ʟᴏs ᴀᴍᴀɴᴛᴇs ʏ ᴇʟ ᴀᴍᴏʀ ᴠᴇʀᴅᴀᴅᴇʀᴏ

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Eran conocidos por Midoriya y Bakugou, sus novios los llamaban Izuku y Katsuki y para los amantes el uso de Deku y Kacchan era exclusivo

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Eran conocidos por Midoriya y Bakugou, sus novios los llamaban Izuku y Katsuki y para los amantes el uso de Deku y Kacchan era exclusivo. Me enfermaba cada ocasión que se llamaban con ese apodo infantil. Escuchar esa voz amable y dulce decir «Kacchan» casi en medio de un suspiro y entonces escuchar esa voz brusca y áspera responder «Ahora que quieres, Deku». Mi lógica me decía lo hacen por costumbre y mis entrañas me gritaban lo hacen porque se quieren.

Era verdad que no se dirigían muy a menudo la palabra. Y cuando lo hacían era durante el salón de clases, seguían siendo conversaciones leves como las anteriores del pasillo, fugaces e insignificantes sin levantar ningún motivo sobre deslealtades e infidelidades. Y a pesar de la evidencia no encontraba la calma. Una simple acción desataba mis celos. Rasguñaba la madera de mi escritorio cuando Bakugou pasaba hacia atrás alguna hoja a las manos de Izuku, no resistía mirar cada vez que sus dedos se rozaban, me dolía el sentir que las intenciones de mi novio no eran solo agarrar el papel si no tomar su mano y fugarse con él. A mi vista los segundos eran lentos y una tortura antes de que el papel pasara de manos. En esos instantes siempre hacia una mueca de dolor.

Mi actitud celosa estaba mal. Izuku se esforzaba hasta al cansancio para ser un héroe: se levantaba antes de la salida del sol, regresaba solo para desayunar, ducharse y cambiarse para la escuela luego entre clases se la pasaba con Iida y Uraraka y como también eran mis amigos yo estaba a su lado-mantuvimos nuestra relación en secreto para que nadie nos molestara-, por la noche cenábamos todos juntos y convivíamos en la sala hasta que todos empezaban a irse a dormir y Bakugou siempre era el primero en irse.

«¿Cómo tendría tiempo para encontrarse con un amante?» Meditaba el asunto y aparecía la verdad pero como razonar con mis entrañas. Odiaba que esos ojos rojos se quedaran mirando un instante a mi novio y entonces como un susurro tras su oreja Izuku volteara como si esa mirada de viento lo llamara desde la distancia. Odiaba ese tonto rostro que mi novio hacia cuando quitaba una pelusa de su traje y parecía tan feliz. Y no era mi paranoia yo podía ver esas micro acciones que parecían invisibles a los demás y Kirishima también las veía pero él no era tan paciente como yo, siempre terminaba discutiendo con su novio y me tenía que aguantar oír sus peleas debajo de mi balcón pero también oía sus reconciliaciones y me daban asco.

¿Cómo tendría tiempo ese tipo que se duerme temprano y se la pasa peleando y cogiéndose a Kirishima para tener de amante a mi novio? ¡Era imposible! Estaba cansado de pensar y mirando mi techo cerré los ojos. A los pocos minutos me golpeo una idea:

«Ellos se ven a media noche. Entre el silencio y la penumbra de la sala. Sus ojos rojos y verdes brillan. Y entonces se besan como si no hubiera un mañana».

Baje al primer piso y me encontré con sus sombras a mitad de la sala. A través de la ventana la luz amarilla-verdosa de una luna llena los iluminó, Bakugou tomó la barbilla de Midoriya y sus labios se unieron como si acababan de oír a un sacerdote decir: puede besar a la novia.

ʀᴇɢᴀʟᴏs ᴅᴇ ɢʀᴀᴅᴜᴀᴄɪᴏ́ɴ |ғɪɴᴀʟɪᴢᴀᴅᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora