El sol brillaba con fuerza, anunciando el inicio de agosto. Los árboles colocados en el interior de la urbanización daban la sombra necesaria para que los vecinos pudiesen pasearse con tranquilidad. Podía oírse las risa de los niños que jugaban en la piscina comunitaria y el bullicio de las conversaciones. El edificio, usualmente vacío en el invierno, había cobrado vida. Apoyado en uno de los bancos que daban a su portal, cerró los ojos y disfrutó de los sonidos que le rodeaban, el sol acariciando su piel y la suave brisa que revolvía el pelo. Se permitió disfrutar del calor, de la sensación de paz que aquel lugar le producía. Lejos de Jeonghan, del miedo y de las pesadillas, podía dejarse llevar. Si tan solo Baekho pudiese disfrutar como él...
— ¡Ren! —Gritó una voz frustrada, el sonido amortiguado por las pesadas cajas que llevaba con él—. Se suponía que veníamos de barbacoa, no a hacer el trabajo sucio. Al menos podrías ayudarnos.
— Acabo de arreglarme las uñas y no puedo estropearlas tan pronto —Abrió los ojos, dedicándole una encantadora sonrisa—. No seáis quejicas, no tengo tantas cosas. Solo ropa, unos libros y poco más...
— ¿Tres cajas de flechas y armas te parecen un poco más? —Se quejó el otro, dejando las dos cajas que llevaba—. Ya hemos dado dos vueltas y somos muchos ¿Cómo cabía todo en tu habitación?
— Os compensaré con una buena comida, os lo prometo y quien acabe antes podrá elegir la carne que prefiere.
— Tonto el último —Gritó Soonyoung apareciendo de la nada.
Vernon se quejó, agarrando las cajas que había dejado en el suelo y empezando a andar. Minhyun no quiso quedarse atrás, uniéndose al grupo que competía por acabar el primero. Ren decidió que era el momento de ayudar. Se levantó, sacudió sus pantalones y se dirigió hacia su nuevo piso con una sonrisa que dudaba que pudiese desaparecer. Durante unos instantes, se olvidó de su misión, de Jeonghan y de todo el daño que iba a ocasionar. Por unos segundos pudo volver ser Minki, el niño que no le permitieron ser. Compartió unas bebidas con sus amigos, se rió de las discusiones de Soonyoung y The8 sobre dónde era mejor dejar sus cosas y disfrutó de la normalidad. No eran espías, no luchaban una batalla imposible y no tenían por qué temer a la muerte. Solo eran un grupo de jóvenes que armaban escándalo al tratar de montar una estantería del Ikea o colocar la gran cantidad de ropa que había traído con él.
Tardaron tres horas en convertir aquel piso de soltero en una vivienda para dos personas que se amaban con locura. Exhaustos, se sentaron alrededor de la mesa de la terraza y disfrutaron del vino que había traído Seungcheol para celebrar que dos de los suyos tenían una relación seria. Mingyu preparó la carne y la comida comenzó a amontonarse en la mesa mientras Soonyoung y Seokmin comenzaban su habitual ronda de chistes. Aron reía apoyado contra la barandilla, su sitio habitual cuando quedaban en el piso de Jihoon, dejando que el sol iluminara su rostro. Ninguno de ellos pensó que, años después, aquel lugar quedaría completamente vacío y que nadie se atrevería a colocarse allí. Ninguno podía imaginar que no volverían a oír su risa o a disfrutar de su compañía.
Ren los observaba desde un rincón apartado, con los pies en alto sobre la barandilla. Analizaba la forma en la que hablaban y se movían, memorizándola. Su tiempo juntos iba a ser limitada y quizás nunca volvería a verlos. Algún día tendría que enfrentarse a ellos, apretar el gatillo y permitir que alguno de sus nuevos amigos muriese. Cerró los ojos, deleitándose con sus voces y el sonido de las carcajadas de Jihoon. Mientras pudiese, disfrutaría de lo que era sentirse una familia. Había pasado tanto tiempo desde que había tenido una que ya se había olvidado de lo que se sentía. Tenía el lejano recuerdo de su padre leyéndole antes de dormir y de su madre midiéndole en una de las paredes de la casa, el único lugar que no era impecable en su hogar. Se aferraba a esos momentos, deseando que nunca desapareciesen, pero poco a poco se volvía más difícil. Ya no recordaba la cara de sus padres, ni el tacto de sus manos, ni lo que era abrazarles.
— ¿En qué piensas? —Preguntó Jihoon, sentándose en la silla que quedaba a su lado. Tenía el don de saber cuándo le necesitaba y siempre acudía sin que se lo pidiese.
— No recuerdo cómo eran, ni cómo sonaban sus voces —Su mirada se dirigió al grupo tan variopinto que habían formado. Un ladrón, un estafador, un hacker, un marine, un policía, un perfilador, un luchador callejero, un abogado, un pandillero, un espía y un asesino. Todos trataban de reformarse, menos él.
— Los buscaré por ti, encontraré cualquier archivo que te ayude a tenerlos siempre contigo. No puedo devolverte a tus padres, pero te daré sus recuerdos, te lo prometo —Apretó con cariño su mano y sonrío de esa forma que le hacía querer besarle. Por eso no se contuvo, se acercó a sus labios y los unió, deleitándose con el sabor del vino en su boca.
El equipo al completo comenzó a gritar y aclamarlos. Cuando se separaron, oyeron como les pedían más y como se debían a su público, volvieron a besarse entre risas, aguantando hasta que se quedaron sin respiración. Pidieron lo mismo con Soonyoung y The8, pero el hacker intentó dar media vuelta con su habitual rechazo a las muestras de efecto en público. Al final, viendo la cara de ilusión de su compañero, besó suavemente sus labios y se retiró corriendo mientras le decía que no se acostumbrase. El grupo comenzó a gritar una vez más y las risas regresaron.
— ¡Por la familia! —Brindó Jihoon de pronto, alzando su copa y poniéndose de pie.
— ¡Por la familia! —Corearon los demás, imitando sus acciones y acercándose.
— Aunque nuestros caminos se separen, seguiremos siendo una familia —Habló Aron con solemnidad—. La familia se elige y yo os he elegido a vosotros, a todos —Señaló a cada uno de ellos con una sonrisa. Habló por un arrebato, por la necesidad de exteriorizar lo que sentía. Su propia familia de sangre le había dado la espalda y había acabado solo, perdido. Si hubiese sabido lo que ocurriría años después, hubiese sabido que había acertado con sus palabras—. Aunque os marchéis u os alejéis, siempre tendré la puerta abierta para vosotros. Solo la muerte impedirá que os siga apreciando y perdonando. ¡Por la familia!
— ¡Por la familia! —Gritó Ren en respuesta.
Ren era tan increíblemente feliz que sentía que estaba soñando. Tenía que pellizcarse para saber que era real, que estaba siendo aceptado sin preguntas ni prejuicios. Aquel grupo de desconocidos le había dado más en unos pocos años que Jeonghan en toda su vida. No había necesidad de tener miedo con ellos, no trataban de atarte a su lado. Aquello era una verdadera familia. No había amenazas ni juegos sucios ni competiciones. Jihoon, Mingyu, Minhyun, Aron, Seungcheol, Vernon, Soonyoung, The8, Jun y Seokmin le habían enseñado que los contratos no valían nada, que las vidas no podían comprarse y que él no le debía nada a nadie.
« Seré libre » pensó, aunque pronto descubrió que no podía escapar de Jeonghan. Sus garras se aferraban a su cuerpo manteniéndole preso, obligándole a dar su vida a una causa que ya no sentía suya. Baekho y Seungkwan, las únicas dos personas que le habían hecho tan feliz como su nuevo equipo podían morir por su culpa. Mientras amase, Ren estaría condenado a seguir sus órdenes y condenar su alma cada día un poco más.
Todo lo hizo por la familia, por esas dos personas a las que había acogido bajo su ala y se había prometido cuidar. Todo el daño que provocó fue por la familia, por aquellas personas que le habían dado una oportunidad y a las que tuvo que traicionar. Luchó por esa familia que siempre deseó tener, sobrevivió por todas las personas que le amaban y mataría por mantener a salvo a quienes le habían regalado el mundo.
—» —» NOTAS «— «—
Bueno, pues estoy empezando a ponerme sentimental. Llevo media vida escribiendo este fic, aunque aquí lo publicarse muy tarde. Me ha acompañado a casi todas las clases de la facultad y ahora, no solo he acabado la carrera, sino que también voy a terminar esto. Ha sido toda una aventura escribir sobre Wonwoo y el equipo Andromeda.
El próximo será el último capítulo y después llegará el epílogo con el cierre completo de esta historia ¿Soy la única que no está preparada?
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The night prince - Meanie #Wattys2020
БоевикLos lobos de acero son una organización de investigación policial encargada de los casos más difíciles. Cuando Jihoon, el jefe, ve que no es suficiente con los equipos que tiene a su lado, crea una unidad especial reclutando a un grupo de delincuent...