XIV

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Frank se dedicaba a observar cada pintura de esa maldita exposición, pues en su cabeza no paraba de repetirse una y otra vez lo que ayer en la noche había estudiado.

Pero por más que llegara a observar y a repasar cada maldita hoja de esa libro, nada tenía lógica para él.

—¿Te gusta alguna pintura?— preguntó Gerard—.

Frank se sobresaltó ligeramente por eso, pues no habían hablado tanto desde aquella plática de chistes, en la que solamente Frank terminó muerto de risa.

—Uhm... Creo que...— Frank suspiró levemente, volteando a su alrededor— Me gusta esa de allá.

—¿En serio?— preguntó Gerard un poco sorprendido— ¿Por qué?

—Se ve muy... Oscura— respondió Frank—.

—¿En serio?— preguntó Gerard— ¿Una obra impresionista se te hace oscura?

—Uhm, ¿Si?— dijo Frank con tono dudoso—.

Gerard rio levemente mientras negaba con la cabeza, lo que hizo que Frank frunciera el ceño con enojo.

—No te rías— dijo Frank—.

—¿Por qué no?— preguntó Gerard aún riendo— Tú siempre lo haces conmigo, creo que es mi momento de disfrutar.

—¿Me vas a explicar o no?

—¿Para que explicarte?— preguntó Gerard— Si has leído todo un libro completo de arte, ¿O no?

—¿¡Bob te dijo!?— preguntó Frank espantado— Ese traidor...

—Si bueno, tal vez te vigilo un poco— dijo Gerard— Sólo sé que pediste el libro en la biblioteca y no lo devolviste.

—Eso no es vigilar, eso es acosar, lo que hace que estés violando mi derecho número...

—Hey, aquí no cerebrito— dijo Gerard rodando los ojos— Es un museo de arte, y se más que tú en este momento, así que, mi territorio, mis reglas.

Frank rodó los ojos mientras asentía, pues aunque, no quería admitirlo en voz alta, Gerard tenía razón.

—Regla número uno, nada de palabras raras ni ataques que intenten ser ofensivos pero que yo no entiendo.

Frank asintió mientras volvía a rodar los ojos.

—Regla número dos, nada de física, biología, química o alguna otra ciencia— dijo Gerard— Este día sólo podrás hablar de arte.

—¿Incluye las Siete Bellas Artes?

—Si

—No conozco ninguna— dijo Frank suspirando y aceptando su destino de estar callado todo el día—.

—Y regla número tres, no vuelvas a decir una tontería como que: "el impresionismo es oscuro"— dijo Gerard— Si no sabes, no hables.

—Pero...

—¿Sabes que es el impresionismo?

—¿Sabes que es un isótopo?— contraatacó Frank—.

—Estas violando la segunda regla, que rebelde— comentó Gerard con una sonrisa ladina y guiñándole un ojo— Me gustan los chicos rebeldes.

Gerard caminó unas dos pinturas más, lejos de donde estaban, dejando a Frank ahí solo.

Frank observó la pintura una vez más, intentando encontrar alguna de las características del Impresionismo que llegó a leer, pero se dió cuenta, que su cerebro no servía para nada.

I.Q. [Frerard]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora