XII

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7:00 PM, despacho de Jihoon

Había llorado tanto que no le quedaban más lágrimas y la cabeza le dolía hasta el punto de pensar que estallaría en cualquier momento. En tres segundos, los que había tardado en leer el expediente que Jihoon y Scoups le habían entregado, su vida se había derrumbado al instante. Había pasado de intuir lo que había vivido su jefe cuando descubrió el engaño de Ren, a saberlo de primera mano. Lo habían utilizado. Había confiado en alguien una vez más y había fracasado. Descubrir que la persona a la que más admiras, el hermano mayor que nunca tuviste, en realidad es un completo desconocido, puede ser difícil de digerir y levantarte en el hospital, siendo la preocupación del resto de tus amigos, es algo que nunca podría olvidar; pero, saber que la persona a la que has entregado tu corazón ha estado usándote para acabar con tus seres queridos, era como estar atrapado en una pesadilla.

Su jefe se había marchado cuando Scoups había ido a buscarle por problemas que necesitaban de su presencia y ahora estaba completamente solo, acurrucado en el sofá y esperando una solución para la pregunta que él le había hecho: « ¿Qué harás ahora, Vernon?¿Fingirás que todo está bien para usarlo igual que lo ha hecho contigo o terminarás con todo lazo que te une a él? ». No podía olvidar los días que habían pasado juntos o la forma en la que había cuidado de él en el peor momento de su vida. Era imposible que fingiese no estar dolido y hacerle daño, nunca se lo perdonaría aunque hubiese pisoteado el corazón que le había entregado. Lo mejor que podía hacer era cortar toda relación y asegurarse de que entendía su situación. Si volvía a verle, la suerte estaría echada: eliminaría la amenaza.

— Hola —Dijo sin fuerza cuando cogió la llamada. Había dejado que sonara suficiente para mentalizarse de lo que iba a hacer, para alejar su dolor el tiempo suficiente y decirle adiós.

— Vernon, justo ahora estaba pensando en ti —Oír su voz fue más de lo que pudo soportar. Parecía tan feliz, ajeno a todo el sufrimiento que él estaba pasando. ¿Cómo podía ser tan buen mentiroso? Era despreciable. ¿Quién jugaba con los demás de esa forma, haciéndoles creer que eran el mayor tesoro del mundo?—. Estoy deseando que llegue el fin de se...

— No vamos a ir a ningún lado —Lo cortó, antes de no poder ser capaz y continuar una falsa que perjudicaría a todos. « Iba a decirte te quiero, hijo de puta » pensó, apretando el teléfono en sus manos « Iba a darte la maldita llave de mi piso »—. No quiero volver a verte. Nunca más, se terminó — « ¿Por qué lo correcto tenía que doler tanto? »—. Como aparezcas ante mi, acabaré contigo. Ahora mismo eres la persona a la que más odio, quiero que mueras y desaparezcas. ¿Te creías que soy tonto? No voy a dejar que les hagas daño, a ninguno. Así que por tu bien, no te cruces en mi camino. Te mataré — « ¿Por qué?¿Por qué?¿Por qué? ». Iba a empezar los entrenamientos con The8 y conseguiría ser lo suficientemente bueno como para poder quitarlo del camino si iba a por ellos, aunque doliese.

— Vernon, no. ¿Por qué estás diciendo esto?¿Qué pasa? No puedes dejarme así, por teléfono y sin explicación. No entiendo nada —Parecía perdido y asustado. ¿Por qué no había decidido ser actor? Con lo bien que se le daba fingir sus sentimientos, hubiese sido mucho mejor para él. Había sido tan estúpido de caer en su trampa...

— Sabes por qué lo estoy haciendo. Ya no necesitas seguir fingiendo, sé quien eres ¿Te has creído el rey del mundo todo este tiempo? Se acabó, es hora de que yo coja el relevo. Si vuelvo a verte, será tu final.

Colgó antes de que pudiese seguir hablando. Le dolía ver como continuaba con la farsa, fingiendo ser la víctima cuando era el culpable. Había estado saliendo con un asesino del Dragón de Jade, con el ángel de la muerte, una de las personas más crueles de la ciudad. Había compartido con él cosas que no le había dicho a nadie, ni si quiera a su equipo. Había dejado que le consolase, que le viese vulnerable. Había creído en él. Se tumbó boca arriba, con la espalda apegada al asiento del sofá, sintiéndose mareado y débil. Cuando se llevó la mano a las mejillas, comprobó que volvía a estar llorando. ¿Cómo había podido dejar que entrase en su vida?¿Cómo había podido creer que tendría una historia feliz? En Andromeda había conseguido una segunda oportunidad y eso era lo único que tendría bueno en la vida, lo demás seguiría siendo como siempre: mala suerte. Cerró los ojos y volvió a quedarse dormido, sin poder alejarlo de sus sueños, siendo perseguido por la voz que le cautivó desde el primer día.

The night prince - Meanie #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora