14. Bollito

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—Odio esta mierda—me quejé metiéndome un coñazo de cotufas en la boca.

—¿Las cotufas? ¿Eres marico?—soltó Jimin mientras se sentaba en su cama al lado mío.

Esa noche me iba a quedar a dormir en su casa. Nos pusimos las pijamas de Ben 10 y spider man de hace años que nos quedaban cortas, ahora estaban más gastadas quel' coño, pero qué tanto, eran cómodas, marico. La vaina era que yo estaba en modo despecho. Taehyung me ignoraba horrible desde el día de la miniteca y no sabía porque. Luego lo veía caminando por ahí en el receso con BamBam y a la gente chismeando cosas sobre eso, por lo que supuse que, ya lo suyo era oficial. Y eso me llevaba a estar en casa de Jimin con una cara de muerto, comiendo por gula y viendo una maratón de Dragon Ball.

—Las cotufas no, pajuo—gruñí.—Estar así todo encucado y marico, y marico y encucado.

Jimin se rió

—¿Estás admitiendo que estás encucado, o sea que estás partido por Taehyung?

—¡No!—intervine—Yo no dije eso.

—Claro que sí, mamaguevo. Admítelo, yo te dije que amor es amor—habló como campaña LGTBQ+.—Dices que lo que haga Taehyung te vale verga, pero igualito estás aquí todo dolido porque no te para bolas—dijo. Yo lo ignoré, si no fuera porque es mi mejor amigo ya le hubiera caído a coñazos.—Insisto que deberías hablarlo con él, marico, sí lo que tanto quieres es que acepte lo que pasó pues encáralo.

Él mardito lo decía solo porque él ya lo había hecho.

—Coño, pero si tiene a su mal parido fideo chino de novio, ya pa' qué. Que se la vacile—bufé mientras agarraba las cotufas que de habían caído en la sabanas—Además, yo no quiero que acepte lo que pasó, yo no quiero nada con Tae.

Jimin volteó los ojos como cada vez que decía eso.

—Mira, mardito, si vuelves a decir esa vaina te voy a meter el control este por el cu-

Su intelectual amenaza fue interrumpida por el timbre de la casa. Jimin arrugó la frente.

—¿Estabas esperando a alguien?—le pregunté. El negó sin quitar su cara de confusión.

Estábamos los dos solos en la casa. La mamá de Jimin se había quedado a cuidar a su tía que estaba enferma y nos había dejado a nosotros dos. Jimin y yo nos levantamos como ninjas arrechisimos y nos asomamos por un huequito de la ventana que daba a la entrada.
En la cera, Min Yoongi estaba parado con una  chaqueta puesta justo en frente de la puerta.

—¡Qué coño! ¡¿Qué hace aquí?!—chilló Jimin entrando en pánico cerrando la ventana de golpe y tirándome al piso.

—¡Coño, marico no sé, se supone que es tu casa!—solté sobándome el culo—¿A caso iban a tirar? Porque si es así me voy dormir al techo.

Agarré mi dignidad y me fui dispuesto a tirarme a dormir al lado de la antena de cable, pero Jimin me agarró de la oreja

—¡No seas tú tan webon, yo no lo invité! ¡Qué hago!—me jaló la camisa.

—Pues no le abras, mamaguevo, hazte el loco—sugerí inteligente. Jimin intentó calmarse, pero de repente un mensaje nuevo en su teléfono lo alteró.

Yoongi
se que estas ahí porque la ventana de tu cuarto estaba abierta y luego se cerro
Sal
Si me roban es culpa tuya

Jimin empezó a correr en círculos como el propio pajuo, hasta que lo calme dándole un coñazo.

—¡¿Y si quiere hablar de lo que pasó?!—exclamó.

—Pues ni modo que vino a hablar del clap, webon.

¡Saranghae, coño e' tu madre! [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora