"ғᴏᴛᴏɢʀᴀғɪ́ᴀs" 《 Doyoung x Dohwan 》

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Dohwan se había acostumbrado a llegar casi media hora antes a sus clases de baile y es que solo así podía ver a aquel muchacho que robaba cada uno de sus suspiros

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Dohwan se había acostumbrado a llegar casi media hora antes a sus clases de baile y es que solo así podía ver a aquel muchacho que robaba cada uno de sus suspiros.

Kim Doyoung era un ser maravilloso. Un chico amable, tierno, tan dulce y carismático. Era simplemente perfecto.

Cuando Dohwan llegó por primera vez a aquella escuela de baile, fue cuando se enamoró. En su primer día estaba llegando tarde; así qué corrió tan rápido como pudo hasta el edificio, segundos antes de entrar se detuvo a recuperar el aliento y cuándo estaba por abrir la puerta principal, chocó contra algo, más bien, alguien que lo hizo perder el equilibrio y caer.

En su primer día y ya había hecho el ridículo.

Se quejó por el dolor que aquella caída le provocó y luego vió una mano frente a él, siguió el camino hasta ver el rostro al que aquella extremidad pertenecía.

Dohwan se enamoró de un ángel en tan solo unos cortos segundos de tiempo.

Tomó la mano del chico frente a él, y con las mejillas sonrojas le agradeció por su amabilidad. El chico solo asintió, le devolvió una pequeña sonrisa y se retiró. Dohwan entró por fin al edificio con una sonrisa en los labios y con su corazón a mil por hora.

Al siguiente día; Dohwan se levantó más temprano para poder llegar antes a sus clases y no recibir un castigo por la tardanza cómo el día anterior. Cuando llegó al edificio, vio el reloj en su mano y se percató de que aún le faltaban varios minutos para su clase, así que tomó asiento en la recepción y espero.

Cuando faltaban solo diez minutos para su clase, vió a aquel hermoso chico bajar por las escaleras mientras observaba su celular, para luego tomar asiento frente a él; sin percatarse de su presencia. Lo cuál Kil agradeció porque podía jurar que se había sonrojado solo de la impresión por volverlo a ver.

Y así fue cómo Dohwan se levantaba mucho más temprano para poder verlo. Y es que las clases le valían muchísimo; él solo iba por ver a Doyoung.

¿Qué cómo sabe su nombre? Fácil. Hay un chico que siempre esta con él y grita cada dos segundos "Kim Doyoung tal cosa, Doyoung esto, Doyoung lo otro". Fue muy fácil descubrirlo.

[...]

Viernes. El viernes al fin había llegado. Por alguna extraña razón, Dohwan había sentido aún más larga aquella semana, no sabía si eso se debía a que sería, posiblemente, la última vez que vería a Doyoung. Y es que a partir del lunes, tendría clases en otro horario y posiblemente Doyoung se quedara en su horario actual.

Cuando llegó al edificio se dió cuenta que su razón por levantarse temprano ya estaba allí sentado en una de las tantas sillas en la sala de espera, mientras jugaba con su celular. Dohwan saludó amablemente al guardia que le abrió la puerta y tomó asiento frente al chico. Jugaba con sus manos, mientras mordía discretamente su labio inferior y observaba cada detalle del lugar. Dohwan estaba nervioso y no entendía porqué.

Luego de unos minutos vió su reloj y se dió cuenta que solo le faltaban cinco minutos para entrar a su clase. Con cierto temor y desconfianza sacó el celular de su mochila y como si fuera a usarlo para jugar o revisar sus redes sociales, entró en la aplicación de la cámara y lo apuntó discretamente hacía el chico que le había vuelto loco en un mes.

Cuando obtuvo lo que buscaba, observó la fotografía y sonrió inconscientemente cuando vió la carita de concentración que el chico tenía en dirección a su teléfono móvil.

Dohwan estaba por levantarse de su asiento y dirigirse a su clase pero un intruso interrumpió su acción.

— ¿Salió bien la foto? —alguien preguntó a su espalda. El joven Kil quería morir de la vergüenza. Alguien le había descubierto.

Se giró, y sin darle importancia preguntó:

— ¿De qué hablas? —y fue allí cuando se percató de que el chico que le había descubierto era nada menos que Bang Yedam; mejor amigo de Doyoung. Vaya, estaba frito.

— Tú y yo sabemos de que hablo. —levantó una ceja pícaramente y le dió una corta mirada a su mejor amigo, quién había levantado su vista del celular cuando escucho el alboroto.

— C-claro que n-no... —Dohwan se sintió avergonzó por tartamudear y es que eso siempre le pasaba cuando se encontraba nervioso o ansioso e incluso cuando mentía.

Yedam sonrió y Doyoung se acercó hasta ellos.

— ¿Sucede algo? —preguntó el recién llegado entrando así en la conversación.

— No. —se adelantó Dohwan a responder.

— Este lindo niño te tomó una fotografía hace unos segundos. —Yedam habló de lo más tranquilo y los ojitos de Dohwan e incluso los del mismo Doyoung se abrieron ligeramente por la impresión y estaba demás decir que ambos se habían sonrojado.

Dohwan escapó de aquella incomoda situación, corriendo hasta el segundo piso. Se detuvo al lado de las escaleras maldiciendo a Yedam por un segundo por haberlo delatado de aquella manera tan descarada. Ni siquiera le dió tiempo de terminar con su acción mental porque tenía a Doyoung parado frente a él a solo unos cuantos centímetros separándolos.

Sin decir nada, el menor sacó su celular y le mostró una carpeta fotográfica con el título "cutie" dónde en la parte posterior también se podía leer el número de fotografías que allí habían y en total eran 145; todas eran suyas. La primera foto del álbum fue tomada el mismo día que se conocieron; luego de que Dohwan suspirara antes de entrar al edificio cuando solo segundos antes este había caído por un accidente de Doyoung.

El mayor se quedó sin aliento y no supo que responder, más qué:

— Yo... s-solo tengo una fot-to...

Doyoung sonrió pensando que aquel muchacho era demasiado adorable como para ser real y sin pensarlo dos veces se acercó a él; rompiendo la distancia que los separaba, besando así sus suaves y tibios labios. Dohwan estaba más que sorprendido y creía que estaba soñando, no fue hasta que una delicada mordida en su labio inferior le indicó que todo era tan real como él y su acompañante.

Quién iba a pensar que con una simple fotografía iba acercarse a su tierno menor y es que después de ese "incidente", Dohwan no volvería jamás a maldecir a Yedam, al contrario, le agradecería el resto de su vida. Porque con fotografías pudo expresar el cariño que sentía por Doyoung. Cariño que era recibido y devuelto de la misma manera.

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「 ᵗʳᵉᵃˢᵘʳᵉ ᵇᵒˣ 」 𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬 ⧼ treasure & trainees Donde viven las historias. Descúbrelo ahora