15. Primera cita

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Renato 

—¿Pero qué es lo que pasa conmigo? ¡Controlate Renato, por Dios!

Es la cuarta vez, en menos de media hora, que me cambio de ropa. Cada vez que lo hago me siento más y más inseguro sobre mi decisión. No me gusta mi apariencia, no me gusta en lo más mínimo. Siento que estoy a punto de encontrar el conjunto indicado, pero por alguna extraña razón no termina de gustarme lo que veo en el espejo frente a mí. Debería tranquilizarme un poco, tampoco es para que me ponga de esta manera, como adolescente histérica antes del baile de graduación. Cualquier cosa estará bien para esta noche, ¿o no?

La verdad es que me aterra no estar a la altura de Gabriel. En los días que llevamos de conocernos, lo vi de una manera casi perfecta. Sus trajes negros, grises y azules, lo hacen lucir como uno de los hombres más hermosos que he tenido la oportunidad de conocer. En cambio yo, irradio una imagen descuidada y poco profesional. Sí, compré mucha ropa antes de venir, pero no sé si sea la correcta. Aunque ¿por qué preocuparme? No es que fuéramos a conocer a los reyes de Inglaterra.

Creo que por más que me esfuerce en intentarlo, jamás voy a estar a su nivel. Gabriel nació con ese porte, con esa imagen que irradia confianza, seguridad y que lo hacen ser un hombre deseado. Por lo que pude escuchar, él junto con Andrés eran dos de los solteros más codiciados en Italia. Necesito entonces, intentar relajarme un poco. Vergonzoso sería aparecer frente a él cubierto de sudor, o tartamudeando de repente.

Ese miedo irracional es lo que más curiosidad causa en mí. Nos hemos estado besando desde hace algún tiempo. Le conté cosas, en la intimidad de la noche, que nadie más sabe sobre mí. Y aun así, acá estoy, temblando de miedo ante la idea de nuestra primera cita. ¡Qué curioso suena eso! Esta noche será la primera vez en la que los dos vamos a salir con las intenciones completamente claras. Una noche en la que, sin fingir caretas absurdas, nos conoceremos de una manera más profunda.

Y eso es lo que más miedo me da, lo que eso significa.

De manera mucho más profunda.

Lo que pasó entre los dos la noche pasada, sólo hizo que me asustara más. ¿Debería parar todo en este momento, o dejar que siga su curso natural? Una parte mía tiene miedo de llegar a lastimarlo, y salir lastimado en el proceso. No sé lo que me espera más adelante, y la verdad es que no tengo deseos por saberlo. Otra parte en mi interior desea poder vivir un poco. Entregarse a los brazos de un hombre que me ha demostrado su profundo interés. Necesito tener esa experiencia en mi lista antes de...

Sacudo mi cabeza. No es momento para pensar en eso.

—¿Tato?

Si tan sólo supiera qué mierda ponerme.

No sé si debería probar con algo casual, un pantalón de jean oscuro y una camisa a cuadros. Puede que Gabriel me lleve a un lugar tranquilo, donde no sea necesario tanta formalidad. ¿O tal vez debería buscar algo mucho más elegante? Como el traje que use en la boda de Andrés y Bruna. ¡Qué hago! Esta mañana, cuando me besó antes de irse a la oficina, me preguntó si quería salir con él en una cita. Casi me atraganto con mi propia saliva cuando lo escuché. Le pregunté qué debería vestir, pero el sólo alzó los hombros y salió de la mansión con una enorme sonrisa.

Y acá me tenés. Luchando con la poca ropa que tengo en la valija.

Tal vez debería haber comprado más ropa. Pero cómo me iba a imaginar que al llegar a Italia conocería a un hombre que me volvería loco. Una persona que hace que mis rodillas tiemblen y mi cuerpo se caliente. Tal vez si le pido ayuda a Bru o a Ange. ¿Pero cómo parecer casual sin revelar nada? No quiero que me anden cargando por ahí con que sus sospechas eran completamente ciertas.

Dejame amarte. [Quallicchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora