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—Coño e' su verga, nojoda. Tenía que ser mi desgraciada vida.

Era la décima vez que maldecía en voz baja en los últimos cinco minutos. Resulta que mi patrón bello no encontró mejor manera de "castigarme" por lo que había hecho, que incluirme ahora en su lista de jalabolas que usaba para mandar a hacer guevonadas. Y aquí estaba yo, haciendo la cola para pagar en Farmatodo.

Y como yo me había sentido culpable de verdad por ese abuso, me le aguevonié demasiado y no le supe decir que no.

—Aló, todavía estoy aquí, nojoda—respondí de mala gana la llamada de Yoongi.

—Bueno pues, busca manera de move' ese culo es lo que es.

—Mmm, si quieres te lo muevo, en lo que llegue, en tu cuarto.

—Sí serás marico e bolas. En fin, apúrate.

—Un coño, si quieres puedes venir a hacer tu malparia cola tú mismo, macolla de flojera.

—No sí, te faltó mamarracho, cabeza e' guevo. Llega rápido.

— ¿Tanto me quieres ver la cara? Yo sé que te encanto, mi amor.

—Chao.

Me reí después de trancar e inmediatamente llegó otra llamada pero esta vez de SeokJin, a mi pana le había chismeado el beta que fracata por mensajes de texto cuando venía en camino. El sin oficio me dijo que me iba a llamar porque los mensajes no eran suficientes para chalequearme como él quería.

—Qué.

Apenas pronuncié palabra y de una se escuchó su exagerada risa de pollo atorao.

—Ya pues, deja el excite.

Se siguió riendo más duro y decía vainas que solo entendía él. Me quité el teléfono del oído con la intención de esperar un tiempito para que se le pasara la piquiña de culo y le volví a hablar.

— ¿Listo?

—Sí.

— ¿Qué quieres?

—Reírme de ti, pues, qué más. Tas claro que papi Yoongi te tiene bien culo cogío.

—A pues. Deja la ladilla, becerro, mira que estoy bien ocupado como para aguantar la piña en el sobaco que tú eres.

—Naguará de marginal, déjame limpiarme el oído con agua oxigenada no me vayas a pegar una vaina, sucio.

—Ahí sí, cuidao, piazo e marico.

—PERO MIRA QUIÉN HABLA, VALE. TE TIENEN ES DE CACHIFA Y TÚ PASIVITO. Un día de estos Yoongi te va es a meter ese-

Corté la llamada por inercia cuando me tocaron el hombro. Guardé el aparato rápidamente y me volteé medio cagao y medio alerta, mosca con una vaina no me vayan a escoñetar por aguevoniao.

Me fijé antes de la cola, no me vayan a estar es reclamando por descuidarme, pero seguíamos sin avanzar. Había sido una caraja la que me había llamado, tenía cara de asustada también cuando casi kike me cuadré pa cualquier cosa. Estaba medio bonitica, pero ahorita no podía estar buscando culos.

—Dime.

—Hola, disculpa, ¿nos conocemos de algún lado, chico?

Cambié mi expresión a una confundida y traté de echar cabeza a ver si me acordaba de su cara de algún lado. Pero nada, y fiándome de mi buena memoria, para nada la conocía de antes.

—Estoy casi seguro de que no.

Bajó la mirada y después de responder con un «Ok» desganado, se fue.

—Marico.—Escuché que susurraron de algún lado, y cuando me volteé para buscar al falta de respeto me encontré fue con Yoongi.

Esta vaina no me la esperaba.

De una se me iluminó la cara y juraito que de seguro tenía una sonrisita bien pajúa adornándola.

— ¿Y entonces? ¿Cuál es la guachafita de tenerme aquí pagando plantón?—me quejé cuando se terminó de acercar.

—Un año esperando y tú aquí todavía manguereando. No me quedó más que venir a ponerte las pilas. Ah y por cierto, qué tan marico tienes que ser tú para negarle algo a esa belleza, ¿eres guevón? Porque si no la quieres tú me la cuadro yo, tú me dirás.

— ¿Cómo? No entendí.

—Naguevonada, 'tas es pegao en el aparato. Avíspate. Te estoy diciendo que aquella jeva quería era tu número o una vaina así.

— ¿Y?

—Y tú aquí tragando mosca.

Me reí por la indignación con la que me estaba reclamando, como que el mal se lo hice a él por no haberme dado la gana de corresponderle a aquella bicha.

—Pero si yo ya soy de alguien, no me furula montar cacho así.

Su expresión de impactado se incrementó después de lo que dije.

— ¿Y de quién eres, pues, sometio er coño?

Me le acerqué al oído para después decirle: —Tú sabes.

Al principio de inmediato amagó para retirarse, pero me activé y le pase el brazo por la cintura para acercarlo más.

— ¿Qué gue-

—Shht. Disimula antes de que vuelva a venir.

Le metí el embuste y supe que se comió el cuento cuando se quedó quieto. Ahí estábamos montanto el show de los marisquitos enamoraos, algunas chamitas a lo lejos se partían de ver a una pareja así, mientras que los mayores cerca de nosotros cuchicheaban burlas e insultos. Pero yo era antiparabólico a eso mientras tuviera a mi jevito que frinchi solito pa mí. Sumiso y quietico como debía de ser, a guevo.

Me arrancó el corazón ↠ jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora