también pensaréis lo mismo. Aún no tiene ningún trabajo personal, pero no dudo que en poco tiempo podrá enseñarnos sus nuevas canciones. Por ahora, cantará la que es su canción favorita de su disco favorito. La artista es Miriam Rodríguez, a quien dice admirar muchísimo, y la canción es Conmigo, Suficiente. Espero que la disfrutéis como sé que lo haréis.

Una vez Victoria termina de hablar, el telón empieza a abrirse. Ha llegado el momento.

Me acomodo en el taburete en el que estoy sentada y rasgo la guitarra para dar los primeros acordes de la canción. El silencio es sepulcral, por lo que oigo cómo se abre la puerta del bar y entra Janet. Acompañada de Ugo.

Si este fuera mi mejor día sería mentira sin tu latido, ya no me río cuando a la vida le faltas tanto —la gente empieza a poner caras de sorpresa y noto que les ha gustado—. Me faltas y hago nada de nada para volverte si el escenario cambió mi suerte. Sin darme cuenta, cambié de abrazo —he decidido que voy a cantarle a él la canción. Porque me representa en mi estado de ánimo—. Voy sintiéndome así, tan diferente. No preguntes, no te atrevas, ¿qué se siente? Si alguna vez fui la valiente, lo fui al separarme de ti. Conmigo, suficiente.

La gente aplaude y a mí se me hice un nudo en la garganta de todos los recuerdos que me vienen a la mente. Recuerdo todas las tardes que pasé con Ugo, en mi casa, en mi sofá. Recuerdo también todas las noches que dormimos juntos.

Maldita la madrugada, maldita la hora verte —se lo estoy cantando y veo en su cara que él lo sabe—. ¿Quién le quitó la palabra a este silencio que miente? —porque nos distanciamos, porque dejamos de hablarnos. Y ninguno quería—. Maldigo todo por nada si en cada verso no vuelves —porque esta canción me desgarra el alma, porque esta canción parece que me la hayan escrito a mí para que se la cante a él—. Te encuentro en cada mirada y en el aplauso te pierdes —porque nos miramos constantemente, pero a veces le pierdo entre la multitud que me aplaude y que se encuentra más cerca de mí que él—. Voy sintiéndome así, tan diferente. No preguntes, no te atrevas, ¿qué se siente? Si alguna vez fui la valiente, lo fui al separarme de ti —porque sí, porque lo que más me ha costado en esta vida ha sido aceptar que no puedo estar con él, porque no estamos destinados a estar juntos.

Porque en la vida hay dos tipos de amores: el DE tu vida y el PARA tu vida. El amor DE tu vida es aquel del que te vas a enamorar pero no vas a poder tener. El amor PARA tu vida es aquel del que te enamorarás y con el que pasarás el resto de tu vida.

Y para mí, Ugo es el amor de mi vida; igual que yo el de la suya.

Conmigo, suficiente —canto finalmente, porque sí, porque ya he superado el hecho de que no estemos destinados. Y porque sé que conmigo es suficiente.

La gente aplaude y se levanta de sus sillas para sonreírme y felicitarme. Y es entonces que me doy cuenta de que tengo los ojos llenos de lágrimas y de que Ugo está llorando.

Doy las gracias al público y bajo del escenario. Todo el mundo me felicita por lo bien que lo he hecho. Mis padres me dicen que están muy orgullosos de mí. Eris y Janet vienen corriendo a mí, ambas con lágrimas en los ojos y me abrazan.

—¡Qué bonito ha sido! —dice Janet.

—Has hecho magia, Avril, ha sido precioso —dice Eris.

Y yo sonrío y lloro y me quedo mirando a Ugo, que se acerca a mí.

—Qué bonito te ha quedado —susurra y yo no puedo evitar rodear su cuello con mis manos y abrazarlo con todas mis fuerzas—. Te quiero —susurra en mi oído y eso sólo sirve para que llore más y más, y para querer estar con él, pero no podemos. Así que me separo de él.

—Mira, Ugo, lo nuestro ha sido muy bonito, ha sido algo que me ha marcado para siempre, y sé que a ti también, pero no puedo estar contigo porque nadie me asegura que no vayas a hacerme lo mismo que le has hecho a Xènia. Que sí, que sé que no serías capaz, porque de mí te has pillado más, pero no puedo, Ugo, lo siento —explico y beso su mejilla por última vez.

Me alejo de él en dirección a mi familia y amigos, dejándolo atrás y con la palabra en la boca. No me digno a mirarlo porque sé que estará desolado y no quiero verle así.

Quizá Ugo y yo nos encontramos en otra vida y quizá allí tengamos una nueva oportunidad de estar juntos sin Xènia de por medio, pero en esta vida que estamos viviendo, no podría tener algo con él sabiendo que es capaz de poner los cuernos. Porque eso es lo más rastrero que puedes hacerle a alguien, si ya no quieres a esa persona, la coges y se lo dices; pero no la engañes con otra porque eso no está bien —a menos que tengáis una relación abierta, claro—.

Yo a Ugo le he querido y le quiero mucho, y estoy segura de que él a mí también me ha querido. Ambos hemos sido el amor de la vida del otro, y por eso mismo no estamos hechos para estar juntos, y cuanto antes lo entendamos, antes lo superaremos.

Y, finalmente, sí, como bien dice la canción: conmigo, suficiente.





CONMIGO, SUFICIENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora