Final

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Estaba terminando de organizar perfectamente el montón de paja y hojas, acabando por dejar el patio limpio, dando por finalizada mi labor. No había ni un solo disparejo, ni una sola falla, ni una hoja mal ubicada, todo el patio color verde brillante bajo el sol se veía de lo más pulcro, como a Yoongi le gusta.

Finalmente era un trabajo que creía digno hasta de una felicitación. Y por primera vez no iba a oír un regaño al terminar mi turno.

Una vez satisfecho, fui hacia adentro de la casa gigante de Min. Siempre me gustó esa casa, es merecida de un rico de cuna como lo era Yoongi, y me dolía irme así. Pero evidentemente no me podía quedar. Al menos iba a irme dejando atrás el patio perfecto que siempre quiso.

Entré a la solitaria vivienda —este es un afortunado de tener senda casa sola para él—, en busca de su dueño. Ya tenía listo junto con mis pertenencias todo el dinero que iba a llevarme, esto me alcanzaba para media vida y me quedaba vuelto.

Algo me tenía que llevar de Min Yoongi, iba a llevármelo todo.

—Te ves pálido, como siempre, así me gustas...

Pasé mis dedos por su piel suave, siempre se le veía una piel perfecta y nunca se la había podido tocar hasta ahora. Cargué su cuerpo delgado e inerte para llevarlo afuera, nunca agarraba sol tampoco, le hacía falta. Y le iba a hacer bien un poquito de calor por lo menos. Tenía los labios morados y el cabello sin vida, como él.

Puse su cuerpo encima de la cama improvisada que había hecho con el montón de paja recién cortada. Me dediqué a observarlo por última vez, tomando su helada mano entre las mías. Hasta lástima me daba verlo así.

—Yoongi, mi amor... ahora viste qué se le hace a los perros como tú. Yo que pensé que te podía convencer para que aceptaras estar conmigo, estaríamos felices ahora. Si no hubieses cometido semejante gafedad—susurré.

Me acordé de lo que pasó, otra vez. Y otra vez me invadió la rabia por el mamaguevo enfrente de mí. Pero bueno, ahora ya no iba a poder cagarlas nunca más.

Agarré una de las herramientas a mi lado que fuera lo suficientemente filosa. La llevé a su pecho y la enterré con fuerza necesaria para atravesar todas las capas de su piel, ignorando la sangre casi inexistente que salía de la brutal herida, hacía suficiente tiempo que dejó de respirar como para asegurarme de que no habría ningún derrame. Solté el objeto y me incliné para verlo ahí, sin moverse, incoloro, tan pequeño como lo imaginé. Metí mi mano enfundada en un guante grueso en la pequeña cavidad, envolví su corazón y lo halé para sacarlo, mientras con la otra cortaba venas y arterias.

—Así se siente, Yoongi...—indiqué con coraje y despecho—. Así se sintió el dolor que me diste ¿ves?

Reprimí las lágrimas de ira, las contuve. Finalmente arranqué el órgano sin vida de su cadáver y lo puse en una de las bolsas dentro del saco que iba a irse conmigo. Tomé la lata que estaba ahí cerca y me levanté mientras esparcía el líquido sobre Yoongi y el pajal debajo de él. Una vez todo estuvo bien impregnado en gasolina, dejé caer el fósforo que había encendido para verlo arder de una vez por todas.

Me alejé para presenciar la escena por unos segundos y después me fui. Busqué los bolsos con toda la plata en efectivo que había sacado de su casa y me largué después de dejar la puerta bien cerrada igual que la reja de la entrada. En el camino ya hacía de cuenta que no había pasado absolutamente nada, y que si preguntaban qué había pasado conmigo y Min Yoongi, la respuesta era que él me arrancó el corazón, y yo le hice el mismo favor. Me dejó despechado, y que por eso lo terminé jodiendo también.

Fin.




pienso que una aclaración del final cagaría todo, así que nada más recuerdo que solo fui quien redactó y fue para el gusto de quien recibió el regalo. gracias por leer 

Me arrancó el corazón ↠ jimsu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora