—¿Y qué tal la facultad?— preguntó una voz a sus espaldas—.
—Horrible— dijo Gerard rodando los ojos— Aún no se como fue que me deje convencer para ir allá.
—¿Tan tonto estás?— preguntó su hermano, sentándose en la pequeña mesa de la cocina—.
—No fue mi cerebro el problema— dijo Gerard rodando los ojos— Un idiota que se sienta a mi lado es demasiado egocéntrico e insoportable.
—¿Más insoportable que tu querido hermano?— preguntó Mikey—.
—Si— dijo Gerard— En serio que su manera de hablar y su aberración a los microorganismos es demasiado irritante.
—¿Aberración?, ¿microorganismos?— preguntó Mikey mientras observaba a su hermano con una sonrisa burlona— Ese chico inteligente ya te infectó.
Gerard rodó los ojos mientras asentía.
—No paraba de hablar de que mi existencia era gracias a la evolución de los Homo Sapiens— dijo Gerard sentándose frente a su hermano— Da igual, estuvo pésimo mi día.
El sonido de la puerta principal cerrándose, les avisó a los hermanos que alguno de sus padres había llegado.
—Hola queridos— saludó su madre, Donna— ¿Ya comieron algo?
—Gerard hizo fideo— dijo Mikey asintiendo—.
—Gee, querido— dijo Donna viendo a su hijo mayor— ¿Tomaste tus medicamentos?
Gerard rodó los ojos mientras asentía y suspiraba pesadamente.
—Bien querido— dijo Donna mientras asentía satisfecha— Ya sabes cómo te pones si no lo haces.
Donna sonrió levemente a sus hijos mientras salía de la cocina y subía hacia su habitación.
Mikey volteo a ver a su hermano mayor, quien comida del fideo sin ninguna preocupación.
—No tomaste los medicamentos, ¿cierto?— preguntó Mikey con una ceja enarcada—.
—Sólo tomé la primera pastilla— respondió Gerard encogiéndose de hombros—.
—Espero que sepas lo que haces— dijo Mikey un poco dudoso de las acciones de su hermano—.
—Siempre— respondió Gerard con una sonrisa ladina—.
💡💡💡
—¡Y luego el Homo Sapiens Sapiens se rió de mí!— exclamó Frank molesto— Quien tiene un por ciento de capacidad cerebral menor, es él, ¡no yo!
—Hijo, deberías...
—No mamá— dijo Frank con el ceño fruncido— No pienso silenciar mis emociones producidas por las glándulas endocrinas de mi Hipotálamo.
Linda, su madre, suspiró un poco cansada de siempre tener que memorizar las palabras de su hijo para luego buscarlas en un diccionario.
Es decir, no es que no entienda nada de lo que dice su hijo, pero a veces usaba un lenguaje más antiguo y propio que era un poco difícil seguirle el ritmo a sus palabras.
Si querías hablar con Frank, tenías que tener un diccionario a la mano o tener buena memoria.
—Hijo, relajate— dijo Cheech, su padre— Tal vez deberías darle una oportunidad a ese chico.
—¿Te estás oyendo papá?— preguntó Frank incrédulo— Me estás casi pidiendo que desperdicie aproximadamente 10080 minutos de mi vida en explicarle.
—¿10080?— preguntó su padre confundido y recibiendo una mirada asesina de su esposa—.
—Si— dijo Frank mientras se preparaba a explicar sus cálculos— Tomaríamos aproximadamente tres horas por día en poder explicarle máximo tres temas, serían tres horas diarias, eso quiere decir, siete días.
Linda parecía querer matar a su esposo en ese mismo instante, pero Cheech estaba ocupado intentando colocar en la calculadora, todos los datos que su hijo le decía.
—Cada mes tiene cuatro semanas, si multiplicamos eso por...
—De acuerdo— dijo Linda interrumpiendo— ¿Que harás, Frankie?
Frank se quedó callado abruptamente, como si la pregunta de su madre hubiera sido muy difícil de responder.
—No haré nada— dijo Frank encogiéndose de hombros— No es mi culpa que haya decidido desperdiciar aproximadamente un año de su vida, estudiando artes.
—Pero Frankie...
—No mamá— dijo Frank empezando a tomar sus cubiertos— Además, creeme cuando te digo que se saldrá al mes siguiente, alguien de la facultad de artes no está hecho para ciencia.
—Pero podría estarlo— dijo su padre— Sólo necesita un poco de ayuda.
Frank frunció ligeramente sus labios, sintiéndose un poco traicionado por el simple hecho de que sus padres no parecían querer apoyarlo esta vez.
—Esto me está causando encefalalgia— dijo Frank tomando un bocado de comida entre el tenedor y el cuchillo— Mejor empecemos a deglutir.
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I.Q. [Frerard]
FanfictionLas personas inteligentes son quienes más cuestionan el amor, pero a veces simplemente hay que dejar las cosas fluir. Ni la ciencia tiene respuesta a todas esas maneras de actuar que tomamos cuando estamos enamorados, y Frank Iero estará a punto de...