17. Pabellón (Final)

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—Jungkook, párate', un cuarto pa' las seis.

—Hmmm…

—Hmmmm, nada. Párate, la arepa esta lista.

Me enrolle más en la sábana, pero ya se me había ido el sueño. Siempre me ha dado arrechera ser de sueño ligero. Me levanté y busque las chancletas con los pies, una casi se me va debajo de la cama. Me levanté y fui directo al baño. Senda cara de pegao que tenía en el espejo. Hice todo con la mayor paciencia del mundo, me cepille los dientes con la crema Crene esa más mala que el coño y medite pensando en la inmortalidad del cangrejo y en si Simón Bolívar lo tendría chiquito. Cuando de repente

Taehyung.

Joda, caí de coñazo en la realidad. Ese día iba a hacer la vaina.

Lo había pensando por unos días, incluso lo consulte con los muchachos y me dijeron que si me había fumado una hoja plátano. Pero iba a hacerlo. Regrese a mi cuarto y me puse el uniforme con tranquilidad, la correa, los zapatos la vaina, tú sabes, también tenía que verme presentable si iba al juicio final. Salí y me senté en el comedor al lado de mi mamá. Ella estaba comiéndose un mango, bien relajada en silencio. Yo, agarre y me senté a comer también. Había otra cosa que también estaba pensando, no desde hace poco sino desde el principio de todo, pero era más serio y no estaba seguro. Si lo hacía podía cambiar todo, y no habría vuelta atrás, pero si no lo hacía no podía liberar ese peso de en cima. Marico no les voy a mentir, estaba cagado. Si salía mal, no sabría que iba a hacer, pero, era necesario antes de dar el paso que daría con Taehyung luego.

Me prepare, respiré hondo. Conté hasta cuatro mil novecientos treinta y entonces lo hice.

—Mamá…—llamé en voz baja.

—Dime—respondió sin apartar la mirada de su comida.

—¿Qué opinas de la homosexualidad…?

***

Jimin

Marico parezco Candy Candy corriendo por un campo de flores con Chavez montado en un unicornio. Estoy feliz. Estos días solo pudieron mejorar las cosas. Yoongi ha estado yendo a mi casa, hemos salido a caminar, estamos en el receso juntos, los muchachos nos chalequean, Yoongi se pica, es hermoso.

—Jimin, naguebona, toda la vida, me voy a secar—se quejó Min apoyado de la pared.

—¡Es que el pantalón me queda muy pegao', no puedo agacharme!—excuse.

La vaina era que estábamos en la entrada del liceo y se me habían desatado las trenzas de los zapatos. Como mi pantalón no estira, si hago movimientos elásticos se rompe esa verga y me jodo pal' coño.

—Coño, dame acá,—se acercó y se agacho hasta mi pie—sube, sube, muévete.

Puse el pie en su rodilla y el amarró las trenzas con un doble lazito todo feo. No quiero decir que me puse marico, pero me puse marico.

—Ya—me soltó el pie de coñazo.—Me tienes arrecho, vámonos.

Lo iba a seguir, pero me halo la mano para que caminara a su lado. Malvado carajito bipolar que era Min Yoongi, naguebona, menos mal que no le viene el periodo.

—Hablaleeee que llegaron los jevos—soltó Namjoon mientras le robaba arepa a Hoseok.

—Llegó el que da coñazos de a gratis—fastidió Hoseok a Yoongi, este lo miró feo.

—A los demás se los cobro, pero a ti te los regalo cuando quieras, maldito—respondió mientras me agarraba de la cintura y me pegaba a su cuerpo.

¡Saranghae, coño e' tu madre! [KookTae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora