Traición

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Los papeles se amontonaban en la mesa esparcidos de cualquier manera, las cajas llenas de archivos estaban siendo vaciadas una a una y los archivos informáticos se guardaban poco a poco en el disco duro. Las puertas y las ventanas no habían sido forzadas, nadie había hackeado el sistema informático y las alarmas seguían sin saltar. Les estaban robando todos los datos necesarios para destruir la organización sin que nadie se diera cuenta. Había un topo, no podía tratarse de otra cosa. Estaban atacando desde dentro, ante sus narices. Vernon no podía creerse lo que estaba ocurriendo, observaba la sala con los ojos bien abiertos. Debía dar la alarma y salir de allí antes de que volviesen, él solo no podía hacerse cargo de la situación. Estaba bloqueado, sus piernas no querían moverse. Su sistema de seguridad era inquebrantable, The8 y él se habían encargado de que así fuera. Nada mejor que un ladrón y un hacker para asegurarse de que nadie pudiese entrar. ¿Cómo lo habían superado?¿Cómo habían conseguido entrar?

— ¿R-Ren?... —Sus ojos se encontraron con los de su amigo, había encontrado al culpable—. ¿Q-qué estás haciendo?

No entendía que estaba pasando, quería que alguien apareciese para contarle que era una cámara oculta. Su compañero, su mejor amigo, el que había creído su hermano... No podía ser real, tenía que ser una pesadilla. Él no les traicionaría, nunca lo haría. Retrocedió al ver que avanzaba hacia él, un paso tras otro, sin darle la espalda. Le dolía el corazón como si lo estuviesen apretando en un puño, impidiéndole que latiese con normalidad. Quizás, no estaba demasiado lejos de la realidad. La traición de Ren era como si miles de agujas se clavaran en su pecho.

— Vernon... Yo...

Miró la pistola que sostenía en la mano y sintió miedo. Poco le importaba morir. Cuando uno corría tantos riesgos como ellos, aprendían a no temer el fin. Se levantaban cada mañana como si fuese la última que vivirían, conscientes de que tantos peligros acabarían con ellos. Tuvo pánico de que él fuese quien disparara, de que convirtiese en verdad lo que su mente no quería creer. Ren era un traidor, un sucio topo que había estado jugando con ellos para llevárselo todo. Le habían permitido entrar en sus vidas como uno más, se había aprovechado de su generosidad y les había hecho creer que eran una familia.

— ¿Así es cómo acabará tu espectáculo?¿Qué historia vas a usar?¿La del traidor al que tuviste que abatir para poder seguir viviendo o la de que alguien más entró y para cuando llegaste era demasiado tarde?

— No... Yo... —Las palabras estaban atrapadas en su garganta, sus labios se negaban a abrirse y sus cuerdas vocales no querían funcionar.

— Dime una cosa, antes de que aprietes el gatillo ¿Algo de lo que has vivido con nosotros es real?¿Nos has apreciado en algún momento?¿Has amado a Jihoon de verdad?

Bajó el arma, las lágrimas corrían por sus mejillas sin poder detenerlas. No podía hacerlo, no podía dispararle. Quería decirle que lo que había vivido con ellos era real, que no era un espectáculo ¿Con qué derecho iba a hacerlo? Les estaba robando, iba a conseguir que les destruyeran... Escuchó los pasos de su compañero y por primera vez en su vida sintió pánico.

— El aprecio que os tengo es real, era lo único cierto en esta historia. Vete, Vernon. Confía en mi, vete. No te voy a disparar, dejaré todo en su sitio y me entregaré. Necesito que te vayas —La voz de Ren sonaba desesperada y en sus ojos se reflejaba el miedo.

Quiso creerle, quiso que lo que estaba diciéndole fuera real. Dio media vuelta dispuesto a marcharse, fiándose de lo que sentía, dejando a un lado la razón. Un disparó sonó y la bala le alcanzó antes de llegar a la puerta. Vernon cayó, llevándose con él la poca confianza que aún le quedaba. Había sido traicionado una vez más. Dolía... Un grito que parecía lejano, un tacto desconocido, un líquido resbalando por sus labios y después, oscuridad.

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Las 6 de la mañana no era una buena hora para estar despierto, añoraba su cama y sentirle a su lado. Podría seguir en su casa, disfrutando de las pocas horas de sueño que su trabajo le permitía; pero debía asegurarse de que todo estaba bien. El mensaje de Vernon le había alertado: "Hyung, creo que algo va mal. Estoy en la oficina, ven cuanto antes, por favor". Le había llamado varias veces pero seguía sin responder, comenzaba a preocuparse. Las alarmas funcionaban perfectamente y la puerta seguía tan cerrada como cuando salieron aquella noche, pero algo le inquietaba. Tenía un mal presentimiento, algo no encajaba. Subió las escaleras con cuidado, pendiente de cualquier sonido sospechoso. « Seguramente fuese una broma, Vernon siempre quiere aprovechar cualquier oportunidad para asustarte » pensó, tratando de tranquilizarse. La luz de la oficina estaba encendida, debería estar allí dentro. Caminó despacio, esperando encontrarse con Vernon intentando sorprenderle. Le descubriría con las manos en la masa y esto solo quedaría como otro fracaso de su amigo.

— Eres un despistado, si querías asustarme tenías que apagar la.... ¡VERNON!

Se lanzó a la carrera hacia el cuerpo de su amigo, estaba inconsciente. La sangre que emanaba de su costado no era ninguna broma, era real. Nunca en su vida había sentido tanto miedo. Buscó su pulso con desesperación, era débil, pero seguía con vida y eso era lo único que necesitaba para comenzar a movilizarse. Trató de taponar la herida con una mano mientras con la otra llamaba a emergencias. Por muy desesperado que estuviese, tenía que mantener la calma. Si él se dejaba dominar por el pánico, no tendría solución.

— Vernon, no vayas a morirte ¿Me estás escuchando? —Aunque no recibiría respuesta, no podía dejar de hablarle. Presionaba la herida rogando para que la ambulancia llegase antes de que fuese demasiado tarde. Tenía que salvarse, no les podía abandonar tan pronto—. Me prometiste que serías el padrino si alguna vez me casaba, no puedes morirte sin cumplirlo. Vernon, no vayas a dejarme solo, por favor...

Cuando los médicos llegaron, Hoshi seguía hablándole llorando como nunca antes lo había hecho. Sus manos no se habían alejado de la herida, presionando con fuerza para que la sangre dejase de salir. Tuvieron que llevarlo consigo en la ambulancia, se negaba a separarse de él. Ver como se lo llevaban al quirófano le dejó sin fuerzas, tomó el teléfono y llamó a todos para darles la mala noticia. Esperó sentado, sin despegar los ojos de las puertas cerradas, deseando que alguien le despertase de ese mal sueño.

Horas más tarde, los demás lo encontraron tal y como había llegado: inmóvil, con los ojos rojos tras el llanto y las manos llenas de sangre. La camisa que le habían regalado también estaba empapada. Cuánto deseaba que esa sangre fuese suya, cuánto deseaba estar en el lugar de Vernon. The8 corrió hasta él y trató de captar su atención como pudo, podía ver el sufrimiento en sus ojos. Le abrazó para que dejase de mirar la puerta, para poner fin a la tortura que estaba sufriendo. Lloró de nuevo contra él, incapaz de tranquilizarse para explicar como había ocurrido.

— Shh, shh, todo saldrá bien, saldrá de esta. Es fuerte —Susurró para convencerlos a los dos. Acarició su pelo con cuidado, incapaz de sentarse por miedo a que sus piernas no le levantasen de nuevo. Odiaba verle destrozado, saber que podrían perder a un amigo muy pronto, sentirse impotente por no haberlo evitado...—. Llora, Soonyoung, llora. Has vivido solo la peor parte, pero ahora estamos aquí. No estás solo, estoy contigo. Siempre lo estaré.

--» NOTAS «--

¡Hola! Os traigo un flashback del día en el que Vernon fue disparado y casi muere, además de la explicación de por qué Soonyoung tiene un trauma con esto. Fue un mal día para todos, no solo su mejor amigo les traiciona, sino que el otro casi muere.

Os traigo cuatrp actualizaciones antes de tiempo con motivo del comeback. No he podido escuchar todavía el disco entero, pero Home es preciosa y merece la pena ser escuchada.

The night prince - Meanie #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora