IV

734 90 29
                                    

Ese mismo día, 17:00, Banco Nacional

Una joven pareja se adentró en las instalaciones del banco cogidos de la mano y riendo sus bromas privadas. Buscaban al encargado, querían abrir una cuenta donde guardar sus ahorros en común y no permitirían que nadie de bajo nivel se acercase a su dinero. Querían lo mejor, aunque fuese un día muy atareado para el personal que no dejaba de atender a la gente: seguros, cuentas, préstamos... Nadie podía prestarles atención para resolver sus dudas, pero no les importaba. Era una oportunidad de oro para ganar tiempo y observar a todo aquel que entraba o salía. Mientras uno se fijaba en las expresiones y reacciones de la gente para confirmar quién coincidía con el perfil buscado, el otro comenzaba a usar su magia. No había nada mejor que un poco de teatro antes de la cena para irse a la cama con un buen sabor de boca.

Sacó un reloj que parecía ser de oro, uno de los mas caros del mercado y tras contemplar la hora unos segundos, comenzó a mover el pie con impaciencia, atrayendo la mirada de algún que otro trabajador.

— Cariño, ¿Estás seguro que quieres que dejemos el dinero aquí? —Habló con su recién adquirido marido, asegurándose de que les estaban escuchando. Debía proyectar su voz lo suficiente para llamar la atención. Los ricos siempre querían lo mejor y cuanto antes.

Él colocó una mano en su brazo, acariciándole con elegancia y le dedicó una amplia sonrisa. Era consciente de las miradas atentas de los demás y supo que no tardarían en conseguir lo que buscaban. No iban a permitir que alguien como ellos se marchase de allí sin conseguir algún acuerdo o tener beneficios.

— Decidimos que tendríamos un depósito común y trasladaríamos todo al mejor banco —La sonrisa que se dibujo en su rostro, no dejaba lugar a dudas. Su marido tendría que hacerle caso o habría problemas. Los del banco no iban a permitir que una pareja como ellos discutiese ¿Verdad?—. Estoy seguro de que estamos en el sitio adecuado, cielo.

« Me hacéis vomitar » oyeron la voz de su compañero a través del pinganillo, pero lo pasaron por alto. Estaban acostumbrados a sus comentarios mientras trabajaban. « Están a punto de tragar el anzuelo, Hoshi. El encargado os está observando, le interesa vuestra conversación. Mingyu, levanta el anillo en su dirección y con un par de palabras más lo tendréis a vuestro lado » comentó al observar las cámaras de seguridad y darse cuenta del hombre que los observaba. Obedeció de inmediato, retirándose el flequillo con cuidado de que la piedra que llevaba en el dedo reluciera lo suficiente. Lo mejor para su marido, ese era el lema los matrimonios ¿No? Aunque él no entendía de bodas y gente casada. Tendría que tenerlo en cuenta cuando... Sí, cierto, tenían que seguir con la interpretación, no podía salirse del tema por algo que nunca llegaría a pasar.

— No puedo dejar toda nuestra fortuna a manos de unos incompetentes y menos ahora que vamos a abrir la sucursal de Tokio —Comentó Hoshi cruzándose de brazos, mostrando una de sus mejores expresiones de inconformidad. Estaba bordando su papel, sin duda era el mejor que había hecho ese año. Un buen heredero, maldiciendo a todo el mundo por no darle lo que quiere—. Vámonos, cariño, ni si quiera hay alguien que pueda hablar con nosotros. Es una pérdida de tiempo.

¡Bingo! Un hombre ataviado con un elegante traje negro y una placa con su nombre que rezaba: « Kim Ji Hwan, jefe de inversiones »; se acercó hasta ellos con una sonrisa en sus labios. Eran débiles a la palabra fortuna, en cuanto la oían daba igual cuantos clientes estuviesen por delante, atendían a quien la pronunciase. Observó a la pareja de arriba abajo con disimulo, calculando mentalmente su valor por el precio de su ropa. Con solo un vistazo, Mingyu supo que se encontraba ante un hombre obsesionado con el trabajo. No necesitaba un estudio profundo para saber que podrían distraerle fácilmente, solo necesitaban hablar de dinero. Un poco de presión y estaría comiendo de la palma de su mano.

The night prince - Meanie #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora