I.Q. [Frerard]

XXV

En cuanto Gerard abrió la puerta de su casa, no dudó en abalanzarse sobre Frank.

Lo necesitaba tan cerca antes de que aquellos pensamientos sin parar empezaran a carcomer su cerebro de una manera tan escalofriante.

Le encantaba el hecho de saber que su cerebro empezaba a pensar por sí mimos y no bajo los efectos de las drogas, pero por otro lado, le preocupaba de sobre manera lo que podría pasar por no haber tomado esos medicamentos que, aunque lo hacían sentir drogado, lo habían estado manteniendo al borde durante casi toda su vida.

No dudó en juntar sus labios a los de Frank, una vez que Frank le abrió sus brazos para también tenerlo cerca.

¡Esos labios!

Maldita sea, eran lo mejor que ambos habían probado en tanto tiempo.

Tomando en cuenta que Frank jamás había besado a alguien más que no fuera Gerard.

Y aunque al principio Frank estaba sorprendido por tal acción, no dudo en cerrar los ojos y tratar de corresponderle de la manera en la que él creía correcta... O mínimo, de una manera decente.

—Hola Frankie— dijo Gerard una vez que se separaron— Que gusto verte.

—H-Ho-Hola— dijo Frank despertando de su ensueño—.

Gerard sonrió levemente al verlo de esa manera, le encantaba saber que podía hacer que ese gran y magnífico cerebro de Frank, se desconectara incluso con tan sólo un roce de labios.

—Pasa— dijo Gerard tomándolo de la mano y haciéndolo entrar a su casa— ¿Quieres algo de tomar?

Cerró la puerta detrás de ellos y guió a Frank hasta el sillón de la sala.

—Uhm...— Frank intentaba volver a conectar su cerebro— N-No

—Me alegra verte, ya que viniste a mi casa, podríamos ver lo del trabajo para la semana de explotación de niños, o podrías darme algunas clases sobre...

Frank ni siquiera dejó que Gerard terminara de hablar, simplemente se abalanzó sobre él, volviendo a capturar sus labios y juntarlos en un suave beso.

Gerard estaba un poco sorprendido por la acción de Frank, bueno, era casi siempre él quien iniciaba los besos, no Frank. Pero podía acostumbrarse a eso.

Sus labios estuvieron juntos por lo menos un minuto más, y una vez que se separaron con sus corazones acelerados y un especial brillo en sus ojos, Frank empezó a hablar.

—No vengo aquí porque me preocupara lo del proyecto— murmuró— Por primera vez me preocupa algo más que no sea la escuela o yo mismo.

—¿En serio?— preguntó Gerard— ¿Y qué es?

—Tú— respondió Frank sin dudar— ¿Sabes que puedes decirme lo que te sucede?

—No me sucede nada, Frankie— dijo Gerard  calmando su respiración poco a poco— Y-Yo no me siento bien... Esos estúpidos nerds...

—¿Te han dicho algo?

—¿Aparte de ser crueles y creer que soy un idiota?— preguntó Gerard irónico— No, nada.

Frank rodó los ojos, aún no lograba acostumbrarse a qué alguien más usara el sarcasmo con él.

—Sólo entiéndelos, literalmente somos la facultad a quien más burla hacen— dijo Frank— Además, no es común ver a alguien de artes llegar con tantos conocimientos.

Frank lo miro con una mirada sospechosa, intentando descubrir lo que Gerard tanto ocultaba, además de que tenía muchas preguntas sobre el medicamento que había analizado.