C12 - La Era de un Gran Lord

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❝El caso de este Lord de pacotilla nos enseña a ampliar nuestras perspectivas, a estudiar más literatura, y que vivir una vida aislada en el Continente de Finanse no es bueno❞

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Aunque me quedé ciego, el estatus de mi territorio y sus circunstancias favorables no se vieron alterados fácilmente.

Nos hicimos más y más fuertes, y poco a poco nos convertimos en la potencia más influyente del norte. Todo el mundo sabía que sólo era cuestión de tiempo que nos enfrentáramos a Lord Ansai y a la Alianza del Sur.

Habían pasado cerca de tres años desde que conocí a Fruys.

Hace dos años, recuperó su capacidad de mantener su forma humana durante todo el tiempo que quisiera tras una completa recuperación, pero no se marchó y permaneció a mi lado todo este tiempo

Tenía un poco de miedo, pero no me atrevía a tomar la iniciativa y sacar el tema.

Estaba muy contento con mi vida actual. Mi madre y Anna estaban sanas y bien, mi hermano pequeño tenía un futuro brillante por delante, y mis ministros civiles y militares eran muy capaces.

Durante el día, Fruys me llevaba con frecuencia a volar a todas partes, y por la noche me dejaba acurrucarme con él hasta que nos dormíamos: era una vida realmente perfecta.

Sólo había una cosa de la que no estaba seguro: Desde hace un año, Fruys empezó a hacerme cosas malas con frecuencia.

Él era un dragón joven, poderoso y adulto con habilidades mágicas, mientras que yo sólo era un humano enclenque, débil y ciego. Incluso en su forma humana, era mil millones de veces más fuerte que yo. Sumado al hecho de que yo era una persona cobarde y sensible que no podía soportar perder la cara, la estrategia que elegí adoptar después de analizar cuidadosa y racionalmente mi situación fue:

Seguir mi reacción instintiva y simplemente acostarme.

En las ocasiones en que me pedía ardientemente algunas cosas, aceptaba pasivamente, y cuando se excitaba especialmente, intentaba mantener la calma y le rogaba con urgencia que no volviera a transformarse en su forma de dragón, ya que, como persona de origen humilde que se construyó a sí mismo a partir de la nada, mi sentido de la frugalidad estaba grabado en mis huesos desde hacía tiempo.

Si Fruys se transformaba en dragón, la cama quedaría seguramente destruida.

Domar a un dragón era, en efecto, muy difícil, y sólo podía preguntarme lo duro que debía ser para Ansai mantener a su dragón negro durante tanto tiempo.

Anna me estaba trayendo el desayuno cuando me escuchó quejarme. Después de dudar un poco, dijo: ―Adam, no todo el mundo doma a un dragón como tú... 

Me incliné más hacia ella, completamente intrigado. ―¿Cómo lo hacen otros Lords y reyes, entonces? 

Pero antes de que pudiera responder, el sonido de los pasos de alguien llegó y nos interrumpió. Era Fruys, durante estos últimos años aprendí a distinguir la diferencia entre los pasos de las personas y ahora podía identificar fácilmente los que pertenecían a personas conocidas.

Como un reloj, dijo: ―Anna, puedes descansar por ahora. Yo me ocuparé de Adam.

Escuché a Anna marcharse en silencio mientras Fruys acercaba una silla y se sentaba a mi lado. Mientras me daba unas cucharadas de sopa con una cuchara, habló con calma: ―No escuches a Anna. Todos los Lords se acuestan con sus dragones.

Tragué la sopa y pensé en lo que dijo Fruys. Independientemente de si decía la verdad o no, me resultaba difícil confirmarlo; después de todo, en todo el Continente de Finanse, sólo Ansai y yo teníamos dragones, y nuestras relaciones actuales eran hostiles.

Esperaba que algún día pudiera preguntarle a Ansai cómo había podido mantener la buena relación entre él y su dragón durante los últimos veinte años.

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Sin embargo, Fruys nunca me dio esta oportunidad.

Nuestra guerra con Ansai había llegado por fin.

Alguien que fuera ciego sólo se convertiría en una carga en la batalla, así que tuve que quedarme en casa y depender de los relatos de innumerables personas para tener una visión clara de lo que ocurrió en la campaña militar.

Al parecer, el enfrentamiento entre dos dragones que esperaban nunca se produjo.

Dijeron que el dragón negro de Ansai estaba originalmente dando vueltas en el cielo y rugiendo cuando Fruys llegó volando desde lejos siguiendo la estela de nuestras tropas.

El dragón negro sintió el aura del poderío opresivo de Fruys, se congeló por un momento y, enseguida, descendió y se postró en el suelo; una señal de sumisión, similar a la forma en que un campesino se inclina ante su monarca.

La fuerza es lo único que importa. Tras perder el apoyo crucial de su Dragón Negro, las tropas de Ansai fueron derrotadas, y los soldados bajo el mando de mis subordinados las despedazaron.

Aunque no tuve la oportunidad de intercambiar consejos sobre cómo domar dragones con Ansai cara a cara, sólo pude adivinar que su experiencia era probablemente muy diferente a la mía; por ejemplo, escuché que su dragón no podía usar magia, no podía transformarse en humano y ni siquiera podía cambiar de tamaño cuando quisiera como Fruys.

Si su dragón no podía transformarse en humano ni hacerse más pequeño...

Teniendo en cuenta cómo no pude soportar aquella vez que Fruys intentó hacerlo de esa manera, ¿qué tan terriblemente duro debió ser Ansai durante los últimos veinte años...?

Al llegar a esta profunda comprensión, no pude evitar sentir más simpatía por mi camarada Lord Ansai, quien diligente y concienzudamente crió a un dragón durante tantos años y aun así encontró una muerte violenta al final.



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El autor tiene algo que decir:

Anna sabe mucho, lo que parece chocar con su identidad de 'solterona de un pequeño Lord en el Continente de Finanse', Sin embargo, ten por seguro que no se trata de un BUG.

Boca de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora