C07 - Herido

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❝Sangre azul hielo❞

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30

Un ataque nocturno por sorpresa nos pilló desprevenidos, y muchas de las tropas sufrieron heridas a consecuencia de ello. La batalla que siguió también dañó gravemente las fortificaciones.

Andy parecía grave: ―Es Cavendish del sur. Tienen dos hechiceros de alto nivel, uno de los cuales es un mago de tipo niebla experto en ocultación.

Dos hechiceros de alto nivel y dos torres mágicas. En nuestra pequeña tierra, eso era definitivamente un signo de poder.

Mi corazón se sintió un poco pesado. Habiendo ya declarado la guerra y dado el primer golpe, seguramente no pasaría mucho tiempo antes de que mi oponente atacara de nuevo.

Reflexioné sobre esto durante un rato antes de dar una palmadita en el hombro de Andy. ―Reúne a las tropas y prepárate para avanzar.

Un fuerte ataque es siempre la mejor defensa.

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Esa misma noche, fui al lado de Fruys y me senté a su lado. ―Fruu, nuestro oponente tiene dos hechiceros de alto nivel. ¡Hechiceros de alto nivel! Nunca me he encontrado con uno antes. ¿Tienes miedo? 

Le di una palmadita en el hombro, pero sólo me apartó con una garra. Se dio la vuelta y me lanzó una mirada de desprecio. ―No me insultes. Los humanos son enclenques y débiles, ¿cómo podría temerles? 

Me sentí ligeramente aliviado.

Fruys siempre me tranquilizaba con facilidad.

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Sin embargo, todavía estaba herido por esos humanos 'enclenques y débiles'.

Nadie esperaba que el mago de la niebla llevara una rara espada para matar dragones.

La hoja de matar dragones se refería a una hoja afilada que era capaz de cortar las escamas de un dragón. En realidad, no era una hoja única en su clase. Pero en este mundo, las espadas capaces de cortar escamas de dragón eran escasas. Era raro que una espada fuera capaz de alcanzar el nivel de una espada para matar dragones.

La que poseía el mago de la niebla era una daga.

Cuando Cavendish fue atravesado por la espada de Andy y exhaló su último aliento, los dos hechiceros que tenían un contrato de vida o muerte con él supieron que no les quedaba mucho tiempo de vida. El mago de la niebla se transformó en una bola de niebla y apuñaló a Fruys en un intento de acabar con él en una destrucción mutua.

Por supuesto, Fruys no sería derrotado fácilmente de esa manera, pero aun así fue cortado en el abdomen por la afilada hoja. La sangre de color azul hielo rezumaba lentamente de la herida.

Aunque había visto a Fruys herido antes, nunca había visto su sangre.

Andy se quedó a cargo de la limpieza después de la batalla como de costumbre, mientras que Fruys tranquilamente me siguió a su habitación. Entonces, se desplomó en cuanto entramos.

Me arrodillé a su lado, sintiendo un dolor extremo en mi corazón.

Las medicinas humanas que tenía eran completamente inútiles; esto lo sabía ahora.

Fruys agitó lentamente su cola mientras me hablaba: ―No es nada. Estaré bien después de descansar un poco. Sólo por un descuido me he herido con un cuchillo tan pequeño.

No pude disimular mi expresión de culpa y reproche cuando levanté la cabeza y me encontré con su mirada.

Fruys parpadeó con sus enormes ojos azul hielo: ―Adam... estoy bien. No me mires así.

Sin embargo, me obstiné y seguí mirándole.

Suspiró a regañadientes, antes de cerrar los ojos: ―Bien. Entonces te dejaré lamerlo.

Le miré con ojos muy abiertos y confusos.

―Digo que puedes lamerme la herida. ―habló Fruys.

No pude comprender sus palabras. ¿Podría ser que dejara de doler si la lamía? ¿O la herida se curaría aún más rápido? No obstante, escuché lo que decía y acerqué mis labios a su estómago y a la sangre azul hielo, ya que Fruys no estaba cerca de nadie más. Independientemente de los beneficios que esto trajera, nadie más que yo podía hacer esto por él.

El cuerpo de Fruys se estremeció ligeramente cuando mi lengua tocó suavemente su herida.

Después, le oí decir. ―Mhm, mi sangre es muy valiosa. Lámela para que no se desperdicie.

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33

Este dragón engreído era tan tacaño que no podía escatimar ni una gota de su propia sangre, ¡me dieron ganas de tirarlo por el balcón!

Después de considerar la diferencia de nuestros tamaños, llegué a la conclusión de que probablemente tendría problemas incluso para mover su cabeza. Por lo tanto, sólo pude dejar ir a éste sujeto con gran reticencia, y continuar lamiendo su sangre.

Parecía estar muy cómodo allí tumbado con los ojos cerrados.

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34

Nunca le había dicho esto a Fruys, pero estoy muy agradecido de que haya aparecido ese día.

Deseaba poder hacer más por él.

Incluso si a sus ojos, yo era sólo un humano insignificante.

Boca de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora