C06 - Un sueño hecho realidad

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❝Creo que Fruys es realmente un gran dragón❞

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28

Nos convertimos en la mayor potencia de la región noreste de Finanse tras la anexión del territorio de Lord Kaller. Los demás estados grandes nos miraban como un tigre a su presa, y muchos de los feudos pequeños y medianos vinieron a jurarnos lealtad.

Cantando canciones de victoria durante todo el camino, rara vez sufrimos alguna derrota gracias a la ayuda de Fruys. Las tropas y los oficiales estaban todos muy animados, y no podían ocultar la complacencia que les producía nuestro torrente de triunfos. Andy y yo vimos todo esto y no pudimos evitar sentirnos preocupados.

Una vez más, ganamos otra batalla y nuestro territorio se expandió un poco más hacia el oeste.

Pero esta vez, Fruys no voló de vuelta a su tesoro para dormir después del combate. Incluso rechazó su parte del tesoro y me dijo: ―Ya estoy bastante recuperado. Ya no es necesario que me des esta cantidad. Repara mejor tus torres de arqueros y tus catapultas. Mira tus defensas; ¿crees que es mejor que la basura? 

Tenía una mirada fría y desaprobadora.

Esto era así a pesar de que los dragones no tenían expresiones faciales tan obvias y ricas en detalles como los humanos.

Fruys estaba realmente preocupado por el feudo. Conmovido e inseguro de cómo responder, no pude evitar levantar los ojos para mirarlo. ―Fruu... 

Fruys se puso nervioso. Levantó las garras delanteras, pero parecía no saber dónde ponerlas, y acabó mirándome fijamente. Habló en voz baja: ―¿Por qué lloras? ¿Quién te ha intimidado? Les daré una paliza... No llores. Esta vez... no, la próxima vez también, y la siguiente, ¿por qué no te quedas con todo el tesoro que incautamos? 

―¿Quién está llorando? ―repliqué en silencio. Es imposible que yo, el gran Lord Smith, sea un hombre tan débil y frágil.

Creo que debe ser porque le conté historias sobre cómo mi territorio fue acosado desde el principio que Fruys tiene ahora la impresión de que soy un organismo frágil y endeble.

Después de instarle a medias a que volviera a su habitación y de regresar a la mía, me fijé por casualidad en mi reflejo en el espejo vestidor, con los ojos enrojecidos y rebosantes de humedad.

Me reprendí a mí mismo, con ese aspecto, no era de extrañar que Fruys pensara que estaba llorando. Era bueno que nadie me viera así.

Aunque... supongo que es culpa mía por tener emociones tan intensas que mis conductos lagrimales se encharcan con facilidad...

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29

A decir verdad, sé perfectamente que soy una persona muy sensible. Las lágrimas empiezan a brotar con facilidad al menor estímulo, y podría llorar como si no hubiera un mañana aunque no pasara nada.

Sin embargo, sabía que debía ser más como mi padre, un hombre fuerte y duro.

Por eso hacía más de diez años que no veía una tragedia en el teatro con mucho público.

Sólo de vez en cuando me atrevía a encender una vela en mitad de la noche, sin nadie alrededor, y a leer en silencio una antología de Haider, el mayor poeta trágico de la era moderna.

Me permitía llorar a escondidas hasta que mi cara se manchaba de lágrimas.

Por ello, he considerado que la facilidad con la que se me han puesto los ojos rojos hoy se debe a que he estado demasiado ocupada con el trabajo y no he podido leer poemas durante demasiado tiempo.

Boca de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora