Estaba caminando por un sendero de piedras en el jardín de la madre de Bastean. Ella a mi lado hablaba sin parar sobre como messier Jean Clot había hecho que las flores crecieran de manera que ninguna estropeara el crecimiento de la otra. Debo decir que era interesante, pero mi mente seguía puesta en la hermosa muchacha que había visto hacia solo un momento. Y ahora, Bastean estaba hablando a solas con ella en el salón verde, y su madre, para mi desgracia, había sido cómplice en el encuentro de los ex. Me sentía muy estúpida e impotente. ¿Cómo pude si quiera imaginar que gente de la realeza me aceptaría como novia de su hijo?
La señorita Marie Elizabeth era bonita, delgada, con impecables modales, y se vestía genial. Y yo por mi parte no era más que una sosa Americana con sueños de casarme (algún día) con un príncipe. Claro que... Bastean ya me había pedido matrimonio, y aun no había respondido. Pero él había afirmado hacia un momento que era su prometida. Bien, eso le indicaría a la niña bonita que era de mi propiedad. ¡Wuao! Nunca había sido tan posesiva, pero ante la amenaza de esa muchacha, a la cual los padres de Bastean ya conocían y apreciaban, sentía que en esta carrera era yo la que tenia las de perder.
Cuando ya no pude más con la opresión que llevaba en el pecho me detuve, y la madre de Bastean lo hizo también.
-¿Pasa algo querida?- preguntó la reina mientras me tomaba por el codo y me conducía hacía un banco de piedra que estaba junto a unos setos.
-Sí. Por favor discúlpeme si soy imprudente su majestad pero...
-Llámame Evangeline, cariño- sonrió ella.
-Ok...ah... espero que no se ofenda pero, sé lo que acaba de hacer, y no digo que su historia sobre las flores fuera aburrida ni nada, sin embargo...
-¿Fui tan obvia?- me interrumpió ella. Según Bastean su madre era de carácter fuerte pero... no la veía de ese modo, claro quién era yo para saber eso, él era su hijo y yo una extraña.
-¿La verdad?- pregunté divertida. Ella asintió- Mucho.
-Lo siento por eso. Marie Elizabeth deseaba hablar con Bastean y, bueno, yo quería charlar un rato contigo. Pero era necesario que ellos arreglaran sus cosas- Ante eso me tensé. "Sus cosas" había dicho ella. ¿Tal vez pretendía que ellos dos regresaran?
-Oh, querida- dijo ella mientras me tomaba de las manos y les daba unas palmaditas- ¿No creerás que intento que vuelvan, cierto?- Era realmente intuitiva.
-No se qué pensar en realidad- dije levantando los hombros. ¿Qué había parecido? Pues ciertamente eso, que los había dejados solos con la intención de que reanudaran su relación, mientras ella me llevaba a un lado para persuadirme de dejar a su hijo por mi propia voluntad. ¡Creo que estoy viendo muchas telenovelas!
-Nada de eso- dijo poniéndose de pie y poniéndome de pie a mí también, para continuar con nuestra caminata.- Pero cuando Bastean terminó con ella quedaron realmente mal, y me preocupaba mucho que mi hijo no se repusiera de esa relación. La mejor solución que veía era que hablaran, pero él es tan testarudo como su padre, y nada lo haría ceder. Esta era la oportunidad perfecta para que cerrara de una buena vez esa etapa.
-Disculpe la pregunta pero... ¿está acostumbrada a que todos siempre hagan lo que usted desea?- ella se detuvo y me miro con los ojos entornados y frunciendo el ceño- Lo siento si fui imprudente, pero tiendo a decir siempre lo que pienso, y es eso lo que me da usted a entender. Me disculpo nuevamente si eso le ofendió. Después de todo es la reina y puede mandar a todos...
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Entre Sapos y Diamantes
Novela JuvenilHabía una vez... Yo... Sí, yo... Está bien, no soy ninguna princesa. Pero en realidad conocí a un príncipe. ¡Y qué príncipe!.... creo que es como muchas chicas lo desean, rubio, de ojos verde como esmeraldas, un rostro que no tenía que envidiarle a...